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Desde el domingo pasado, un grupo de samarios preocupados por el medio de ambiente no deja de hacer presencia en la calle 22 con carrera 4, en el centro histórico de Santa Marta, en una protesta pacífica para evitar que un centenario árbol de caucho sea talado para darle paso a la construcción del centro comercial Gran Bazar Santa Marta. 

Lo que comenzó como una serie de advertencias por la inminente tala del árbol a través de las redes sociales, se ha convertido en una manifestación ciudadana bajo el lema 'Salvemos el árbol de caucho'. A la iniciativa se han unido grupos artísticos de la ciudad y defensores del medio ambiente, que han adelantado actividades culturales bajo la sombra del árbol. 

Inés Gutiérrez, una de las organizadoras de la manifestación, argumenta que la propuesta es que la construcción del centro comercial contemple la conservación del árbol de caucho, teniendo en cuenta que se trata de un ejemplar centenario. 'No debemos olvidar que esto ya ha sucedido, con la bonga que hay en Corpamag. Cuando los profesores del colegio Rodrigo de Bastidas, que queda en frente, supieron que planeaban talar el árbol para construir las oficinas de Corpamag allí, vincularon a los estudiantes e hicieron parcantas con cartulinas para protestar por la inminente tala. En vez de talarlo, lo que hicieron fue construir alrededor de la bonga y ese árbol todavía está ahí', explica Gutiérrez. 

Dadma dio permiso para la tala

El pasado 20 de diciembre de 2013, el Departamento Administrativo Distrital del Medio Ambiente, Dadma, notificó al ciudadano Miguel Solano Dávila del permiso que le otorgaba para talar los siete árboles ubicados en el predio de la calle 22 #4-34, donde construirán el centro comercial. 

Pese a que el ciudadano argumentó en su solicitud que los árboles, ubicados en el patio interior del predio, vienen causando grave perjuicio con sus raíces a las redes sanitarias, al alcantarillado y está produciendo levanteminto de concreto del predio vecino, los funcionarios que hicieron la visita técnica confirmaron que los árboles no ocasionaban tal daño. 

Sin embargo, la autoridad ambiental tuvo en cuenta el hecho de que los árboles interfieren con la construcción del predio, por lo cual otorgaron el permiso para la tala. 

No obstante lo anterior, la normativa consagrada en el decreto 1791 de 1996 establece que 'la autoridad ambiental deberá valorar entre otros aspectos, las razones de orden histórico, cultural o paisajístico, relacionadas con la especie objeto de solicitud'. 

El concejal de Santa Marta Aristides Herrera manifiesta que este es precisamente el meollo del asunto. 'La cuestión no es tanto por talar los árboles, porque hay otros ejemplares en el predio (una acacia amarilla, dos robles, un trébol, un laurel y un mango) que serán talados y que deben ser compensados con una resiembra. La cuestión que debemos analizar es lo que significa este árbol de caucho, que es hermano de otros árboles sembrados en la Quinta de San Pedro Alejandrino, y que desde el colegio nos enseñan a valorar por su majestuosidad', afirma.

La resolución que le otorga el permiso al ciudadano Miguel Solano para talar los árboles implica además que este debió haber sembrado 150 árboles nativos de la región en un plazo máximo de 30 días, plazo que venció el pasado 20 de enero.