En el barrio San José, de Fundación, el silencio es el signo del luto y del dolor. Sus empedradas calles están solas porque los niños no retozan, quizás temerosos, pues el retrato de la horrible muerte de su amiguita Génesis está vivo en sus mentes.
La única casa con las puertas abiertas es la de los Rúa Vizcaíno, convertida en una especie de santuario, a donde llegan vecinos y personas de otros lares para expresarles a los padres de la pequeña su solidaridad y sentimientos de pesar.
Y allí, en la vivienda, Benjamín y Yeimy (los papás), sacando fuerzas de donde no las tienen, se aferran a Dios para que les dé resignación y se sostienen en pie por el recuerdo de su hija, de quien manifestaron era 'alegre, divertida y juguetona'.
'Lo que hizo no tiene perdón de Dios', dijeron como respuesta a la petición de clemencia que Adolfo Arrieta García (el homicida) les hizo a través de un video que grabó la noche del martes desde su sitio de reclusión en Santa Marta. (Ver recuadro).
'Nos destrozó el alma… no nos explicamos por qué lo hizo… por qué precisamente ella', se preguntan.
El viernes pasado Adolfo Arrieta ahorcó a Génesis, de 9 años, y su cuerpo lo arrojó a una hoguera que preparó en el patio de su casa. La pequeña había salido a eso de las 2:20 p.m. de su vivienda con el fin de realizar tareas de refuerzo en la casa de su tía Rosmery, vecina del homicida.
La víctima fue identificada por un arete de oro que hallaron en el suelo, junto al fogón de leña donde fue incinerada. En represalia la comunidad destruyó la vivienda y quemó los enseres y pertenencias de su dueño, entre estas un camión.