En el popular barrio Veinte de Julio de Barranquilla, donde las calles respiran historia, cultura y el empuje de sus habitantes, nació y creció Keyller De la Hoz Rúa, un joven actor que hoy es el fiel reflejo de las cosas buenas que ocurren cuando se fusiona el talento y la perseverancia.
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Con solo 25 años de edad, Keyller ha logrado lo que muchos jóvenes persiguen a toda costa: conquistar el mundo de la televisión nacional e internacional, llevando siempre consigo el orgullo de sus raíces humildes.
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Pese a crecer en un entorno complejo, le apostó a su sueño de ser actor. En 2016 estudió Artes Escénicas en la Escuela Distrital de Arte (EDA) y posteriormente Arte Dramático en la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico.
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“Desde que estaba en el colegio (IED Germán Vargas Lleras) tuve un acercamiento a las artes, era muy inquieto, imitaba a cantantes, futbolistas y profesores, hice hasta de Jesucristo, y eso que en ese momento estaba rapado. Me gradué con la idea de ser ingeniero industrial para complacer a mi familia, pero ellos respaldaron mi sueño de ser artista”, le dijo el joven a EL HERALDO.
Además enfatizó sobre el orgullo que siente por sus orígenes y afirmó que pese a haberse radicado hace tres años en Bogotá por temas laborales, lleva consigo el espíritu de su barrio natal.
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“Yo vengo del barrio Veinte de Julio, es algo que siempre digo, ‘ese que queda por la Circunvalar con la Cordialidad’. El Veinte de Julio es más que un lugar, es parte de quien soy. Me llevé el barrio en la maleta rumbo a Bogotá, y eso me ha mantenido con los pies en la tierra y el corazón lleno de gratitud”, expresó el entusiasta joven.
El carismático moreno cuenta que el arte logró mantenerlo a raya de las cosas malas que se vivían en el barrio. “Yo salía a las seis de la mañana y volvía a las diez de la noche. El barrio era peligroso y empezaron a ocurrir un montón de cosas que necesariamente me fueron distanciando de algunos amigos, pero aclaro que en el barrio todos fueron mis aliados y siempre he sentido su respaldo para cumplir mis sueños”.
Un recorrido exitoso
Keyller debutó en el canal regional Telecaribe como protagonista de la miniserie Mano Dura, una producción en la que debió empuñar las manos para representar al boxeador Adal ‘Manodura’ Valdés. Su actuación en esta producción no solo le valió el reconocimiento local, sino que también abrió las puertas para oportunidades en canales de mayor alcance.
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Pronto, Keyller se trasladó a Bogotá, una decisión que marcó un antes y un después en su carrera. En la capital trabajó con Caracol Televisión, uno de los gigantes de la televisión nacional, y su talento no pasó desapercibido. Ha participado en las series Devuélveme la vida, María la caprichosa y Escupiré sobre tu tumba, esta última rodada en La Arenosa.
De esta manera, ha demostrado su versatilidad y capacidad para encarnar distintos personajes con una autenticidad que cautiva.
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“Inicié participando en cinco capítulos, pero luego me han dado la oportunidad de participar en todos, he ido creciendo, no niego que hubo días en que el trabajo escaseó, pero gracias a Dios han llegado buenas producciones”.
Mirando hacia el futuro
A pesar de su éxito, Keyller sigue siendo el mismo joven humilde que salió del barrio Veinte de Julio. Su historia es un fiel testimonio de que, con determinación y esfuerzo, los sueños se alcanzan.
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“Quiero seguir creciendo como actor, aprender y dar lo mejor de mí en cada proyecto. Pero, sobre todo, quiero inspirar a otros jóvenes de mi barrio a que persigan sus sueños, sin importar cuán grandes parezcan”.
En este 20 de julio, Día de la Independencia de Colombia, EL HERALDO celebra no solo la libertad de nuestro país, sino también el talento y la perseverancia de jóvenes como Keyller De la Hoz, que nos recuerdan que las estrellas nacen en cualquier rincón de este territorio.
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“Yo creo que no hay cosa más popular que un barrio tenga nombre de fecha patria, Veinte de Julio, eso de verdad me llena doblemente de orgullo porque me ancla a mis raíces. Cuando visito el barrio los vecinos me saludan y me reconocen de una u otra forma lo que se ha logrado, estar ahí en mi casa con mi familia, escuchar música y tomar sopa de guandú, es una recarga impresionante, artística y a nivel personal”.
