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Como un espacio lleno de color y relatos que se cuentan a través del lienzo de su vida, Ruby Rumié, artista plástica y visual cartagenera, ha desarrollado en el tiempo una relación íntima con su interior.

Lea: ‘La Caída’ y ‘Nosotros 172 años después´, las dos exposiciones de Ruby Rumié

Viviendo muchos años sesgada por el desconfort hacia ella misma, el camino que de forma incómoda decidió recorrer ha estado guiado a la búsqueda de la reconciliación y la paz.

Los conceptos con los cuales trabaja Rumié están mediados por la reivindicación y la protesta de las causas sociales. Y aunque en su esencia el silencio de la escucha activa y la delicadeza de su voz sean la norma, sus obras son suficientes para gritar desde el saber y la razón, la necesidad de la unión.

'Mi infancia transcurrió entre matices, y una de mis sombras siempre estuvo en la escuela, al parecer yo tenía demasiada sensibilidad. Me costaba muchísimo concentrarme, pero si pasaba una mariposa, su imagen y vuelo se quedaban en mi mente'.

Uno de sus primeros acercamientos a las artes fue por medio del dibujo desarticulado que generaba un lápiz sobre un cuaderno que perseguía a una hormiga.

'Creo que ahí fue cuando me acerqué al dibujo'.

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Encontrando el sentido

Al cumplir dos años de edad el padre de Ruby, Carol Rumié, fue admitido a la especialidad médica de psiquiatría en Baltimore, Estados Unidos; lugar en el vivieron por el tiempo de sus estudios.

Dos años después regresan a Cartagena, la niña apenas sobrepasaba sus primeros cuatro y sumado al entorno gringo del que venía, le fluía más el inglés que en castellano.

Posteriormente fue retomando las costumbres del Caribe. Aunque por ocasiones, se sentía en un limbo identitario. Impulso que la llevó a construir un universo propio, lleno de imaginación y silenciosa observación.

De ahí en adelante todo transcurrió muy rápido. Llegó a la juventud llena de muchos calificativos que no la definían. Uno de ellos, la amargura.

'La inconformidad conmigo misma y las complicaciones de mi entorno hicieron que me expresara de forma incorrecta y el rótulo era que parecía Olafo, pero luego descubrí que realmente tenía mucha dulzura y que necesitaba serme fiel'.

Al graduarse inicia un curso de pintura en Bogotá, pero lo hace con la intención de estudiar publicidad. Sin embargo, con avidez Rumié lograría combinar sus pasiones.

Reflejo de su interior

Dotada de gran simpatía y gracia, pero finalmente decidida a disfrutarse a sí misma, Ruby se inicia en el arte como retratista, y con el pasar de los años aún sigue transformándose.

'Oscar Wilde decía algo que para mí es significativo: ‘El retrato es un reflejo de uno mismo en el otro’. Por eso haber comenzado por ahí me permitió encontrar el hilo conductor de mis obras, la necesidad de unir el espacio interior con el exterior'.

Reflexionando sobre su niñez y los grandes contrastes de su Cartagena natal, Ruby decide enfocar su trabajo a la reivindicación de los derechos de los desesperanzados.

{"titulo":"Agenda religiosa, cultural y turística para Semana Santa en el Atlántico","enlace":"https://www.elheraldo.co/atlantico/semana-santa-la-agenda-religiosa-cultural-y-turistica-en-el-atlantico-989977"}

Getsemaní la inspiró

En aquella búsqueda, la artista regresa a Cartagena y ubica su taller en una casa del barrio Getsemaní. Allí su arte cohabitaba con la cultura del entorno, pero no se relacionaban.

En ese momento, Ruby descubre que el esquema minimizador seguía vivo en la sociedad cartagenera y que sus vecinos no se reconocían como sujeto. Y arranca con uno de sus grandes trabajos, ‘Getsemaní: Sujeto - Objeto’.

Por medio de un censo y registro fotográfico, Rumié revela a los habitantes del barrio que eventualmente serían desplazados y dispersados, perdiendo así sus tradiciones.

'El resultado de esta colección de imágenes fue revelador. Hubo gente que nunca se había visto en una foto. Y al verse comenzaron a reconocerse a sí mismos no como un objeto de la sociedad, sino como sujeto de ella'.

Involucrada en el arte

De ahí en adelante cada trabajo de Rumié ha sido muy diferente, pero en todos ha estado involucrada. Entre sus exposiciones se suman la de ‘Hálito Divino’, cuyas tres fases nos llevan a un complejo paisaje de intimidad e interioridad vulnerada.

Aquí su obra sintetiza las diversas experiencias que ha tenido con un centenar de mujeres víctimas de la violencia. Luego de escucharlas y conocer su dolor, estas fueron fotografiadas mientras exhalaban dentro de vasijas blancas y negras.

De un casual encuentro entre Ruby y Dominga Torres Teherán, una mujer que por más de 45 años caminó las calles de Cartagena vendiendo pescado, surgió la idea de ‘Tejiendo Calle’, un intento por rescatar de la invisibilidad y del olvido a muchas mujeres que, como Dominga, han dedicado valiosos años de su vida a la venta ambulante.

Celebración a la vida

Actualmente, Ruby tiene dos exposiciones en Cartagena: ‘La Caída’, que narra la reconfiguración de la figura de la paloma asociada a la esperanza y esta la muestra desvanecida a través de centenares de aves que aparentan estar muertas en tierra.

Su segunda muestra es ‘Nosotros 172 años después’, esta en particular es una oda a la vida, y muestra una transición. Aquí Rumié se basa en las láminas de la expedición corográfica de Agustín Codazzi. Aquí la artista lo que hace es involucrar a personajes del Caribe con su alimento favorito como hilo conductor de la fotografía.

El alimento con el que Ruby participa en su exposición es el plátano, asociado con su gusto por las tajadas y como una forma de romper con el esquema de que este embrutece, según los mitos de los mayores.

Próximamente las obras de esta artista costeña viajarán a Nueva York para ser exhibidas en la prestigiosa Galería NH a partir del 22 de mayo.