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Basado en las remembranzas de la Barranquilla de antaño, y contado a manera de crónica, La nostalgia del caimán, reúne a través de sus páginas una narración cantada que busca exaltar el legado musical.

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Por medio de los personajes más representativos de la canción, el autor, Javier Franco Altamar, hace una muestra de las historias que desarrollan detrás de las canciones, que según él, todos han tenido la oportunidad de tararear alguna vez en la vida.

Dentro de las más de 150 canciones que le han sido dedicadas a Barranquilla, Franco destaca la que se convierte parte de la inspiración para el título de la obra, Se va el caimán del maestro José María Peñaranda.

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Sin embargo, también se relacionan otros clásicos de Pacho Galán, Esthercita Forero, Nelson Henríquez, Los melódicos, Billo Frómeta, y la emblemática En Barranquilla me quedo, inmortalizada por la garganta del Joe Arroyo.

Encontrando al caimán

En entrevista con EL HERALDO, Javier Franco, autor del libro contó algunos de los detalles de construcción narrativa que se encuentran presentes en su obra, de los cuales destaca la importancia de reconocer a la música como elemento de investigación.

'La idea de rendir homenaje al legado musical de Barranquilla surge hace un par de años en un encuentro de investigación que reunió la sabiduría de la música vallenata, en el cual juntos a amigos comenzamos a encontrar la grandeza que esconde la música y su legado'.

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Parte de la inspiración también se sumó a un libro que leyó Franco que se llama, Bajo el cielo de Valledupar, este tomaba las canciones típicas del género vallenato y hacía la narrativa de cómo nacieron cada una de estas.

'Yo fui leyendo ese libro mientras venía desde Valledupar en un bus, lo fui leyendo y lo leí y cuando terminé de leerlo me di cuenta, caramba, se puede hacer algo parecido con las canciones de Barranquilla'.

Dentro de los alegatos y la composición de los mensajes presentes en el libro, Franco es muy cuidadoso en señalar que uno de los más importantes es crear una perspectiva de ciudad desde lo artístico.

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'Mostrar a Barranquilla a través del arte es inusual, pero proporciona una perspectiva muy subjetiva, sentimental, enriquecedora y complementaria de lo que se hace normalmente con los libros de historia, pero que por medio de abordajes periodísticos logra hacer literaria a la ciudad'.

Asimismo, para el autor hay un pedacito del espacio vivido de la ciudad que es experimentada desde la perspectiva antropológica, lo cual hace que funcione como punto de encuentro para la cultura y el patrimonio.

Barranquilla en el tiempo

Consecuentemente, en aquella multiplicidad de criterios y referencias que se suman al libro se estiman los cambios y la nostalgia, además de que la música es capaz de narrar las transformaciones desde la vigencia.

'El libro permite conocer a Barranquilla de una manera diferente por donde normalmente no se le conoce a través de lo que se plantea en sus contenidos musicales, en los aires que Barranquilla ha recibido en toda su historia como punto central de contacto con el gran Caribe'.

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Su proceso de creación estuvo evidentemente marcado por la anécdota y la remembranza como elementos principales, ya que cada uno de los capítulos funcionaron como una memoria al pasado.

Una de las metas que tuvo clara fue sacar un capítulo por mes, para luego dedicarse a editarlos y presentar una obra que sirve como excusa para develar parte de la personalidad de Barranquilla. 'Al final el libro solo es un pretexto para conocer a la Barranquilla del siglo pasado y el porqué las canciones permiten ir observando pedacitos de historia, además de cómo los espacios antropológicos cambian en el tiempo', sostuvo Franco Altamar, quien ha sido ganador del premio Ernesto McCausland.