¿Necesita Colombia una asamblea nacional constituyente como plantea Gustavo Petro?

Desde el 2018 la provocadora y desmesurada idea de una constituyente ha surgido al menos unas cinco veces, paradójicamente, tanto desde Gustavo Petro –que la planteó en la campaña de 2018 para lo mismo que ahora: reformar la salud, la justicia, la educación y la economía– como desde el uribismo –que la invocó para cambiar el acuerdo de paz, ante el lío jurídico de Jesús Santrich y tras la orden de captura contra el expresidente Álvaro Uribe–. Pero, por fortuna, conforme a las voces que se han escuchado entonces y las de ahora, no se ha concretado.

Petro, en la más reciente aparente intentona, en medio el pasado viernes de una minga indígena en Cali, propuso: 'Si esta posibilidad de un gobierno electo popularmente, en medio de este Estado y bajo la Constitución de Colombia, no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla y le impiden, entonces Colombia tiene que ir a una constituyente'.

Y agregó en este sentido que 'Colombia cambia si cambia su sistema de salud, si cambia su sistema laboral, si cambia su sistema agrario, si cambia su sistema pensional, si cambian las relaciones entre las personas, no simplemente frente a la producción, sino frente al amor, frente al barrio, frente al hijo, frente a la familia, frente a la universidad'.

Al respecto Floralba Padrón Pardo, directora del Instituto de Estudios Constitucionales Carlos Restrepo Piedrahíta, de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado, le dijo a EL HERALDO que 'Colombia no necesita una constituyente, necesita cambios, modificaciones de las reformas, las propuestas que el presidente está haciendo. No se necesita reformar la Constitución para hacer realidad una reforma'.

Además, advirtió la constitucionalista, 'el presidente tendría que decir es cuáles son los temas que quiere proponer para ser aprobados a través de la constituyente', es decir, por ejemplo, 'si quiere reformar solo la parte de administración de justicia, o el Congreso'.

Alertó en este sentido la catedrática que una constituyente 'no es una carta blanca, salvo que sea por el todo y abres una caja de Pandora, que en el momento con la polarización y la diáspora política en la que vive Colombia, en la fragmentación del sistema de partidos políticos, tener una asamblea constituyente es un panorama complejo'.

Y concluyó que la constituyente es un mecanismo de reforma a la Constitución que no tiene límites, porque la Corte Constitucional no puede hacer control al contenido de las reformas aprobadas en una constituyente.

A su vez, Germán Lozano, docente del departamento de derecho constitucional del Externado, indicó que para el propósito que describe Petro 'debe tenerse en cuenta que el proyecto de asamblea constituyente debe aprobarse mediante un proyecto de ley, es decir presentarse al Congreso y este debe formular la propuesta para la convocatoria'.

De igual modo, explica, 'seguidamente hay un control de constitucionalidad de la Corte a efectos de que esa nueva constituyente no suponga un cambio radical en el constitucionalismo colombiano'.

Y a la pregunta de si ¿vale la pena cambiar la Constitución?, responde que la del 91 'es una Constitución muy rica en derechos, en controles, en garantías, y la tarea pendiente posiblemente es hacerla efectiva'.

Entre tanto, el ex representante estatal en la constituyente del 91, el hoy senador Humberto de la Calle, de la Coalición de la Esperanza, señaló que 'la causa que alega el presidente para convocar una constituyente es la imposibilidad de cumplir la Constitución, según su propio dicho. El argumento es débil. Si fuese cierto, no es la Constitución la que hay que cambiar, sino la forma de gobernar'.

Por su parte, María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático, advirtió: 'Gustavo Petro se quitó la máscara. Ya reveló que se quiere quedar en el poder. Lo hace, ni más ni menos, que en una marcha pagada a los indígenas del CRIC en el símbolo de la violencia, el desastre, la destrucción y el dolor de Cali, en Puerto Rellena'.

Igualmente, el alcalde de Medellín y excandidato presidencial, Federico Gutiérrez, escribió: 'Petro ha abierto esta tarde una compuerta peligrosa para la democracia colombiana. (...) A Petro se le ha caído el remedo de máscara democrática con la que llegó al poder. Ha dejado ver su talante de dictador'.

También el expresidente Iván Duque aseguró que 'existe una amenaza a la democracia colombiana', agregando que hay 'represión e intimidación a las empresas, amenazas contra las instituciones, y ahora el deseo de imponer un modelo fracasado mediante una constituyente debido a que el Congreso, en ejercicio de sus funciones, no ha avalado la destrucción de la salud, las pensiones y el empleo'.

Por su parte, el presidente del Congreso, Iván Name, se plantó: 'Nuestro país no va a aceptar amenazas ni presiones, y su Congreso de la República va a tramitar tranquila y serenamente las propuestas legislativas y las propuestas del Gobierno, y las que vinieren de los autorizados para ello, con un carácter democrático, libre de presiones'.

El constitucionalista José Gregorio Hernández recordó que 'para convocar una constituyente se requiere ley del Congreso, con mayorías calificadas, revisión previa de la Corte, votación popular, elección de delegatarios. Un proceso largo y complejo. Si el Gobierno no tiene las mayorías para sus proyectos, menos para este fin'.

A su vez, su copartidario, Jorge Bastidas, aseveró: 'No quieren que la gente se pensione, niegan el trabajo digno y con derechos, bloquean un sistema de salud equitativo, les parece mal que el campesino tenga tierra, persiguen al Pacto Histórico y Fuerza Ciudadana. ¿Qué le queda al pueblo? La asamblea nacional constituyente'.

León Valencia, director de Pares, opinó: 'El ambiente no está para embarcarse en un proceso constituyente. Lo mejor es acudir a las facultades presidenciales para hacer los cambios posibles mediante decretos y directivas y concentrar los esfuerzos en ejecutar el plan de desarrollo aprobado y sacar adelante la paz con el ELN'.

Frente a qué es lo que busca Petro con el lanzamiento de dicha idea tan extrema de una constituyente, el exministro Francisco José Lloreda consideró que 'lo que Petro quiere es atemorizar. Él sabe que a muchos les da miedo una constituyente, por la incertidumbre y porque trataría de perpetuarse en el poder. De ahí la amenaza. No caigamos en su juego. Si insiste toca confrontarlo'.

Y el exsenador y excandidato presidencial Jorge Enrique Robledo tiene una teoría similar: 'Lo de la constituyente de Petro no pasa de ser un ‘cañazo’. Porque no tiene los votos suficientes para aprobarla en el Congreso ni para aprobarla entre la ciudadanía. Que la mencione, más que probar su fuerza política, lo que demuestra es su debilidad'.

En 1988 el entonces presidente Virgilio Barco propuso una constituyente para sentar las bases de un nuevo acuerdo político en el país, al tiempo que tras el asesinato de Luis Carlos Galán el movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta confluyó en la idea y el extinto M-19 la exigió como condición para liberar al excandidato Álvaro Gómez.

De esta manera, se convocó la constituyente además para sellar la paz con varios grupos armados ilegales. Y las fuerzas políticas, todas, estaban de acuerdo. Según Padrón, 'en 1990 había un claro consenso de que el marco normativo que teníamos no servia'.

La Asamblea Nacional Constituyente es una figura con la que cuenta la Constitución Política para poder reformarse. Esto está presente en el artículo 374 de la carta magna, donde se lee: 'La Constitución Política podrá ser reformada por el Congreso, una asamblea constituyente o el pueblo mediante referendo'.

Posteriormente, en elecciones, los ciudadanos decidirán si es necesaria la llamada a la constituyente. En el tarjetón electoral de dichos comicios las opciones serán 'sí' y 'no'. También se presentarán a los ciudadanos los temas que se tratarán dentro de la constituyente.

Es importante aclarar que para que se pueda convocar a una asamblea nacional constituyente debe ser aceptada al menos por la tercera parte de los integrantes del censo electoral. Finalmente, luego de que los votantes hayan aceptado hacer la convocatoria, se deben elegir los integrantes en un número de curules definidas por ley y aprobadas por el Congreso.

Luego, 'quedará en suspenso la facultad ordinaria del Congreso para reformar la Constitución durante el término señalado para que la Asamblea cumpla sus funciones'. En 1991 se convocó a una constituyente, para reemplazar la Constitución Política de 1886.