“Estoy tranquila y preparada para irme”, le dijo Gloria Espinosa a EL HERALDO el pasado 3 de julio, cuando le abrió las puertas de su apartamento a esta casa editorial para narrar el que sería uno de sus últimos testimonios en vida.
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Este viernes 6 de septiembre hacia las 5:00 p. m., el tiempo finalmente se detuvo para esta barranquillera tras librar una batalla que había comenzado 12 años atrás, cuando fue diagnosticada con liposarcoma mixoide, un tipo de cáncer que ataca las células que almacenan grasa en el cuerpo.
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La enfermedad la empujó a una lucha incesante entre quirófanos, quimioterapias y radioterapias. Sin embargo, ni el dolor, ni los efectos colaterales, ni las noticias devastadoras lograron apagar su esencia.
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Esa sonrisa tan auténtica y su forma genuina de tratar a las personas ya no se encontraban este domingo en su vivienda ubicada en el norte de la ciudad, cuando este medio volvió a tocar su puerta. Ya no era ella la que escuchaba el timbre, en esta ocasión fue su esposo Fabio Bedoya, quien nos recibió para relatar cómo fueron sus últimas horas.
Un descanso en paz
En medio del dolor de la pérdida, susurrando algunas palabras, Bedoya contó de qué manera vivió Gloria su última semana, donde estuvo bajo sedación profunda para evitarle el dolor insoportable que había marcado estos días.
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“Estuvo absolutamente dormida. El viernes, como a las cinco de la tarde, comenzó el proceso de terminación de la vida. Empezó a respirar cada vez más pausadamente, hasta que se fue, aquí en la casa como ella lo quería”.
Y así fue. Gloria había firmado un consentimiento anticipado para asegurar una muerte digna: “Aquí en la casa están las personas que quieres. Las personas que quieres que estén. El duelo lo haces tú solito. No estás en una clínica”, dijo en su momento a EL HERALDO.
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Su pronóstico no era alentador, pero eso no la detuvo al tomar una decisión que, en retrospectiva, parece haber sido escrita por su propia intuición: adelantó la celebración de su cumpleaños número 50 que sería el próximo 17 de octubre, una fecha que no alcanzaría a vivir.
Allí, estuvieron sus seres queridos en medio de una celebración en la que solo reinaba el amor y la que ella y sus amigas decidieron llamar ‘Las patronales 50 de Gloria’.
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El día de su fallecimiento, su esposo y sus dos hijos estuvieron a su lado en la habitación, junto con las enfermeras que la habían acompañado durante el proceso.
En la intimidad de ese espacio, sin palabras, se despidieron. “Ella no alcanzó a decirnos ninguna última palabra, porque la última semana estuvo bajo sedación, pero fue algo que ella misma pidió a su médica de paliativos. Tuvimos atenciones con una enfermera 24 horas aquí”, dijo Fabio con voz entrocortada.
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Con su mirada un poco perdida, Fabio recordó la última conversación que tuvieron una semana antes de que la sedación comenzara. Gloria, ya debilitada pero aún lúcida, le expresó unas conmovedoras palabras. “Lo último que me conmovió muchísimo fue que me dijo que yo había sido el primer amor de su vida y el último. Eso fue duro”.
Disfrutó algunos placeres
Durante el mes de Agosto, Gloria permaneció en casa, acompañada por su familia. Aunque su cuerpo ya mostraba señales del deterioro implacable de la enfermedad, aún conservaba el deseo de disfrutar pequeños placeres.
“Recuerdo que un día me dijo que tenía ganas de comer pescado, y me la llevé para un hotel a la orilla del mar. Otro día me pidió morcilla de Burgos, y la llevé a un restaurante español”.
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Cuando se le preguntó cómo la recordaría, Fabio respiró hondo. la pregunta lo llenó de emociones al tener que resignarse a no ver más a la persona que llevó al altar hace seis años. La memoria de ella está en todas partes. Aquí, en la casa, en mí, en todo. Fue una mujer espectacular”.
Finalmente, Gloria fue cremada y ahora Fabio está a la espera de sus cenizas. Mientras, este sábado, tal como ella lo pidió, tomó un vino con las amigas en el seno de su hogar.
Toda una mujer ejemplar
Esta administradora de empresas dejó a dos hijos, Nicolás y Juan Antonio. Ambos, estuvieron presentes en esa habitación donde el corazón de su madre dejó de latir, donde pudieron ver su rostro por última vez, pero en su memoria jamás se desvanecerán los recuerdos que compartieron junto a la mujer que los llevó en el vientre durante nueve meses.
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“Ella fue tan valiente y alegre. Sus últimos suspiros estuvieron con nostros. Estuvo tantos años luchando y siempre mantenía una sonrisa”. Y sí, Gloria Espinosa será recordada siempre por aquella valentía tan admirable, capaz de inspirar la vida de las personas que hoy miran el cielo para bendecir su nombre. (Q.E.P.D).
Amistades que trascienden el tiempo
En medio del dolor y la despedida, los amigos de Gloria Espinosa han encontrado consuelo en los recuerdos compartidos, las risas y los momentos que definieron aquella amistad. Una de sus amigas más cercanas Liliana Meza, quiso rendirle un homenaje, compartiendo unas sentidas palabras que reflejan el impacto que Gloria tuvo en su vida.
“Estoy segura de que nos encontraremos en la eternidad para seguir gozando de nuestra hermandad porque estamos unidas con lazos de amor que jamás se romperán. Gracias amiga hermosa por el privilegio de tener a un ser humano como tú a mi lado”.
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El chef Álex Quessep fue otro de sus amigos más queridos, quien recordó aquella fiesta en donde Gloria se ganó la admiración de miles de personas en redes sociales. “Fue una mujer alegre, templada, amorosa, jodida, atrevida, valiente, única, cómplice y controversial. Ese día se puso elegante, como una bella dama cuando le gusta coquetearle a la vida”.





















