El Heraldo
Miembros de la banda ‘los Calabazos’, capturados a finales de febrero en una redada en La Chinita.
Judicial

¿Por qué no cesa la violencia en la localidad Suroriente?

Radiografía de las bandas criminales que azotan los barrios Rebolo, La Luz, La Chinita y El Ferry, en el sur de Barranquilla. 

El asesinato de alias ‘Duvancito’, ocurrido el miércoles anterior en el barrio La Chinita, podría estar ligado al extravío de una droga que este tenía que vender para sus jefes dentro de la banda ‘los Papalópez’. 

Así lo indicó el coronel Hugo Molano, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Barranquilla, en sus declaraciones sobre este nuevo asesinato en el corazón del barrio que hace parte de la localidad Suroriente. 

“En los últimos meses este individuo había sido capturado en el corregimiento La Playa, por el delito de hurto. Queda libre. Una vez en esa condición, esta persona emigra de la zona y se va a La Chinita con ‘los Papalópez’. Expendía estupefacientes, se perdió una droga y ocurrió el homicidio”, explicó el oficial. 

En todo 2017 ocurrieron 346 asesinatos en Barranquilla. De ese número, 22 casos sucedieron en La Chinita, 17 hechos en La Luz y 24 casos en Rebolo, de acuerdo a estadísticas de la Policía Nacional. 

En el primer mes de 2018 ocurrieron 32 asesinatos en Barranquilla, y los barrios de La Luz, La Chinita y El Ferry contabilizaron un homicidio cada uno. Mientras que Rebolo tuvo cinco asesinatos, entre estos un miembro de la Policía Metropolitana. 

Las bandas 

La venta de alucinógenos, de acuerdo con las autoridades, es una de las fuentes de financiación más activas que tienen estos grupos criminales que azotan los barrios Rebolo, La Luz, La Chinita y El Ferry. Mientras haya más consumo de ‘perico’, bazuco y marihuana, más se fortalecen las bandas en armamento y gente, aseguran fuentes de la institución policial. 

Esta actividad ilícita dentro de un determinado grupo se complementa con otros delitos como la extorsión y el cobro de vacunas a transportadores de bebidas y alimentos con la justificación del “poder usar el suelo” del barrio. Esto también genera ingresos para los cabecillas de las bandas y para el resto de la estructura. 

Por ejemplo, una banda como ‘los Papalópez’, con injerencia en La Chinita y el sector de El Milagro, así como en los municipios de Soledad y Malambo, tiene un jefe o cabecilla conocido con el alias de ‘Franklin Malembe’. Debajo de este sujeto, hoy tras las rejas, aparecen en el organigrama criminal unos mandos medios como alias ‘el Burro’, alias ‘Jechu’, alias ‘el Saya’, alias ‘Happy’, alias ‘Raúl el Cabezón’ y alias ‘Ronald’. A estos, en una zona inferior de la estructura, obedecen miembros que se dedican al manejo financiero, al sicariato, tráfico de drogas y de armas, y al cobro de las extorsiones. Por último están los jóvenes como el acribillado ‘Duvancito’ que, a pesar de su corta edad, trataba escalar peldaños rápidamente en el negocio del microtráfico. 

La debilitación de este grupo delictivo, al que también se le atribuyeron en el pasado al menos siete descuartizamientos de los 16 casos conocidos en Barranquilla desde 2011 a la fecha, llevó a que uno de sus mandos medios y un secuaz  organizaran una nueva facción llamada ‘los Calabazos’. 

Según investigadores judiciales, este grupo surgió bajo las órdenes de Miguel Ángel Escorcia Jiménez, alias ‘Migue’, como cabecilla, y Jesús Francisco Torres Ferias, alias ‘Jechu’, como mano derecha. 

Ninguno de los dos era desconocido para las autoridades, pues ambos habían caído en octubre de 2014 junto a otros dos sujetos. También los señalaron de encabezar la banda Villa Luz, célula delictiva de ‘los Costeños’, organización de Digno Palomino y alias ‘Castor’. 

La Policía le dio varios golpes a ‘los Calabazos’ y una de esas arremetidas provocó la aprehensión, una vez más, de ‘Migue’, quien cedió las operaciones a ‘Jechu’. 

A Jesús Francisco Torres Ferias, alias ‘Jechu’, le figuran cuatro anotaciones por porte ilegal de armas de fuego, dos por concierto para delinquir y una por acceso carnal violento, todas desde 2011 a la fecha. 

“Jechu era como un mito en La Luz y La Chinita. Nadie lo denunciaba por miedo, porque andaba por las calles con un revólver Llama calibre 38 –con el que lo capturaron– amenazando a todos”, dijo una fuente investigadora. “Jechu ha violado a varias niñas de estos barrios y por temor las víctimas ni sus familias denuncian”, continuó el investigador. 

Uno de los hombres de confianza de ‘Jechu’ es Andrés Manuel Arias Alvarado, alias ‘Gallito’. “Andrés Arias tenía influencia en Rebolo, sector de la carrera 27. Recibía órdenes directas de alias ‘Billete’, preso en la cárcel de Cómbita (Boyacá). ‘Gallito’ es el actual jefe de sicarios de ‘los Calabazos’, protagonizaba las extorsiones a droguerías, tiendas y ferreterías”, finalizó la fuente.

Once integrantes de la banda ‘los Calabazos’ fueron capturados a finales de febrero, entre esos ‘Jechu’ y ‘Gallito’. Estos serían los responsables de hurtos, desplazamientos forzados, extorsiones, homicidios e incluso abusos sexuales de menores.  

Sitio donde fue asesinado alias ‘Duvancito’. Al fondo se aprecia el dibujo del logo de Nike, usado por la pandilla ‘los Marca Nike’.

“En el Suroriente se ha hecho una labor importante, los delincuentes que han asumido luego de la captura de los cabecillas de ‘los Papalópez’ y ‘los Calabazos’ también han sido detenidos. Ahora, los que han intentado surgir ha ocasionado un rompimiento en la estructura y eso ha generado un tipo de medición de fuerzas para ver quién asume el control”, destacó Molano. 

Otra banda que aparentemente está casi extinta es la de ‘los 40 Negritos’, que tenía como zona de control el barrio El Ferry. 

En septiembre de 2017, el subcomandante operativo de la Mebar, el coronel Jesús De los Reyes, aseguró que los detectives de la institución que investigaban de cerca los movimientos de ‘los 40 Negritos’ estaban enfocados en la ubicación de cinco o seis de sus miembros para la “desarticulación total de la banda”. 

La afirmación del oficial surgió en respuesta al informe publicado por esta casa periodística sobre el picó El Richi, propiedad de Dionisio Enrique Frías Castillo, alias ‘Gordo 40’, cabecilla de ‘los 40 Negritos’, y de su pareja Zully Soñeth Barrios, alias ‘la Patrona’, hoy ambos tras las rejas.

El estridente aparato, de acuerdo con información revelada en audiencia contra Soñeth Barrios y otros integrantes de la banda, al parecer, era usado para captar la atención de los jóvenes del barrio El Ferry con canciones o mensajes. Además, para hacerle apología al delito y comercializar droga en donde se realizaban los intensos conciertos. 

Poder de convocatoria

Arturo García Medrano, investigador de temas de seguridad y expersonero de Barranquilla, reconoce que es muy difícil que la violencia cese en esta zona de la localidad Suroriente debido al poder de jalonamiento que existe en las bandas criminales. 

Explica que en los barrios antes mencionados hay pandillas y agrupaciones de menores de edad, conformadas por entre 15 y 30 adolescentes, que sirven de banco de delincuentes para las bandas criminales. 

“Son agrupaciones que se hacen llamar, por ejemplo, ‘los Menores’, ‘los Sin Permiso’, ‘las Fresitas’, en el caso de las niñas. Son menores asociados con el pandillismo juvenil. Estructuras independientes de las que esta gente (bandas criminales) viene absorbiendo a los menores y los van vinculando a la organizaciones delincuenciales, metiéndolos en tareas pequeñas, en vigilancia de quien entra o sale del barrio. Están al servicio de los líderes que van despuntando”, expresa García Medrano. 

Esta situación, según el expersonero, se convierte para los menores en una solución para los problemas económicos. 

Un estudio realizado en la administración de Elsa Noguera sobre la identificación y caracterización de las principales pandillas del Distrito de Barranquilla determinó que en las cinco localidades existían para 2012 unas 95 pandillas a las que pertenecían unos 2.500 jóvenes. 

De ese listado hacían parte en ese momento tres pandillas de La Chinita: ‘los Loquitos Traviesos’, ‘los Guevara’ y ‘los Marca Nike’. En el caso del barrio La Luz estaban ‘los RR’, ‘los Cañitos’, ‘los Cara e’ Bruja’ y ‘los Pumita’. Y en Rebolo: ‘Zona Negra’, ‘el Golfo’, ‘los del Matadero’, ‘los Rincón Latino’ y ‘el Combo de la 29’. 

En aquel trabajo llamó la atención que una pandilla de La Chinita, en este caso ‘los Marca Nike’, tenía agrupados 101 integrantes. 

Frente a ello, García Medrano señaló que se ha identificado que actualmente existe un ‘semillero’ criminal que nutre a una banda que empieza a posicionarse en La Chinita y es el ‘Combo del Burro’. 

Alias ‘el Burro’ es Luis Safir Mosquera De Ávila, identificado desde 2010 como miembro de la banda criminal ‘los Rastrojos’. En su momento, la Policía dijo que era tal la peligrosidad de este individuo que ni siquiera en la cárcel Modelo lo aceptaron. 

De una pandilla entró a ‘los Rastrojos’, de ahí pasó a ‘los Papalópez’ y de estos a armar su combo. 

“La organización de alias ‘el Burro’, en el sector de El Milagro, tiene allí un proceso de captación de menores y adolescentes. Les entrega tareas como las de traslado de armas, venta de droga, vigilancia y cobro de extorsiones en los inmuebles”, añade el expersonero. 

Finalmente este indica que el fenómeno de la vinculación de menores en grupos criminales es “creciente” y urge que las autoridades fortalezcan sus trabajos. 

“Este fenómeno es creciente. No se puede aguantar. Hoy es en La Chinita, mañana puede ser en La Paz, en Los Ángeles, en otras localidades. Van creciendo agrupaciones en forma silenciosa”, advierte García. 

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