Conductor baleado en el barrio Rebolo está en coma

 Entre las arrugas de su demacrado rostro, al rompe se podían identificar los estragos de una noche en vela y una angustia que le saltaba por los mismos poros.

Desesperada y caminando de un lado a otro en la entrada de la sala de urgencias de la Clínica Reina Catalina,  Ana Matilde Rojas, la mujer que trajo a este mundo a Leonardo Villalobos, no pierde la esperanza que su hijo se levante de esa camilla en la que lo dejaron postrado un par de criminales, que le dispararon a sangre fría y a quemarropa.

El conductor, de 42 años, se debate entre la vida y la muerte desde las 11 de la noche del martes, cuando fue herido en la calle 10 con carrera 38, barrio Rebolo, en el suroriente de esta capital.

“Dios mío, no te lleves a mi hijo, que él es mi sustento, mi mano derecha. Toda la vida ha trabajado para ayudarme. No entiendo por qué le hicieron eso, si es un hombre trabajador, que no se mete con nadie”, musitó Ana Matilde, con la voz casi que colgando de un hilo debido al llanto y la angustia.

SALIÓ A TRABAJAR
De acuerdo con lo relatado por los familiares, Villalobos partió a las 8 de la mañana del martes de su vivienda –en la carrera 33B con calle 8, en Rebolo–, en busca del vehículo con el que se ganaba la vida haciendo carreras como ‘colectivo’.

Villalobos lo devolvió a las 8 de la noche a su propietario y se quedó compartiendo con algunos conocidos, cerca su residencia. A las 11 p.m. se despidió y se encaminó rumbo a su vivienda, solo, como era  su costumbre.

Pero en la calle 10 con carrera 38 fue interceptado por dos sujetos que, al parecer, tuvieron la intención de atracarlo.

“Él le entregó la cartera y el celular, traía lo que se había rebuscado para la casa. Le dio la espalda a los tipos, caminó tres pasos, y le dieron el tiro en la parte de atrás de la cabeza. Él como que los reconoció y será por eso que le dispararon, para que no contara después”, dedujo su hermana María.

Villalobos cayó al piso, se levantó y volvió a caer de frente, estrellándose contra el pavimento. Allí quedó tendido por unos 20 minutos, hasta que varios policías llegaron al lugar y lo llevaron al Hospital General.

En el centro asistencial, el conductor alcanzó a hablar con su hermana. “Me decía: manita, eso me duele, yo entregué todo, pero me dispararon”.

Luego se sumió en el coma profundo. El hombre fue trasladado a las 3:30 de la madrugada de ayer a la Clínica Reina Catalina, donde permanecía hasta el cierre de esta edición.

Villalobos es el mayor entre cinco hermanos, quedó huérfano de padre hace 25 años y desde entonces ha ayudado a su madre y su familia con su trabajo como conductor. Inicialmente se desempeñó como chofer de bus y, desde hace 15 años, labora como conductor de un vehículo en el que realiza viajes y por las noches ofrece servicio colectivo.

El doctor Jairo Quiroz Mercado, director  médico de la clínica Reina Catalina, indicó que el paciente ingresó a la clínica en coma  profundo. “Está con ventilación mecánica y se le están haciendo más estudios para ver si se puede operar; su  pronóstico es reservado”.

El diagnóstico señala que el proyectil causó un daño considerable en el organismo de Villalobos: no responde a estímulos, de manera verbal ni con movimientos, lo que se conoce como escala de Glasgow de 3. Tampoco abre los ojos.

El comandante de la Policía Metropolitana, general Gonzalo Londoño Portela, señaló ayer en rueda de prensa que la víctima fue interceptada por los asaltantes dos horas después de haber entregado el vehículo

“Sabemos que había trabajado en un taxi, no está registrado en ninguna de las compañías” de taxis que prestan el servicio en la ciudad, enfatizó.

Londoño confirmó que Villalobos fue encontrado baleado en la vía pública. “Es posible que se haya ido a departir con alguna persona”.

Las autoridades tampoco han descartado que el crimen haya tenido móviles distintos al de un robo. “Toca revisar varias líneas de acción, atraco no creemos porque tenía sus pertenencias y documentos de identificación”, dijo el oficial.