Barranquilla celebra la inclusión
En el Día Internacional de la Discapacidad, las organizaciones se unieron para el desarrollo de actividades con más de 800 asistentes.
Fue un domingo lleno de sonrisas, baile, música y diversión. No era un día cualquiera, era su día. No eran seres ‘especiales’ o ‘angelitos’ como muchos los llaman. Se trata de personas de carne y hueso, niños y adultos que por azares de la vida o la genética se encuentran en situación de discapacidad y luchan cada vez con más ahínco ser parte activa de la sociedad.
Ismael Enrique Menco, de 22 años, tiene claro que su pasión es bailar “y cantar como el Joe Arroyo”. Se le mide a la champeta, salsa o merengue, incluso a animar al público si lo ve muy aburrido.
Él hace parte de las 65.188 personas con discapacidad en el distrito de Barranquilla.
“Tengo mi sombrerito, el chaleco y los palitos... y ya”, así explica su vestuario caracterizando al ‘Centurión de la noche’.
Karen Menco, su hermana, cuenta que Ismael es el único hombre y el menor de los cuatro hijos. “Esto es un proceso que solo hay que vivirlo, es lo más lindo que nos ha podido pasar”.
Ella junto a sus sobrinos y hermanas lo acompañaron en el evento Todos contamos desarrollado en el parque de las Nieves.
Es parte de la fundación Fundown “y es la felicidad de la familia. Todos vinimos a acompañarlo en su presentación”, eso lo demuestra el fuerte abrazo que su sobrino Santiago Manotas le dio a su “tío chévere” con el que disfruta jugar.
Más de mil millones de personas, es decir, un 15% de la población mundial, padece alguna forma de discapacidad, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
En ese evento también estuvieron los reyes del Carnaval de los Niños, Shadya Londoño y Samuel Martínez, quien tiene síndrome Peters, una condición que genera la pérdida de visión.
Con el “espeluque, perreo, sandungueo y vacile” que pide Sammy, Shadya fue la encargada de dirigir la coreografía y de decenas de sonrisas al compás de la champeta.
Juan Diego Salcedo tiene 14 años y Valentina Rocha 15, ambos realizaron una presentación de baile en el evento aunque lo de Juan Diego va más por el lado del fútbol.
“Soy juniorista y por eso tengo la camiseta. Me gusta mucho el fútbol y bailar champeta, la de Óscar Prince”, cuenta Juan, que tiene retraso mental moderado.
Su mamá, Yesenia Cera, cuenta que la detección se dio a los cuatro meses de nacido y desde ese momento se ha tratado.
“A la sociedad hay que hablarle mucho, decirle la condición de ellos para que los acepten”, asegura la mamá del que, según él, será “como James Rodríguez”.
Valentina disfruta bailar “champetúa ua ua” y está en quinto grado. Su sueño es bailar ante un gran público siendo una gran bailarina “ojalá y sea con un tutú”.
Martha García, su mamá, cuenta que tiene síndrome de Angelman, un trastorno neurogenético. “Lo descubrimos a los dos años y ha sido un proceso con mucho esfuerzo y dedicación”.
En la paz
“La discapacidad forma parte de la condición humana: casi todas las personas sufrirán algún tipo de discapacidad transitoria o permanente en algún momento de su vida”, se lee en el informe mundial sobre la discapacidad de la OMS.
Para el padre Cirilo Swinne más que enfocarse en una discapacidad, nos debemos enfocar en las múltiples capacidades de las personas. Tal como lo hizo en el evento de la tarde de ayer en el barrio La Paz.
“Nosotros tenemos una deuda muy grande con las personas con discapacidad en todo sentido. Aquí no los apartamos, los llamamos porque deben descubrir sus capacidades, no sus discapacidades”, afirma mientras al fondo hay bailarines y cantantes que buscan entregar sus talentos a las personas que los reciben con aplausos.
Luis Ángel Mercado tiene 25 años y el proceso de inclusión, dice su mamá, Luz Sastoque, empezó desde casa.
Él tiene síndrome de Down y lo cataloga como “un chico muy activo e inteligente que está haciendo un taller de madera y busca estar incluido en ese ámbito laboral”. Como ellos, cientos buscan mostrar de lo que son capaces, a pesar de lo que otros ven como discapacidad.
