Se conocen nuevos detalles sobre las víctimas de la masacre que se perpetró durante la tarde de este viernes 3 de octubre en el barrio Pinar del Río, hecho que ha tomado otra connotación luego de la tregua o cese de la violencia en Barranquilla y su área metropolitana que pactaron Digno Palomino y alias Castor en la cárcel La Picota, en Bogotá.
Leer más: Mujer murió arrollada en la calle 30 de Soledad; conductor huyó del lugar
Usuarios de redes sociales han cuestionado la aparición de los dos máximos cabecillas de ‘los Pepes’ y ‘los Costeños’ en un canal de televisión con difusión nacional y, al tiempo, se han referido al acuerdo como un acto meramente simbólico.
Este sábado 4 de octubre, antes de que se cumplieran las 24 horas de registrada la masacre, la pareja de José Robles Rocha, una de las víctimas de Pinar del Río, confesó a este medio desde la sede del Instituto de Medicina Legal sentir temor por su vida, manifestando que sus familiares eran personas que simplemente luchaban por sus sueños y no le hacían mal a nadie.
“José era un hombre amoroso”
La mujer, quien prefirió no revelar su identidad por seguridad, expresó que su esposo, de 24 años y propietario de la barbería ‘Dólar Barber Shop’, establecimiento donde se perpetró la masacre, era un hombre que daba todo por su familia.
“José era una persona amorosa…De su casa a su trabajo…No era santo, pero tampoco nunca mató ni hizo daño. Era un buen papá, buen hijo, un buen hermano, buen tío…Tuvo una niña de 5 años que amaba profundamente, que hoy en día me dice: ‘¿Dónde está mi papá? Mami, ¿tú dónde estás? Mami te amo’. No saben la tristeza que le dejaron a su familia, porque era alguien que verdaderamente todos lo querían”, expresó la mujer.
Manifestó además que Robles era el dueño de la barbería, ubicada en el segundo piso de un establecimiento comercial en la diagonal 141 con carrera 34. Misma que un día soñó y que con mucho esfuerzo logró sacarla adelante desde hacía dos años.
“Él trabajaba en la barbería, que con mucho amor y dedicación hizo de todo para tener su propio negocio… También le encantaba “enllantar”, su pasión era esa. José era un hombre que te decía siempre: ‘yo lo hago’. Él hizo su casa, su vida, sin saber pegar un bloque hizo su propia casa, solo para que su hija tuviera un techo y nunca la sacaran de ahí”, afirmó.
Otra pérdida en la familia
De acuerdo con la mujer, su primo, Alejandro Enrique Osorio Piñeres, de 24 años de edad, fue otra de las víctimas que dejó la violenta balacera en la barbería. Este trabajaba en el mismo lugar.
“Alejandro estuvo trabajando con mi esposo desde hacía seis meses, cuando casualmente llegó un día a la peluquería a cortarse el cabello y le dijo que estaba cansado de la albañilería, porque es un trabajo que es muy honrado, pero es cansado…Fue ahí cuando José le dijo que se viniera a trabajar con él cortando cabello, porque tenía un puesto vacío y un domingo empezó…Desde ese día nunca pararon porque era un hombre que trabajaba tanto que no descansaba ni un día, ellos tenían claro que tenían que mantener a su familia”, manifestó la familiar.
Sin embargo, la allegada mencionó que su primo Alejandro tenía una ‘maldición’: los pagadiarios.
“Su maldición eran los pagadiarios. Ellos tenían un pagadiario que les prestaba dinero, porque muchas veces no había para el arriendo, muchas veces no había para la comida y era la forma que tenía pagar sus compromisos”, detalló.
Alejandro Enrique Osorio Piñeres dejó huérfanos dos hijos pequeños, uno de 4 años y otro de 7 años de edad.
Sobre la masacre
La mujer informó que su esposo y su primo eran amigos de Jefferson Isacar Villegas Ramírez, de 31 años y de nacionalidad venezolana, la tercera víctima fatal del ataque armado. Este era un cliente frecuente de la barbería, en donde se motilaba semanalmente.
Villegas Ramírez se desempeñaba como mototaxista y ahora trabajaba como cobradiario bajo una ruta de cobro a bordo de su motocicleta, según el testimonio de la madre del hoy occiso.
Ahora bien, la allegada de José Robles detalló que Villegas justamente había llegado al sector para realizar unos cobros y, aprovechando que estaba por la zona, fue a cortarse el cabello como acostumbraba.
“La esposa (de Villegas), pues lo que dice, es que estaban cobrando... Llegaron y dejaron la moto arreglando cerca de ahí porque se le había dañado… De ahí fue a motilarse, pero justo en ese momento llegaron los sicarios y los mataron a todos tres”, narró entre lágrimas la mujer.
Miedos y amenazas previas
La mujer, notablemente preocupada, informó que teme por su vida, ya que no comprende que está sucediendo actualmente, relatando que hace unos meses había sido víctima de una brutal agresión en Pinar del Río.
Aquel ataque, según la mujer, ocurrió el pasado 24 de agosto, cuando al menos 11 personas, entre hombres y mujeres, le propinaron 45 puñaladas tras una discusión que originó uno de sus agresores con su esposo.
“Esa noche estábamos en un quinceañero, un tío mío se sentía mal y le fui a comprar algo en la tienda para que se mejorara… Al llegar, me encuentro con la noticia de que a José lo habían apuñalado en el brazo derecho junto con mi primo que falleció ayer (Alejandro Osorio)”.
La mujer había llegado en una moto y, al ver que el ambiente estaba tenso, le dio la orden a su esposo y a su primo que se subieran en el vehículo para salir, pero cuando iban a dejar el lugar la allegada recibió un golpe por el que terminó cayendo al suelo, mientras sus familiares huían.
“Yo digo: ‘acelera, vete, váyanse, acelera, vete’… Uno de los agresores, cuando yo le grito “vete”, voltea y me coge a mí con todas las personas que estaban alrededor…Me agredieron físicamente todos…Gracias a Dios estoy viva, fueron 45 puñaladas que me dieron”, contó.
Este relato de la mujer sería esa hipótesis que citó la Policía Metropolitana sobre la presunta pérdida de un parlante que derivó en una riña ocurrida el pasado 25 de agosto, donde José Robles y Alejandro Osorio habrían tenido un altercado con presuntos miembros del Grupo Delictivo Común Organizado (GDCO) ‘Los Pepes’.
Basta ya
Con la voz entrecortada, la esposa del occiso manifestó sentirse cansada de esta situación, detallando que la violencia se ha normalizado tanto que se ha convertido en el diario vivir de los barranquilleros.
“Basta ya por favor… es demasiada violencia, ya es demasiado abuso…No es justo que le arrebaten la vida porque sí…Hoy me tocó a mí lidiar con el dolor de un nuevo muerto, el hombre que conocí hace 10 años, hoy ya no está conmigo porque la violencia me lo arrebató”, finalizó.