Los escritores de la antigua Soledad insisten en venerar una tumba sin huesos. Donde debían descansar los restos de un poeta, a quien pocos recuerdan, ahora se dice que no hay nada. Familiares y amigos aseguran que simplemente 'desaparecieron' de su bóveda, una de las primeras del Cementerio Central Municipal.
Al prosista José Miguel Orozco Solano se le debe la autoría del himno de Soledad, aquel que evoca las aves de acero que cruzan los mares, que recuerda el hogar de paso de El Libertador Simón Bolívar cuando estuvo cerca de morir y que enaltece un municipio 'con signo de vuelo y nombre gentil'.
'¿Pero cómo vamos a hacer recitales en una tumba donde no hay nada? ¿A qué se le hace homenaje? No le veo ningún sentido', cuestiona el único nieto del difunto, César Orozco.
Hace 41 años que murió el poeta, pero apenas hace dos descubrieron sus familiares que 'algo extraño ocurría en su tumba'. Denuncian que fue profanada, cuentan que alguien decidió destaparla y extraer sus restos. Se preguntan por qué.
El misterio
William Barros, director del Centro Literario Gabriel Escorcia Gravini, que reúne a un grupo de 20 poetas de experiencia en Soledad, cuenta que los interrogantes comenzaron a replicarse en el municipio luego de notar el abandono en la tumba del poeta. La recuerda sucia, descuidada y en obra gris.
'Parecía que fuese la tumba de nadie, de cualquier persona. Eso daba mucha tristeza, él fue un hombre muy importante para las letras', dice Barros.
Ante ese aspecto, los admiradores de la prosa de Orozco emprendieron una iniciativa para que la Alcaldía honrara con un mausoleo la bóveda donde supuestamente reposaban sus restos. La sorpresa fue cuando descubrieron que la tumba ya tenía otro dueño.
'Resulta que alguien había comprado esa tumba y nos muestra los documentos que evidencian que ese inmueble es de su propiedad. Es una bóveda completa que compra sin ningún resto de mi abuelo, obviamente. Estaba vacía', cuenta César Orozco.
El nuevo dueño es Darío Zárache, un hombre desconocido para Orozco, por lo que este último, impresionado por las revelaciones, decidió investigar por su propia cuenta.
Según la hipótesis de Orozco, quien dice que buscó respuestas en la administración del cementerio y en los sepultureros, 'la tumba de mi abuelo fue profanada'.
'Pero no fue culpa de este señor Darío, que compra la bóveda de buena fe y tiene sus documentos en regla. Descubrimos que en la bitácora del cementerio habían borrado con liquidpaper el nombre de mi abuelo, para venderle a otro, y cambiar la propiedad', asegura Orozco.
Según sus averiguaciones, se trató de una profanación en pro de un negocio. Más tarde reafirmó sus ideas cuando un trabajador del cementerio le confesó que esa tumba sí había sido destapada y que había huesos, pero luego 'no saben qué pasó con ellos'.
'Dimos con un hombre, Alexander Vargas, quien era el administrador y que tenía varias denuncias por profanación. Sabemos que él fue quien vendió la tumba y además descubrimos que está vinculado a casos parecidos. Se aprovechaba de tumbas descuidadas para botar los restos y ganar plata', afirma el nieto, de 43 años.
Mientras esas revelaciones salían a flote, en 2016, los poetas soledeños lograban que el alcalde Joao Herrera construyera un mausoleo a una tumba 'sin huesos'. La nueva placa se instaló el 13 de abril de ese año, en medio de las investigaciones del nieto. En letras blancas se lee 'gloria a ti, Soledad, porque has dado dignos hijos, muy dignos de ti'.
EL HERALDO se trasladó hasta el cementerio, pero la nueva administración negó conocer la situación y aseguran que 'solo han sido rumores'.
Ahora los poetas quieren fiesta y rendir tributo, pero Orozco se opone rotundamente. Confiesa que vivir en el exterior y visitar poco Colombia ha sido un 'gran obstáculo' para dar con la verdad de este caso y para limpiar la tumba del último felibre soledeño. Después de dos años, la placa se conserva en buen estado, el nuevo propietario ha utilizado dos de las cuatro tumbas de la bóveda, pero el interrogante continúa abierto para el único nieto: ¿qué pasó con los huesos del poeta?
El poeta
José Miguel Orozco es descrito en viejos textos del historiador Alfredo De la Espriella como un gran señor, sencillo y afable, 'estampa caballerosa de una época que reflejaba en sus cultas advertencias el preciado don de su reserva espiritual'. Nació en Villa Soledad el 7 de enero de 1895 y murió el 4 de octubre de 1976, a los 81 años. Fue un gran amigo del reconocido poeta Gabriel Escorcia Gravini, autor de ‘La Miseria Humana’, trabajó en la tipografía Bolivia, fue pionero en el arte de Gutenberg y ganó el segundo lugar en el concurso Himno Premiado, que se disputó con Amira de la Rosa, en 1942, al componer el himno de Soledad, cuya música es del maestro Pacho Galán.


