¿Existe la dependencia tecnológica? Si lo primero que se hace en la mañana y lo último antes de dormir es revisar el celular, y en el transcurso de la jornada se ingresa más de 10 veces a redes sociales, probablemente es necesaria una desintoxicación digital.
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En la actualidad el desarrollo de la vida está lleno de pantallas, sea para uso laboral, domestico, de entretenimiento e incluso educativo, todos los espacios posibles han migrado o están migrando a la digitalización.
Accesibilidad a la información, simplificación de procesos, autogestión y hasta cierto punto la disminución del impacto medioambiental son algunos de los logros más significativos de la era tecnológica.
Sin embargo, todo no termina siendo positivo, ya que el consumo excesivo de dispositivos electrónicos y plataformas digitales puede deteriorar la salud.
El más común reconocido por la comunidad médica, es el desorden de adicción al internet, un trastorno caracterizado por abusar del ciberespacio, el cual puede afectar a cualquier persona sin importar su edad.
Como esta, existen muchísimas más consecuencias asociadas a los excesos digitales. Por ello se hace necesario considerar una desconexión tecnológica como una pausa balanceada.
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En entrevista con EL HERALDO, María Eugenia Sarmiento, Magíster en Psiconeuropsiquiatria, comentó que la saturación digital puede comprometer la salud.
'Estar conectado está de moda, entre más pantallas se usen es mejor, eso cree la gente, sin embargo, lo que se desconoce es que la saturación digital compromete riesgos importantes a la salud, muchos de ellos asociados al deterioro de la salud mental los cuales terminan evidenciándose también en la física'.
Sobre esto, Sarmiento mencionó algunas de las más frecuentes: 'Trastornos a partir de la recarga tecnológica hay un montón, depresión, ansiedad, estrés y dificultad para conciliar el sueño son los más comunes'.
Sin embargo, para la experta aunque estos trastornos ya representan un gran riesgo, lo más complicado es que estos suelen trasladarse a comportamientos agresivos y desinterés por las cosas importantes.
En lo que se refiere a poblaciones específicas, Sarmiento aseguró que, 'la dependencia del internet no es excluyente, afecta a cualquiera. En los niños se refleja en lo cognitivo, adolescentes y jóvenes pierden las habilidades sociales y en los adultos se presenta el aislamiento social'.
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'Se crea dependencia'
Sobre la necesidad de desconectarse, Brenda Gutiérrez, Psicóloga Clínica con enfoque Social dijo que, 'la desconexión digital sin duda es una necesidad recomendable. Aunque la tecnología claramente nos ayuda a mantener el contacto con quienes están lejos, la sobreestimulación puede derivar dependencia y hacernos perder nuestras habilidades sociales'.
Más allá de los factores de riesgos iniciales asociados a: episodios de depresión, ansiedad, dependencia, entre otros, la hiperconectividad también puede repercutir en la pérdida de habilidades sociales.
'Cuando existe una sobrexposición tecnológica en menores, especialmente los que están en las primeras etapas encontramos muy marcado una pérdida de las habilidades sociales, niños y adolescentes se concentran tanto en su mundo digital que olvidan que hay uno más allá de la pantalla y no aprenden a interactuar con los pares sino existe una pantalla de por medio'.
'Asimismo, factores como la concentración y el aislamiento espacial se convierten en un problema que toca incluso a los adultos, en ellos la atención se traslada exclusivamente a sus compromisos, laborales y de ocio, y se crea un factor de descuido en el hogar'.
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Contracorriente
Por otra parte, Bryan Ávila Caro, Sociólogo especialista en Desarrollo Social mencionó que la desintoxicación digital representa un acto de contracultura y antisistémico en beneficio personal.
'La forma en la que el mundo se mueve siempre nos guía a estar en la tendencia de ‘siempre estar conectado’, y la decisión de elegir por el balance e incluir dentro de nuestras actividades espacio de desconexión va a representar una apropiación de la vida real'.
Otro de los aspectos que tocó Ávila fue el valor a la conceptualización de comunidad como eje central del desarrollo de la sociedad.
'El simple acto de desconectarnos, o de establecer límites, da el mensaje que nosotros somos quienes controlamos el entorno digital y no este a nosotros. Y precisamente, participar de ello nos obliga a notar lo que sucede en nuestro entorno, a crear conciencia de la realidad y a tomar acciones por las personas y las cosas que nos interesan'.
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Alternativas a la desconexión
A propósito de crear una consciencia sobre la necesidad de desconectarse, los expertos coincidieron en que la solución debe estar orientada a encontrar un balance, en el que las pausas de lo tecnológico sean consideradas como prioridad.
Una de las primeras conclusiones se asocia a entender que los tiempos de pausa deben ser diferentes a la hora de dormir, estos no se pueden mezclar, sino que la desconexión por las noches debería hacerse por lo menos una hora antes de disponerse para el sueño.
Seguidamente, aconsejaron que fuera prioridad construir una serie de actividades alternas que no incluyera dispositivos tecnológicos.
Salidas a caminar, conversaciones con amigos, reuniones con agendas de papel, lecturas, dibujos y realizar algunas actividades deportivas son sus recomendaciones.
Finalmente, el balance termina siendo la premisa de los voceros, entendiendo que la vida está hiperconectada, pero que se hace preciso encontrar de manera urgente espacios para la desconexión digital.
