Un país sin historia es como un cuerpo sin alma. Sin pasado, no hay futuro”. Esta frase traduce lo que en un tiempo de su niñez le transmitieron sus padres a Helkin Núñez cuando se adentraba en el fascinante contenido histórico del Muelle de Puerto Colombia, su tierra natal. Sin imaginarlo, años después, custodiaría lo que hoy es un tesoro tangible del Atlántico.
El actual coordinador de procesos del Archivo Histórico del Atlántico le ha entregado 32 años de su sabiduría y pasión a este lugar, al mismo tiempo que tiene el proyecto en funcionamiento.
Su padre, quien fue alcalde de Puerto Colombia (Pedro Núñez), solía narrarle anécdotas que ponían a flote su imaginación. No fue sorpresa para nadie cuando, a los 7 años, comenzó a coleccionar fotografías y recortes de periódicos que encontraba en la Hemeroteca de la Biblioteca Departamental.
Su vida dio un giro significativo cuando conoció al entonces gobernador Gustavo Bell en uno de los encuentros culturales en Puerto Colombia. La empatía entre ambos fue inmediata, y la pasión compartida por la historia selló una amistad que trascendió los años.
“En ese momento yo era el que recogía los libros en la sala de consulta y comenzaba el gobernador con estos muchachos a crear el proyecto del Archivo Histórico del Atlántico. Entonces me tocó recibir los 20 primeros tomos que entregaba la Notaría Primera de Barranquilla, me mandaron a limpiarlo, pero trabajaba alternando con la limpieza”, explicó Ñúñez.
El proyecto del archivo coincidió con una reestructuración total de la hemeroteca. Este reto implicó un trabajo intenso de depuración y organización, pero su compromiso con la preservación de la historia le permitió enfrentar la tarea con determinación.
Fue nombrado funcionario del naciente Archivo Histórico del Atlántico, bajo la coordinación de Luis Alarcón Meneses. Juntos, empalmaron el proyecto, creando una institución destinada a preservar la memoria histórica del departamento.
En su oficina, rodeado de tomos históricos y fotografías antiguas, sigue buscando, descubriendo y preservando fragmentos del pasado.
“Lo que más me encanta de estar aquí es la conexión que tengo con la historia. Todo lo que me inculcaron mis padres. Y de atrevido en los 16, 17 y 18 años ya metí unos conceptos históricos sobre Puerto Colombia que asombraban, pero de atrevido, manejaba una adolescencia rebelde”.
Para las nuevas generaciones
Desde hace dos años, como coordinador del Archivo Histórico del Atlántico, la vida diaria de Luis Fernando Ramírez transcurre entre documentos, manuscritos y un sinfín de historias que esperan ser descubiertas.
“El día de nosotros generalmente inicia con lo que son los investigadores que vienen a revisar lo que es el tema de prensa antigua y libros, los estudiantes de historia vienen a consultar lo que es parte de los artículos periodísticos, libros y revistas”.
Uno de los aspectos más solicitados son las escrituras de viviendas que datan de 1915 a 1979, provenientes de diversas notarías. Este acceso a documentos históricos es esencial para investigaciones académicas, genealogías y proyectos culturales.
Mientras camina por los pasillos del archivo, rodeado de estanterías llenas de documentos y libros, Luis Fernando se convierte en todo un guardián del tiempo, protegiendo la memoria de un departamento que tiene mucho que contar.
Su dedicación permite que cada historia, cada fragmento del pasado, permanezca vivo para las futuras generaciones que buscarán en estos documentos la respuesta a sus preguntas sobre la identidad y la historia del Atlántico.
“Las nuevas generaciones tienen muy poco conocimiento de lo que es la historia de prácticamente todo el departamento del Atlántico y nuestra historia en general, de los inicios –por ejemplo– de Barranquilla, mucha gente desconoce esa información y está plasmada aquí. A muy pocas personas ya tú le hablas de esclavos y dicen qué era eso, los jóvenes de ahora no saben que eran unos esclavos”.
Dejarse sorprender por lo desconocido es uno de los aspectos más llamativos de su profesión. Es por ello que alimenta su deseo de que más jóvenes se sumen a esta aventura.
“A los jóvenes les mostramos las escrituras de tiempos coloniales, les demostramos que sí existían la historia y eso los sorprende bastante; entonces, hay cosas muy bonitas y temas que de pronto ellos desconocen en estos momentos, por lo menos en eso nos motivamos a que ellos vengan y consulten esa información”.

Una labor titánica
Desde 2018, Juan Pablo Mestre asumió la dirección del Archivo Histórico del Atlántico y por lo tanto tiene una visión detallada del minucioso proceso de preservación que mantiene viva la voz del pasado.
“Nuestros documentos principalmente son documentación notarial, documentos de prensa y documentos que digamos son de bibliotecas de historiadores que le fueron cedidos al Archivo Histórico. Nosotros tenemos unos componentes a nivel de preservación y es la conservación de las unidades documentales”, explica.
A estas joyas documentales se suman recortes de prensa y valiosos textos que una vez pertenecieron a bibliotecas de historiadores. Estos documentos, muchos de ellos donados por eruditos preocupados por la continuidad de su legado, forman la columna vertebral del archivo.
Uno de los mayores desafíos, y al mismo tiempo uno de los más grandes logros, ha sido la migración a lo digital. Durante mucho tiempo, instituciones similares mostraron resistencia a adoptar las nuevas tecnologías. Sin embargo, para el Archivo Histórico del Atlántico, este cambio ha sido un camino inevitable y necesario.
“La pandemia nos obligó, en el buen sentido de la palabra, a acelerar mucho más este proceso. A día de hoy las páginas de consulta del Archivo Histórico que apenas tienen una mínima parte de documentos colgados tienen unas consultas de 9.000, 10.000 consultas al mes, eso es lo que nos está diciendo, que las personas sí consultan los documentos, sí están accediendo a la información”.
El compromiso ahora es democratizar el acceso a la información y asegurar que la memoria histórica de estos 119 años esté al alcance de todos los habitantes del departamento del Atlántico y del resto del país.

El guardián detrás de la digitalización
Fue hace dos años cuando el camino de Gabriel Escobar cambió significativamente al convertirse en digitalizador, un rol crucial en la preservación y modernización de los documentos históricos.
“Me encargo de la parte de las esculturas antiguas, pasarlas del documento a digital para que el usuario tenga un mejor manejo de toda esa documentación”. Para Gabriel, lo más gratificante de su trabajo es el servicio a la comunidad. “A mí siempre me gustó el servicio. Me gusta atender al público, saber que la gente cuando viene consigue el beneficio de conseguir lo que busca, es muy lindo esto”. Ver la satisfacción en los rostros de quienes encuentran la información que necesitan es un motor que impulsa su dedicación diaria.





















