'No es complicado'. Esas son las primeras palabras que usa Gaspar Pino Martínez para referirse al oficio que ha desempeñado desde el 2008 y del cual se ha alejado desde hace algunos meses debido a quebrantos de salud.
Es una milimétrica labor que realizaba con cautela. Un trabajo que ha sido vital para garantizar el bienestar de los habitantes de los municipios del sur del Atlántico, sin retribución económica.
Es por eso que el núcleo familiar de Gaspar se encarga de desarrollar esa misma tarea: medir los niveles del río Magdalena a la altura de la estación San Pedrito, a la cual se trasladan a diario desde Santa Lucía, terruño en el cual residen desde hace varias décadas.
Gaspar no se inició por casualidad en este oficio. Sus ‘pininos’ fueron en su niñez en una pequeña estación propiedad de su tío. A ese lugar iba cada vez que podía y se maravillaba con la labor.
A medida que fue creciendo, Gaspar fue adquiriendo responsabilidades, por lo que tuvo que conseguir trabajo para el sustento de su familia; ahí fue donde comenzó a trabajar por días como celador en la estación San Pedrito.