El Poliscopio | El nuevo Congreso
Con amplias mayorías a favor del gobierno entrante, la más numerosa representación de la izquierda de la historia en oposición y una pésima imagen, el Legislativo será escenario de un pulso que seguramente se trasladará a las calles.
Este viernes 20 de julio se instalará el nuevo Congreso de la República para los próximos cuatro años. Producto de las elecciones del pasado 11 de marzo y realineado tras los resultados de los comicios presidenciales, el poder legislativo entrante asume en medio de baja popularidad y una crisis institucional a raíz de la “mermelada”. ¿Cómo pinta el panorama del parlamento, cómo será su dinámica y cómo serán sus relaciones con el gobierno Duque?
Una de las principales conclusiones que dejó la jornada electoral del 11 de marzo fue que tanto la izquierda como los bloques de origen conservador pudieron cantar victoria. Si a los escaños que los Verdes, Polo y Decentes ganaron en el Senado se le suman las cinco curules de las Farc por el Acuerdo de Paz, la representación de la izquierda es históricamente alta. Al otro lado del espectro ideológico, los tres bloques más numerosos de la Cámara alta —Centro Democrático (19), Cambio Radical (16) y los Conservadores(15)— moverán las mayorías parlamentarias unos grados hacia la derecha.
Justo decir que en la Cámara de Representantes la presencia de la izquierda es sustancialmente menor en términos porcentuales. Asimismo, la fuerza de partidos tradicionales como Liberales y Conservadores es mucho mayor que en el Senado. Lo cierto es que en el balance de fuerzas del Congreso, la derecha y los partidos tradicionales pesan mucho más que los bloques de izquierda.
Tras la victoria de Iván Duque en la segunda vuelta quedó claro que el próximo gobierno contaría con unas amplias mayorías parlamentarias. Al corazón de la coalición uribista formada por el Centro Democrático, disidentes conservadores y el Mira se terminaron sumando Cambio Radical, La U y el Liberalismo. Casi sin mayor traumatismo, la “Unidad Nacional”, que le garantizó el control del Legislativo al gobierno Santos, se trasladó bajo la sombra de la entrante administración Duque. En plata blanca las nuevas mayorías oficialistas alcanzarán aproximadamente 81 de los 108 senadores y 146 de los 172 representantes.
Esta distribución de fuerzas en el Legislativo facilitarán sin duda el trabajo de la excongresista Nancy Patricia Gutiérrez, nueva ministra de Interior de Duque. Una coalición tan amplia es buena noticia para la Casa de Nariño ya que le permite mayor margen de maniobra para la aprobación de su agenda parlamentaria. Estas “supermayorías” serán probadas en los asuntos más álgidos del debate con el Congreso como los debates de las iniciativas asociadas al Acuerdo de Paz y de los proyectos económicos, fiscales y tributarios.
Una de las novedades del Congreso entrante es el estreno del recién sancionado Estatuto de la Oposición. Mientras el partido Alianza Verde toma su decisión final, tres bloques ya declararon su oposición al gobierno Duque: Polo, Verdes y Decentes. A ellos se añadirán las desmovilizadas Farc y los indígenas. A pesar de contar con importantes figuras mediáticas y de impacto nacional como Antanas Mockus, Jorge Robledo y Gustavo Petro, el bloque de izquierda por sí solo no podrá bloquear la agenda de la Casa de Nariño.
De hecho, Petro anunció la llamada “resistencia”, un anuncio de oposición callejera y vía manifestaciones y paros cívicos, que seguramente combinará con debates parlamentario de control político. Si alguna lección dejan las elecciones de 2018 es que el camino de la oposición pagó tanto para los uribistas como para la izquierda. El Centro Democrático y su líder, el senador Álvaro Uribe, lograron crear una narrativa de convertirse en los voceros únicos de la oposición para el gobierno actual. Sin demeritar las voces del Polo, los Verdes y Petro, el presidente Santos en muchas ocasiones “gradúo” de principal contradictor a su antecesor.
Que el bloque anti-Duque logre replicar en los próximos 4 años la exitosa estrategia opositora de los uribistas no es tan claro. En materia mediática y de impacto en la opinión pública, las voces de Petro, Mockus, Robledo y otros dirigentes confrontarán con algún grado de éxito al gobierno Duque. No obstante, en el nuevo Congreso, la oposición a la Casa de Nariño no tendrá una voz única y eso dificultará su disciplina de mensaje. La condición de “primus inter pares” de Petro por sus 8 millones de votos en la segunda vuelta, ya ha sido duramente cuestionada por los Verdes y el senador polista Robledo. Resta conocer cómo se desplegará la llamada “resistencia” petrista con paros y protestas para evaluar si logran bloquear la agenda gobiernista.
El Congreso 2018-2022 se instala en medio de una severa crisis institucional a raíz de la práctica de la “mermelada”. Si bien las transacciones entre el Ejecutivo y el Legislativo han marcado las relaciones entre estos dos poderes públicos, el segundo gobierno Santos fue testigo del rechazo popular a esos intercambios. De acuerdo con la más reciente encuesta Gallup, solo uno de cada cinco colombianos tiene una imagen favorable del Congreso. Según informes de Congreso Visible, dentro de América Latina, Colombia es de los países donde el Legislativo tiene peor imagen y goza de bajo nivel de confianza.
Durante estos cuatro años la imagen positiva de los congresistas como institución no llegó siquiera al 30 por ciento. Como presidente que llega directamente de la oposición parlamentaria, Iván Duque cuenta con una oportunidad de establecer unas relaciones diferentes entre su Casa de Nariño y el Legislativo, una especie de “post-mermelada”.
