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Sí, se dice que la música es una expresión emocional, de entretenimiento, que ayuda a mejorar la salud física y mental, y que además mejora el estado de ánimo, porque sus letras, sus ritmos y los diversos géneros que existen, tienen una forma directa de relacionar algunas situaciones buenas o malas en las que se encuentra una persona.

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¿Pero usted ha escuchado hablar de música medicinal? ¿Le han dicho alguna vez que hay música que sana en rehabilitaciones y sirve como complemento a tratamientos médicos en diversas condiciones como el dolor crónico, la discapacidad y la ansiedad?

Pues por primera vez, el corregimiento de Pueblo Santo, Tubará, lleva sonidos ancestrales, de espiritualidad y convivencia, a través del Festival Música Medicina del Caribe, que proyecta al Atlántico como un destino cultural y turístico diferente, para aquellos que buscan conectar con su interior para sanar heridas y comportamientos perjudiciales para la salud y la espiritualidad.

EL HERALDO diálogo con Roy Pérez, presidente de la Fundación Pueblo Santo, quien explicó cómo surge la idea de crear este festival que se realizó este fin de semana en Tubará.

Además, Diego Torres, especialista en música medicinal, entregó detalles de cómo funciona, qué tipo de música se considera de este tipo y por qué el folclor costeño sirve para sanar.

¿Cómo sanar con música?

La música no solo sirve como una fuente de entretenimiento y aprendizaje, sino que también puede actuar como una herramienta terapéutica adicional para diversas condiciones médicas que presentan limitaciones claras en los tratamientos actuales. Según Diego Torres, en las últimas dos décadas, ha aumentado la comprensión de las redes neuronales implicadas en el procesamiento musical y de los cambios humorales, electrofisiológicos e incluso estructurales que la música puede provocar en el cerebro.

“Aunque aún hay escasa evidencia sobre su efectividad como terapia complementaria para trastornos como demencias, parkinson, epilepsia y cáncer, existen datos prometedores que se han presentado en diferentes estudios. La implementación de la musicoterapia en la atención de la salud se presenta como una opción de bajo costo y sin efectos adversos, capaz de mejorar la calidad de vida de los pacientes de manera significativa”, anotó.

Agregó que desde tiempos inmemoriales, se ha visto cómo la música puede influir en el comportamiento humano, citando el ejemplo de la leyenda de Orfeo y Eurídice, la cual relata que Orfeo, hijo de Apolo y la musa Calíope, heredó de ellos el don de la música y la poesía. Cuando tocaba su lira, los hombres impresionados se reunían para escucharlo y apaciguar su alma. De esta manera, Orfeo enamoró a la bella Eurídice y logró adormecer al terrible Cerbero cuando descendió al inframundo para intentar resucitarla.

“Estos ejemplos históricos demuestran cómo la música ha sido utilizada a lo largo del tiempo para modificar estados de ánimo, calmar el alma y favorecer el descanso, anticipando el potencial terapéutico que la música puede tener. Incluso existen estudios que demuestran que escuchar música placentera puede mejorar temporalmente el rendimiento en pruebas de habilidades temporo-espaciales, atención, fluencia verbal y creatividad en individuos sanos. Ensayos controlados y aleatorizados en personas con demencia han revelado que la terapia musical o ejercicios relacionados con la música pueden beneficiar la cognición y fluencia verbal en general. No obstante, muchos de esos estudios presentan problemas metodológicos, lo que impide llegar a conclusiones firmes sobre su eficacia, según la revisión sistemática más reciente de 2011”.

Primer festival en el país

Pese a que hay muchos maestros en música medicinal, lo más cercano que tuvo Colombia a un festival dedicado a la sanación a través de la música fue ‘El resurgir de los ancestros’. Este fue realizado en Nariño, pero el país ha tenido por primera vez música para sanar el alma con el Festival de Música Medicina del Caribe. El evento contó con miembros de comunidades indígenas, que compartieron sus saberes ancestrales.

Tonny Hurtado Ariza, representante de los Kaamash-hu, resaltó el valor sanador de esta expresión artística.

Él mencionó que el festival es para curar cuerpo, mente y espíritu, y que estos sonidos de la Madre Tierra traen paz, armonía y dulzura, porque son vibraciones que sanan al ser humano a través de instrumentos ancestrales como la tambora, las maracas y las guitarras.

Por su parte, Roy Pérez, su director, explicó cómo se manejó este encuentro. “El festival contó con 28 agrupaciones musicales y la participación de cinco artistas invitados internacionales, quienes compitieron por los premios ‘Colibrí de Madera’, un reconocimiento que nace en esta primera edición para exaltar a los mejores exponentes de la música medicina. Nosotros buscamos la espiritualidad y una conexión también con Dios. La idea fue siempre evitar el licor, porque queremos dejar atrás esas adicciones que nos hacen daño. Nuestro folclor es ese lazo, porque los instrumentos emiten sonidos sanadores”.

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Pérez aseguró que seguirán trabajando para realizar cada año este festival, con distintos artistas de talla nacional e internacional. Sumado a eso, este es un escenario donde se permiten visibilizar las expresiones étnicas y culturales del territorio y proyectar al Atlántico como un destino turístico internacional.