Pido por favor leer esta carta', comienza diciendo Alba Daza de Tovar en su hoja de cuaderno, en tiempos en los que se ha perdido el arte de escribir cartas a mano. Alba la empezó a escribir el viernes y la terminó el lunes, cuando la envió a EL HERALDO dentro de una caja vieja de zapatos.
'Soy una señora de 70 años que me preocupo mucho por el medio ambiente, por lo cual me he tomado el trabajo de hacer muchos artículos con cosas que son desechables. He tratado por todos los medios de que los medios de comunicación den a conocer esto, he llamado y mandado fotos pero parece que a nadie le interesa (sic)', continúa la carta.
Dentro de la caja, Alba empacó muestras de los adornos reciclables que ha hecho durante 20 años: copas hechas con botellas plásticas, joyeros con frascos de detergente, floreros con tubos de cartón y recordatorios con cáscara de huevo.
Todo lo hizo en silencio, escondida de su esposo y su nieto, los únicos que hubiesen podido detenerla. La caja, como si guardara su mayor secreto, estuvo tres días en lo más alto de su clóset hasta que ese lunes le dijo a su esposo Helio 'llévame a EL HERALDO y no me preguntes para qué', algo que el hombre cumplió sin reparos.
De regreso a casa, Alba no dejaba de reírse dentro del carro, según recuerda Helio. Ahí le confesó que le dejó al director del periódico, Marco Schwartz, una muestra de sus 'chécheres'. 'Ese señor pensará que estoy loca', le dijo a Helio, quien le respondió: 'No te sorprendas si vienen a buscarte'.
Poemas y Cáscaras de huevo
Al igual que la caja, la casa de Alba está llena de adornos reciclados. Las cáscaras de huevo están pintadas de blanco y tienen recortes de ángeles que se pegan sobre las paredes, los recipientes de detergente le sirven para guardar lazos y otros envases plásticos para soportar velas o servir de floreros.
'Quiero que otras personas se preocupen también por reutilizar estos elementos. El mundo se está contaminando cada vez más, mija. El otro día vi las noticias de los arroyos repletos de basura y me da mucho dolor. Yo no quiero beneficiarme con nada, solo que se dé a conocer las cosas bonitas que se pueden hacer con esto', cuenta Alba, mientras enseña todas las versiones de sus adornos a base de cáscara de huevo.
Todavía conserva algunos de los recordatorios que hizo para el bautizo de su nieto Leider, celebrado hace 16 años, para los que utilizó más de veinte huevos. Para esto Alba rompió la cáscara por la parte superior, los limpió, los pintó de blanco, y los convirtió en cuna de plástico para bebés.
'Es que uno bota muchas cosas que se pueden reutilizar', es la consigna de Alba, que cada día le da una nueva vida a cualquier objeto. Su vida pasa entre servicios a la Iglesia, reuniones con viejas amigas, tardes libres para sus manualidades y poesías.
Este año, a sus 70, Alba se autopublicó su primer libro Mis poemas para ti, rimas que ha escrito a los largo de 30 años y que han sido inspirados en sus bodas de plata, sus hijos, su madre, sus viajes por Colombia y los casos de familia que solía ver en El show de Cristina.
'Es una mujer muy creativa e ingeniosa, llena de talentos. Lo que hace a mí me resulta maravilloso, toda una novedad', le dice Helio. Tienen 49 años de casados y una relación que parece tan cálida como los pesebres de cáscaras de huevo que crea Alba.
Su caja de zapatos y su escrito supo conmover desde el lunes que llegó a la sala de redacción. Algunos periodistas decidieron quedarse con las copas y otros con los cofres, que ahora adornan los escritorios.
Al final del texto, Alba hacía su última petición: 'Si publican algo ojalá sea los días miércoles, viernes o sábados, que son los días que puedo comprar EL HERALDO desde mis 12 años'.


