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Llegar a la puerta de su casa revela gran parte de su personalidad, los colores intensos y vivaces hacen un recorrido armónico por la nostalgia de la Barranquilla tradicional, aquella que con ineludible sabor exclama su identidad.

Carnaval todo el año

'El Carnaval siempre ha sido parte de mi vida, sus colores, sus bailes y expresiones me encantan, por eso siempre está presente en mi casa a través de las máscaras y los afiches de las reinas'.

Aunque su sazón es inigualable, y hay quienes dicen que es de las mejores de la ciudad, lo cierto es que este ha sido un don adquirido en el camino de la vida.

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'Cuando me casé era muy joven y no sabía cocinar, entonces tenía en casa quien me ayudara con eso, eran dos mujeres muy amables, una cartagenera y otra chocoana, de las cuales aprendí todos sus trucos'.

Pasado el tiempo y ya con hijos, su esposo comienza a tener problemas económicos, y ella que ya había aprendido a cocinar comenzó a hacerlo para ofrecer comida al público. Al principio era por encargo, almuerzos corrientes durante la semana y los festivos pasteles o hallacas.

Lo que más destaca de sus inicios es lo familiar que se convirtió todo el proceso, ya que tanto Antonio como Orlando, sus hijos, aprendieron a picar, servir y empacar, según fuera el caso.

Una vida en Boston

Todo esto inició en la calle 65 con carrera 41, luego ya mucho más estructurada y desafiando a su esposo que no estaba del todo de acuerdo, se muda a la carrera 45 con calle 60, lugar en el que aún queda el restaurante en Boston.

'En el 85 me atreví. Mi esposo no quería, pero la gente lo pedía y monté el restaurante. Y desde entonces he permanecido, mi cocina es un encuentro con el amor y la tradición, eso es lo que nos ha hecho permanecer en el tiempo'.

A prueba de todo

Desde entonces han sido casi cuatro décadas de éxitos, aunque confiesa que el camino no ha sido para nada fácil. Aprender a delegar responsabilidades, perder a su esposo, sobrevivir al cáncer y luego a la pandemia, son algunas de las pruebas que con virtud Doris ha superado.

'Yo creo que para nadie la vida es fácil, y a mi me ha tocado llenarme de fuerza, al final mi esposo se convirtió en un gran apoyo para el restaurante y haberlo perdido y luego enfrentarme al cáncer sin él fue difícil'.

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En 2018 fue diagnosticada con cáncer de pulmón el cual fue detectado a tiempo, y extraído sin mayores complicaciones. Lo anterior, no ha sido impedimento para continuar al frente de su cocina.

'En pandemia creí se acababa, pero Dios estuvo ahí. Yo soy feliz en la cocina, un domingo pelando una caja de aguacate. Entendí que solo nací para servir y me encanta hacerlo'.

Platos infaltables en su mesa

El menú en su restaurante no es muy amplio. La carta incluye distintos tipos de proteínas y acompañantes; sin embargo, lo que Doris dice que nunca le puede faltar al abrir las puertas de su casa son: la lengua en salsa, la carne en posta y el pollo con champiñones.

Estos tres, acompañados con arroz de fideo o con coco, ensalada de aguacate, tajadas y jugo de corozo o agua de panela.

En 2022 la Asamblea del Atlántico le otorgó la Orden de Barlovento a esta mujer por su aporte a la gastronomía.