Septiembre, el mes del amor y la amistad, con una tradicional celebración anual llena de regalos y buenos momentos, paradójicamente ha tenido delicados episodios de violencia intrafamiliar y de género en el Atlántico, dejando a mujeres en un inminente riesgo de muerte.
Se trata de dos casos que han estremecido en gran manera a las familias atlanticenses: uno ocurrido en el municipio de Soledad, en la madrugada del pasado miércoles 10 de septiembre, y otro registrado en la localidad Suroccidente de Barranquilla, específicamente en el barrio San Isidro.
La madrugada de Johanna
El reloj marcaba las 3:00 de la madrugada de aquel miércoles 10 de septiembre, cuando los habitantes del Conjunto Residencial Puerto Armónica, en Soledad, se despertaron entre gritos y llantos que provenían de una de las torres del complejo habitacional.
Alarmados por las voces, algunos decidieron abandonar la tranquilidad de sus hogares para observar lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, aquellos no se imaginaban presenciar una escena tan fría y horrible como la que minutos después verían.
Al acercarse, vieron que en el piso yacía tendida una mujer que, según las autoridades, había caído desde el cuarto piso de una de las torres del edificio. Aquella mujer fue identificada como Johanna Alexandra Baca Echeverría, de 38 años de edad.
Minutos antes, Baca Echeverría había sostenido una confrontación con su pareja Edison García Serrano y, según vecinos, ella pidió auxilio en medio de la agonía. Junto a ella permanecía uno de sus hijos menores, quien fue testigo de la violenta riña ocurrida en el apartamento.
Tras la discusión, un allegado de la mujer contó que aquella madrugada el hijo menor se quedó solo en la portería del conjunto Puerto Armónica. La Policía intervino ante dicha novedad y notificó al ICBF, pero afortunadamente el niño quedó bajo custodia de su padre biológico y su tía, quienes se encargan actualmente de su cuidado.
Malherida, con ambos brazos fracturados y otros traumas en el cuerpo, la mujer fue llevada hasta la EPS Salud Total de la calle 30. Posteriormente, fue remitida a la Clínica La Misericordia Internacional debido a la gravedad de sus heridas y a las posteriores cirugías a las que sería sometida para salvar su vida.
Cuatro días después, exactamente el 14 de septiembre, la familia de la mujer emitió un comunicado informando que Johanna Alexandra había sido sometida exitosamente a cuatro cirugías en ambos brazos debido a las graves fracturas que sufrió.

“No fue accidente, él la tiró”
En su momento, la Policía Metropolitana de Barranquilla informó, por medio de un reporte, que el violento episodio que vivió Johanna ocurrió en el marco de un caso de violencia intrafamiliar y que la caída de la mujer, presuntamente, había sido producto de un accidente.
Sin embargo, los allegados de la mujer aseguraron a esta casa editorial que ella no intentó suicidarse, tal y como se ha tratado de sugerir, sino que fue víctima de un intento de feminicidio por parte de su pareja sentimental, identificado por las autoridades como Edison García Serrano.
Frente a lo ocurrido ese día, Claudia Echeverría, madre de Johanna, manifestó:
“Ella estaba peleando con su pareja y en la discusión, él la empuja y ella cae. Ella (Johanna) me dice eso, que ella no se tiró. Ella me dice: ‘Mami, no me tiré’, y me relata los hechos”.
Fue así como, el 16 de septiembre, llena de coraje y en busca de justicia por su hija, Echeverría se trasladó hasta la sede de la URI de la Fiscalía en Soledad, localizada en el barrio Cruz de Mayo, denunciando a Edison García Serrano y deseando que el proceso continúe conforme a los protocolos establecidos.

El caso de Sheilyn Monroy
Tan solo seis días después del violento caso de Johanna Baca, otra mujer fue atacada violentamente por su expareja.
Se trata de Sheilyn Camila Monroy Turizo, una joven de tan solo 21 años, que sufrió un brutal ataque por parte de su expareja sentimental, Camilo Pardo, quien le propinó 12 puñaladas durante la madrugada del pasado martes 16 de septiembre.
A raíz de ese violento ataque, Monroy permanece sedada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Clínica Murillo. Entretanto, sus familiares adelantan las respectivas denuncias contra el hombre que intentó segarle la vida con un cuchillo.

Yurik Turizo, madre de Sheilyn, rompió el silencio y, en diálogo con EL HERALDO, narró cómo sucedieron los hechos.
De acuerdo con el testimonio de la madre, los hechos ocurrieron a eso de la 1:00 de la madrugada, cuando Sheilyn regresaba a casa a bordo de una motocicleta luego de haber salido a comer en un restaurante de comida rápida.
El agresor (Camilo Pardo), quien estaba escondido en cercanía de su vivienda, había llegado en su moto minutos antes hasta la casa de la joven. Aprovechando la oscuridad, Pardo la interceptó en la entrada del apartamento, exigiéndole que se fuera con él en su moto, pero Sheilyn Camila se negó.
Ante la negativa, el hombre la empujó, sacó un puñal y comenzó a darle varias puñaladas.
“La tiró al piso y le empezó a dar todas las puñaladas. Mi hijo menor, de 13 años, escuchó los gritos desde el balcón y bajó corriendo a ayudarla. Al verlo, el agresor salió huyendo en su moto”, narró la madre.
De acuerdo con la progenitora, ambos se habían separado desde hacía tres años debido a los constantes episodios de maltrato físico y verbal a los que era sometida la joven de 21 años. Sin embargo, el agresor visitaba con frecuencia el hogar con la excusa de ver a los niños, lo que mantenía la tensión.
“Él estaba obsesionado, quería que volvieran. Esa relación siempre fue violenta y yo nunca estuve de acuerdo. Cuando vivían juntos le pegaba, aunque nunca había llegado a este punto”, aseguró.
Al igual que la madre de la primera víctima, la progenitora de Sheylin manifestó que llevaría toda esa información del agresor hasta las autoridades para que sea puesto tras las rejas por orden de un juez.
Al menos 2.000 denuncias
La violencia contra las mujeres en el departamento del Atlántico vive uno de sus momentos más alarmantes. Así lo aseguró la psicóloga Ruth Pareja, integrante del Movimiento Amplio de Mujeres, quien advierte que los casos no solo son más frecuentes, sino también cada vez más violentos. “Solo en lo que va del 2025, han sido asesinadas 40 mujeres. El año pasado cerramos con 77 muertes de mujeres, y más de 2.000 denuncias fueron registradas”, afirmó.
Según Pareja, los municipios más afectados son Barranquilla y Soledad, aunque también se han registrado hechos graves en otros lugares como Repelón y Sabanalarga. “Nos preocupa que muchos de estos casos aún no tienen respuestas. Hay familias que siguen esperando justicia por mujeres asesinadas el año pasado, como Margarita o Madeleine, y sus casos siguen en la impunidad”, señaló.
La activista, además de referirse al caso de Johanna y Sheilyn, también recordó hechos recientes que conmocionaron a la comunidad como el asesinato de una mujer de 82 años, víctima de una bala perdida en medio de disputas territoriales, y el caso de la pequeña Ariana Sofía Lozada Ruiz, muerta en Baranoa. “Septiembre ha sido un mes doloroso. Es una muestra de que la violencia en los territorios se ha salido de control, a pesar de los mecanismos tecnológicos y el esfuerzo de las autoridades”, indicó.
Pareja destacó la labor de la Patrulla Púrpura de la Policía Nacional, que atiende casos urgentes de violencia de género. Sin embargo, explicó que el acompañamiento no es suficiente si otras entidades como la Fiscalía, las comisarías de familia o el ICBF no actúan con celeridad. “Hemos visto cómo audiencias se aplazan una y otra vez, como ocurrió con el caso de la joven de Repelón. Muchas veces, los agresores se benefician del vencimiento de términos, lo cual no debería aplicarse en casos de violencia contra las mujeres”, denunció.
Finalmente, mencionó que se están realizando sesiones en el Concejo Distrital de Barranquilla, en las que mujeres líderes del territorio están siendo escuchadas por autoridades y representantes del Congreso. “La Ley 1257 es muy completa. Lo que necesitamos es que sea funcional y efectiva. La vida de las mujeres depende de eso”, concluyó.