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El actor Orlando Liñán en una de las escenas de la novela sobre la historia del cantante Diomedez Díaz. Cortesía
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A pesar de controversia, Diomedes triunfa en la TV

La telenovela que cuenta la vida del Cacique de La Junta lidera la sintonía en el país. Algunos critican el trato superficial a sus defectos.

A un año de  su muerte, el carisma, la música y los excesos del cantautor vallenato Diomedes Díaz siguen entusiasmando a muchos colombianos que siguen con interés la telenovela sobre su vida y que, con pocas semanas al aire, se ha convertido en el fenómeno televisivo de la temporada.

Producida por el canal RCN, Diomedes, El Cacique de la Junta, es una producción de 120 capítulos emitidos en televisión nacional y horario de máxima audiencia, que recorre la trayectoria vital de Díaz desde que era un niño pobre y cantaba por los pueblos del Caribe colombiano en pos de unas monedas, hasta su madurez, cuando se convirtió en un ídolo de masas, una especie de profeta en su tierra que vendió más discos que cualquier otro cantante nacional: unas 20 millones de copias.

“A partir de las nueve de la noche las calles quedan vacías”, dice Alberto Muñoz en referencia a Valledupar, donde dirige la Casa de la Cultura. “Es como si jugara la selección”.
Pero el éxito de la serie, que lidera la audiencia de lunes a viernes, no ha estado exento de críticas pues para muchos supone el endiosamiento de un artista con demasiados aspectos turbios que incluyen el asesinato de una de sus seguidoras, Doris Adriana Niño, y la relación con grupos paramilitares que le dieron refugio cuando huía de la justicia por el crimen.

“Las novelas colombianas buscan temas controvertidos porque dan buenas audiencias pero tratan con superficialidad los problemas”, dijo a The Associated Press el sociólogo de la Universidad Nacional, Alexander Castro. “En el caso de Diomedes se hace referencia a la violencia o la drogadicción pero sin ninguna profundidad ni reflexión, porque además el horario no lo permitiría”.

Muerto de un infarto a los 56 años en diciembre de 2013, Díaz ganó un premio Grammy y 23 discos de platino en 37 años de carrera. También fue protagonista de conciertos surrealistas a los que acudía tarde, borracho y drogado, por lo que se hizo acreedor del mote ‘No vienes Díaz’, así como de conocidas infidelidades que los suyos le perdonaron desde el mismo día de su muerte.

Pocos días después de su deceso, decenas de miles de personas se echaron a las calles de Valledupar para acompañar la camioneta gris que trasladó su cuerpo a la tumba. Luego le levantaron una estatura dorada de siete metros de altura en esa ciudad, epicentro de la cultura vallenata y sede del festival más grande del género musical, creado y fundado por Gabriel García Márquez y legendarios compositores hace más de 40 años.

Ni siquiera sus biógrafos se ponen de acuerdo pero calculan que tuvo 11 compañeras sentimentales con las que procreó entre 24 y 28 hijos.

Cuando estaba en la cima de su carrera, pasó 44 meses en la cárcel condenado por la muerte de Niño, que falleció en 1997 asfixiada después de una turbia noche de juerga en la que no faltó el sexo, la violencia y la cocaína. Todo en exceso. El cadáver de la joven, de 22 años, apareció en una carretera donde la arrojaron los guardaespaldas del cantante, según la sentencia.

Hasta su detención, seis meses después del crimen, vivió protegido entre paramilitares al occidente del país. En ese tiempo la admiración popular era tal que, a pesar de que tenía una orden de captura en su contra, “llegó a dar un concierto y los policías encargados de su detención en lugar de apresarlo se pusieron bailar con él”, dijo a la AP el cronista Alberto Salcedo Ramos, autor del perfil titulado La eterna parranda de Diomedes.

Para Salcedo Ramos, el éxito de la serie se debe a que el cantante representa una forma de ‘colombianidad’. “Diomedes en su eterna parranda no estaba solo, lo acompañaba toda esa gente que crea héroes que luego los destruye. Igual que Argentina tienen a Maradona en Colombia tenemos a Diomedes”, dijo.

Para lograr el acento costeño y darle naturalidad a la producción, el director utilizó actores no profesionales del departamento del Atlántico como el también cantante de vallenato Orlando Liñán, quien hace de Diomedes.

“Es un papel difícil. Un día hay que escenificar al ídolo de masas que genera amores pasionales y al otro interpretar sus grande borracheras de cuando era joven”, dijo el actor a la AP.

Pero más allá de la polémica, la telenovela ha rescatado la personalidad de un hombre con el que muchos colombianos pobres y de clase media se identifican. “Es un ejemplo de superación que pasó de campesino a estrella de la música”, dice el protagonista al recordar los orígenes humildes de quien, para muchos, es un exponente de la poesía popular. ap

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