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En lo corrido de este año, expertos y líderes gremiales del sector energético han advertido que el déficit de energía dejó de ser una señal de alerta para convertirse en una realidad. Aunque las condiciones climáticas de 2025 permitieron que los embalses alcanzaran niveles óptimos, no puede ignorarse que para 2027 podría regresar el fenómeno de El Niño, o incluso antes, dependiendo de la evolución de las condiciones climatológicas.

Este problema se agrava por el hecho de que la demanda crece más rápido que la capacidad instalada, lo que pondría en jaque al sistema eléctrico, advierten los expertos. Durante los últimos 25 años, la demanda aumentó 4.1 % anual frente a un incremento de solo 2.6 % en la capacidad de generación.

En términos relativos, la demanda avanzó un 36.59 % más que la infraestructura disponible. Según XM, —operador del mercado eléctrico—, el déficit de energía firme para el 2027 se proyecta que sea de 3.5 %. Adicionalmente, en los últimos cinco años, la entrada real de nuevos proyectos de generación no ha cumplido con las expectativas.

Y así lo afirmó Juan Carlos Morales, gerente del Centro Nacional de Despacho de XM: “Al revisar las cifras de 2025, se observa que no ha entrado más del 10 % de los proyectos que, al menos, ya contaban con garantía de conexión”.

Además, dijo que, en infraestructura de transmisión, el panorama tampoco es alentador. En el Sistema de Transmisión Nacional (STM) y el Sistema de Transmisión Regional (STR) hay proyectos con retrasos superiores a 13 años.

Además, en el Sistema de Distribución de Energía se registran demoras de hasta 11 años. Es decir, hay evidentes retrasos en proyectos para mejorar o ampliar las redes de distribución como postes, líneas, transformadores y subestaciones locales.

Morales explicó que hoy el sistema enfrenta desviaciones de demanda cercanas al 10 % y variaciones en la generación solar de entre 600 y 700 megavatios, una combinación que obliga a repensar la regulación para manejar mejor la incertidumbre operativa del Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Simulaciones de XM indican que, con mayor penetración de energía solar, podrían presentarse vertimientos por encima de 5 gigavatios, energía que no se aprovecha por falta de transporte o flexibilidad. Agregó que ese volumen podría gestionarse con almacenamiento mediante baterías que aporten estabilidad y eviten pérdidas.

“Esa energía se puede gestionar mejor con almacenamiento”, explicó el directivo, al respaldar la necesidad de baterías para apoyar la estabilidad, evitar vertimientos y mejorar la suficiencia del sistema.

Precisamente, recientemente el Gobierno nacional anunció esta regulación que deberá ser analizada por los agentes del sector para lograr una implementación exitosa.

Las proyecciones apuntan a que para 2026 la curva de demanda se cruce con la capacidad hidráulica disponible y hacia 2033 se cruce también con la suma de la capacidad térmica e hidráulica, lo que evidencia una pérdida progresiva del margen de seguridad.

Espejismo de los embalses

Para Manuel Maiguashca, vicepresidente de Cerrito Capital, pese a que este año Colombia ha vivido un año favorable de lluvias y embalses altos, se trata de una falsa tranquilidad.

Advirtió que la capacidad de los embalses es prácticamente la misma de hace décadas, mientras la demanda se ha multiplicado. “Un verano que antes duraba 90 días, ahora dura 60. El embalse sigue igual, pero la demanda es implacable”.

Puso como ejemplo que si mañana un data center de escala global quisiera instalarse en Bogotá, no habría energía firme para atenderlo. Eso, en la práctica, ya constituye un racionamiento encubierto porque sería una demanda potencial que no puede ser atendida.

Maiguashca fue enfático en afirmar que si el país entra en un periodo de verano intenso, “quemaremos lo que haya: gas, diésel, carbón. Se nos olvida el discurso climático cuando falta energía”.

También ha sido crítico que se satanice el carbón, o en sus palabras, que se haya “desahuciado”. “Un recurso abundante, cercano a los centros de consumo y competitivo en precio. Colombia va a necesitarlo tarde o temprano. Estamos muy apretados en energía firme”, insistió.

Para el directivo de Cerrito Capital, el sector enfrenta otro cuello de botella y es la tramitología, que retrasa aún más la entrada en operación de los proyectos. “El mundo físico de las obras lo resuelven ingenieros. El mundo metafísico, el de los trámites, la sociología, la psicología, se lleva el 75 % del tiempo”, señaló.

Puso de presente los retrasos en los proyectos de La Guajira, que son, a su juicio, uno de los ejemplos más dolorosos. “Unos de los mejores vientos del mundo, imposibles de aprovechar por falta de avances institucionales”.

En cuanto al déficit de gas, recordó que es un problema anunciado desde 2012. Por esta razón, calificó como absurdo que el país trate el problema del gas como una sorpresa. “Desde 2012 sabemos que íbamos a llegar aquí”, añadió.

Aunque hoy el Gobierno acelera medidas regulatorias, “es difícil que un decreto pueda más que la física: Colombia tiene un déficit real de molécula, no de regulación”, sentenció.

Sube la importación de gas

En esa misma línea, Flover Rodríguez, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos de la Energía (ACGGP), explicó que las reservas de petróleo y gas vienen disminuyendo, aunque la velocidad de esa caída se ha reducido. Aun así, señaló, la tendencia sigue siendo descendente, lo que implica un reto serio para Colombia. “Necesitamos estrategias claras para revertir esa disminución y lograr que los recursos se materialicen”, afirmó.

Rodríguez advirtió que el país está aumentando rápidamente su dependencia del gas importado; en 2024, cerraron en 18,5 %, en 2025 podrían alcanzar el 20 % y ya para el 2026, algunos analistas proyectan que podrían llegar al 30 %.

“Esto no solo encarece la factura para los hogares, sino que golpea a industrias clave: termoeléctricas, petroquímica, refinerías, fabricación de fertilizantes, panificadoras, lácteas y procesadoras de granos”, explicó.

Esta situación es preocupante si se tiene en cuenta que esto afecta a las térmicas, que son un importante respaldo del sistema eléctrico. “Avanzar en renovables es positivo”, dijo, pero advirtió que hoy no se ofrece la confiabilidad que brindan las plantas térmicas. “Por eso son un eslabón crítico en la seguridad energética”, afirmó.

Advirtió, además, que se necesitan más contratos de exploración, porque sin nuevos descubrimientos no es posible garantizar autosuficiencia. “Hoy estamos agregando reservas únicamente mejorando la producción de campos existentes, no por nuevos hallazgos”, señaló.

El llamado del geólogo es que el próximo Gobierno garantice la seguridad para la exploración con señales claras a los inversionistas, además de reconocer que la matriz energética primaria aún depende en un 80 % de petróleo, gas y carbón.

El próximo Gobierno

Ante este panorama del sector energético, EL HERALDO consultó a Tomás González, exministro de Minas y Energía y actual director del Centro Regional de Estudios de Energía (CREE), sobre cuáles deberían ser las líneas de acción del próximo gobierno, con miras a las elecciones del año entrante.

En ese sentido, aseguró que el próximo Gobierno tiene que asumir una verdad ineludible: sin inversión privada no habrá energía suficiente para Colombia: “Y esa inversión no llega con discursos, llega con reglas claras y con instituciones que funcionen”.

Para el exministro, eso implica tres cosas muy concretas. La primera de ellas es garantizar la recuperación de costos eficientes, es decir, que los inversionistas tengan la certeza de que podrán recuperar, vía tarifas bien reguladas. “Sin esa confianza, no habrá redes, no habrá generación y no habrá transición energética”.

Otro punto que deberá tener en cuenta el próximo Gobierno es resolver los cuellos de botella del Estado; según González, no puede seguir un modelo donde un proyecto tarda años en trámites y licencias. Advirtió que licenciar a tiempo no es “flexibilizar requisitos”, sino cumplirlos con rigor y en los plazos que la ley establece.

Por último, acompañar la relación con las comunidades: “Hoy los proyectos están muy solos frente a conflictos territoriales y de seguridad que ningún privado puede resolver. El Estado debe ser un socio en el territorio de la entrada oportuna de los proyectos”.

Por último, sostuvo que, aunque la campaña sigue atrapada en la mecánica electoral, no en las propuestas difíciles que exige el sector energético.

Expertos piden que seguridad energética este en la agenda electoral

Para el exministro Tomás González, quien aspire al gobierno debe tener un plan creíble para acelerar la entrada de proyectos. “No más anuncios vacíos, sino acciones concretas para destrabar licencias, consultas, servidumbres y trámites que hoy frenan la infraestructura”.

Además, una estrategia sólida para atraer inversión y fomentar la competencia, basada en estabilidad regulatoria, seguridad jurídica e instituciones confiables y una solución inmediata a la bomba financiera que amenaza a los comercializadores, cuyas deudas, resaltó, superan los $6 billones y comprometen su liquidez y la continuidad del servicio.

“Un candidato que ignore alguno de estos tres puntos no está hablando de energía: está ofreciendo promesas vacías”, mencionó.

Por su parte, Flover Rodríguez, director ejecutivo de la ACGGP, planteó varias líneas de acción desde el sector minero.

En primer lugar, impulsar una transición progresiva.

Además, mantener coherencia fiscal: “No se puede desmontar la principal fuente de ingresos del país sin tener una alternativa real que la reemplace”.

En tercer lugar, fortalecer la institucionalidad minera, energética y ambiental, incluyendo autoridades regionales.

Y cerró diciendo que se debe garantizar justicia territorial y social, sin procesos que tarden años, porque “Colombia no puede esperar una década para recuperar la autosuficiencia en gas o fortalecer la de petróleo”.