El covid -19, que ha obligado al mundo a acortar espacios, restringiendo espectáculos callejeros como la realización de obras de arte, pintura al aire libre, bailes, danzas o cualquier representación artística que ofrezcan los innumerables artistas que viven en La Heroica, no ha sido impedimento para atraer las miradas de todas aquellas personas amantes del arte, sean oriundos de la región o extranjeros.
Pero sí para ir a divertirnos y olvidarnos por un rato de la pandemia –que le ha costado la vida a millones de personas y que sigue generando temor entre la gente por la aparición de nuevas variantes como delta y ómicron– hay que introducirse en el mundo mágico y colorido que te regala el barrio Getsemaní, pegado a la ciudad amurallada de Cartagena.
Y es en ese populoso sector cartagenero donde de día o de noche se reúnen turistas nacionales, extranjeros y grandes personalidades del arte, la política, el cine y la gastronomía, entre otros, para hablar de arte, música o de un buen libro, todo ello acompañado de un buen vino, una cerveza bien fría o comida que le ofrezcan degustar en los distintos restaurantes o bistrós casuales que han montado a lo largo de estas bellas calles conocidas por sus murales pintorescos, que son realizados por artistas de la ciudad o extranjeros.
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Luego de almorzar, cenar o terminar de hablar bajo ese cielo azul algodonado o bajos las estrellas del cielo cartagenero, los turistas inician un largo recorrido por las calles de ese colorido sector que refleja la alegría y a la vez la tristeza de un pueblo que durante años ha luchado por sobrevivir y sacar adelante a cada uno de los miembros de su familia, sin olvidar nunca sus tradiciones y raíces.
Y son por esos angostos callejones del populoso sector cartagenero donde los amantes del buen arte comienzan a apreciar, analizar e intercambiar conceptos de cada uno de los trazos que fueron plasmados en las paredes rústicas de Getsemaní, conocido también por su famosísima plaza de la Santísima Trinidad, donde cada 11 de noviembre la gente, en su gran mayoría nativos, personifican el grito de Independencia, dando inicio así a la fiestas novembrinas, que en los dos último años se ha tenido que ver de manera virtual por efecto de la pandemia.
