El Heraldo
Política

La mítica espada de Bolívar que ‘le cortó’ la voz al jefe de Estado

El nuevo mandatario hizo el anuncio una vez se puso la banda presidencial.

En su primera decisión como presidente de la República, Gustavo Petro ordenó a los militares traer la espada de Bolívar al acto de posesión, algo que había sido negado por la administración de Iván Duque. 

“Como presidente de Colombia le solicito a la Casa Militar la espada de Bolívar”, afirmó el mandatario entrante. 

Vale mencionar que el gobierno de Duque afirmó que no se pudo sacar la espada de Bolívar porque aparentemente no había una póliza ni las garantías de seguridad para el uso del artefacto.

Sin embargo, ante estos argumentos el equipo logístico designado por Petro indicó que se cumplieron con los permisos y solicitudes, además de pagar “todas las pólizas necesarias”.

"Estamos sorprendidos con la actitud caprichosa y la falta de voluntad del presidente Duque ante la negativa de prestar la espada de Bolívar para que acompañe el acto protocolario de la transición de mando del presidente electo Gustavo Petro", dijo la coordinadora de comunicaciones del acto, Marisol Rojas.

La idea inicial era que la espada de Bolívar, custodiada por un grupo especial, acompañara el recorrido que hace el presidente electo por algunas calles de Bogotá y luego ocupara un lugar especial en la tarima en donde se realizará la investidura.

La reliquia histórica fue robada en 1974 del museo Quinta de Bolívar, en el centro de Bogotá, por el Movimiento 19 de Abril (M-19), guerrilla de la que hizo parte el electo presidente en su juventud, y posteriormente fue devuelta.

Los invitados muy especiales

Alrededor del centro de Bogotá, por las distintas calles coloniales que llevan a la Plaza de Bolívar, ríos de ciudadanos, jóvenes, indígenas, afros, activistas, políticos y artistas ondearon algunos la bandera tricolor característica de los 7 de agosto y los partidos de fútbol, llegaron en procesión alegre y tranquila a la posesión del primer presidente de izquierda en la historia del país.

Así, con atuendos de culturas ancestrales como las atávicas yaknas de los koguis, coloridas melenas adolescentes en jeans e informales sudaderas dominicales fueron llenando poco a poco el habitual lugar de las palomas, las llamas y los turistas.

Fueron los espectadores espontáneos del inusual acto de transmisión de mando en la Casa de Nariño, tradicionalmente tapizado de oscuros trajes y conservadoras corbatas de los distinguidos invitados especiales del presidente entrante.

Pero, en honor a la verdad, no todos iban por Petro. Algunos, desde la media mañana, despedían a Iván Duque con la tonada del ‘Duque ciao’, versión de la canción popular ‘Bella ciao’, que coreaban los simpatizantes del movimiento partisano italiano durante la Segunda Guerra Mundial, en contra de las tropas fascistas y nazis, y que fue popularizada en los últimos años por la megaexitosa serie de Netflix ‘La casa de papel’.

Al menos 100 mil asistentes, bajo la vigilancia de 15 mil uniformados, una decena de jefes de Estado y actos culturales y retransmisiones llenaron al menos siete plazas de la ciudad y las principales del país, en un evento que se vistió de pueblo, pero que tuvo un costo aproximado de 2.400 millones de pesos.

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