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Elvira Antonia Maestre Hinojosa nació en Carrizal, una pequeña población del corregimiento de La Junta, municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, donde junto a su esposo Rafael María Díaz, tuvo a su primer hijo Diomedes Díaz, uno de los más grandes exponentes de la música vallenata, cuyas canciones son inmortales, a pesar de su desaparición física.

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Desde que El Cacique de La Junta dio sus primeros pasos musicales inició la consolidación de lo que en la actualidad es la dinastía Díaz, la cual es una vena musical que se desprende desde mama Vila, como cariñosamente ha sido conocida Elvira Maestre.

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Esta mujer de personalidad noble y amable falleció este 14 de mayo en Valledupar, debido a una enfermedad crónica que la llevó a una falla multiórganica.

Su muerte ha sido un difícil momento para los 8 hijos que le sobreviven, cerca de 80 nietos y un número incalculable de bisnietos. La han recordado como el pilar que han podido tener, a lo largo de su vida se dedicó a las labores del campo y del hogar.

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En los momentos en que la situación estaba difícil para poder cumplir con la alimentación de sus 10 hijos (2 han fallecidos), mama Vila se las ingeniaba para que ninguno pasara hambre. Vendía cualquier fruto o cosecha del campo, tejía mochilas u otra actividad que le permitiera ayudar a su esposo, pero siempre sin descuidar los quehaceres diarios de la casa.

Además de todo esto les enseñó a todos sus retoños que la esencia de la vida está en el amor.

Fotos archivo EL HERALDO

Respaldó a Diomedes

Su hijo Elver Díaz contó que su madre les decía que en la juventud le gustó cantar y bailar, es por ello que cuando Diomedes quiso ser cantante ella no dudó en apoyarlo, algo de lo cual no se equivocó porque logró ser una estrella. “Recuerdo los consejos que nos daba, que fuéramos humildes, sencillos, que eso era lo que hacía a las personas más grande.

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A Mama Vila tenemos que recordarla folclóricamente porque era una mujer con mucho carisma, que en su juventud fue bailadora, me contaba que cantaba y la vena musical nos vino de ella, el carisma y la chispa que nos caracteriza. Ella va a ser inmortal”, contó Elver Díaz.

Luego de salir de Carrizal, mamá Vila llegó a vivir al barrio San Joaquín de Valledupar, en una casa que le compró su hijo Diomedes, la cual se convirtió en un punto de reunión familiar. Ahí llegaban todos sus hijos y nietos, cada 31 de diciembre, Día de la Madre y 26 de mayo (día en que nació Diomedes) .

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Para los días de Festival Vallenato en abril pasado, ya estaba hospitalizada y su hijo Elver la visitó, contándole que la casa se llenó de gente, principalmente de turistas que querían conocerla, al saber esto ella, a pesar de que no podía hablar mucho, le hizo saber su emoción por el cariño que le tenían los seguidores de la dinastía Díaz.

Fotos archivo EL HERALDO

También crió a sus nietos

Mama Vila con su personalidad sencilla, humilde y amorosa cuidó a varios de sus nietos, uno de ellos fue Rafael Santos, quien desde pequeño su madre Patricia Acosta lo llevó a Carrizal para que fuera criado como lo hicieron con Diomedes, rodeado de la naturaleza, pero principalmente de la esencia familiar.

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“Yo creo que de todos los nietos soy el que más tiene recuerdo, soy el primero. Cuando yo nací mi madre me dio poco seno, y me mandó a Carrizal para que Mama Vila me criara como criaron a mi papá, con esa esencia humilde y sencilla, que me enseñara las labores del campo. Nuestra esencia viene del campo y esto es una marca que ella nos dejó, los Díaz cantamos y componemos es gracias a ella, tenemos este don de la música por ella y su don está en todos los genes de sus nietos, lo cual debemos cuidar”, expresó el hijo mayor de Diomedes Díaz.

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Otro de sus nietos que estuvo siempre con ella fue Elver José Díaz, conocido en el ámbito musical como ‘Che’ Díaz. Desde su infancia fue criado por su abuela, nunca se le despegó.

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“Ella tenía mucha alegría y consejos bonitos, fue una gran madre que Dios nos regaló, vivo agradecido con ella por siempre. Mama Vila era una persona muy alegre, sentimental cada vez que le daban una noticia. Ella lloraba hasta por un gatico que se muriera. Era cariñosa y bonita que le servía a todo el mundo; tuve una crianza de su parte con mucho amor y llena de valores, fue muy correcta, me guió por el buen camino. A ella le gustaba mucho la música y el canto”.

La humildad que caracterizaba a esta mujer la llevó a estar más cerca de Dios y desde el 2014 inició una vida en el evangelio a través de la iglesia Pentecostal Unida. Luego de dos años escuchando y entendiendo las sagradas escrituras, en el 2016, se bautizó.

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Otro de sus seres queridos que la recordará es Diomedes de Jesús Díaz, quien agradeció a Dios por tenerla con ellos por muchos años. “Fue una abuela que nos demostró un amor y abrazo sincero, nos va hacer mucha falta, pero nos mandará bendiciones del cielo. Ella fue una persona muy humilde, campesina y sincera, en la casa llegaban personas desconocidas y les brindaba su hospitalidad (…) Fue un ángel del cielo que vino a brindarnos amor y cariño”, expresó Diomedes de Jesús.

La última morada de Mama Vila está muy cercana a la de su hijo Diomedes Díaz y Martín Elías, en Jardines de Ecce Homo de Valledupar. Tiene el número 1239 y es allí donde fue despedida bajo la canción Gracias por quererla, entonada por sus hijos, nietos y los seguidores de su dinastía que llenaron de cientos de flores su última morada.