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Leila Guerriero se ha pasado su vida encantando e incomodando por igual mientras dibuja personas. No es una pintora naturalista, ni la influencian Boticelli y sus formas Renacentistas. Es una argentina de melena crespa que aprendió a delinear cuerpos y figuras gente a un teclado. Con las letras. Ella, maestra de la Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano, organizador del Festival Gabriel García Márquez, dictó en la mañana de hoy un taller sobre elaboración a 60 periodistas inscritos por convocatoria -provenientes de diversos países latinos- y otra veintena más que asistió como oyente.

La primera parte de un perfil es el reporteo. La segunda, 'y la más difícil, es la selección de la información', explicó la Argentina, quien anotó que 'lo único que no se puede permitir un periodista es una mirada cándida' sobre la persona de la cual se escribe. Para evitar esto, lo mejor es guardar cierta invisibilidad, casi que el entrevistado 'no es percate de nuestra presencia' para que actúe con total franqueza y sin censurarse.

Guerriero afirmó que sólo cabe volcarse a la tarea de hacer un perfil cuando hay ambición. 'Si no se tiene la omnipotencia de hacer un texto como nunca se ha hecho, mejor no lo hago', precisamente porque la idea del perfil es 'llenar los vacíos informativos que dejaron las otras entrevistas que confirman prejuicios', como esas en las que las víctimas siempre son buenas, entre algunos otros clichés.