Germán Vargas Cantillo (1919–1991), aquel hombre de las letras, una auténtica fábrica de la cultura en el Caribe y en Colombia, fue el motivo por el que entrañables amigos fijaron un encuentro y entrechocaron las copas ayer, en las instalaciones de EL HERALDO, en un brindis para homenajear su memoria y su legado.
El tributo, que recordó el aporte de un periodista, escritor y gestor cultural que no sabía cómo negarse a quien necesitara de él, se celebró en el marco del centenario de su natalicio, una fecha ya incrustada en su familia y en quienes conocieron a Vargas Cantillo.
'Esto es lo menos que podemos hacer para recordar una figura de su magnitud', fue la consigna del director Marco Schwartz.
Durante la tertulia, sus hijos Darío y Mauricio, así como su nieto Andrés Vargas, recibieron de manos de esta casa editorial, de la Alcaldía y la Gobernación del Atlántico, tres reconocimientos para condecorarlo: una placa conmemorativa, la medalla Ciudad de Barranquilla categoría Oro y la lectura de un decreto para rendir homenaje póstumo, respectivamente.
Terminados los actos protocolarios, los asistentes evocaron a Vargas Cantillo entre anécdotas poco conocidas y relatos que construyeron una misma historia: la de un hombre profundamente generoso, barranquillero universal, que vivió con intensidad la efervescencia de la historia cultural de la ciudad.
En este campo, Vargas Cantillo ocupó diversos cargos: fue el primer locutor de noticias en la Voz de Barranquilla y Emisora Atlántico, fundador del semanario Crónica, corresponsal de la revista Semana y columnista de EL HERALDO, entre muchos otros trabajos. Fue, además, miembro del mítico Grupo de Barranquilla, del que hicieron parte connotados escritores y artistas como Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, Alejandro Obregón y Gabriel García Márquez.
'Gabo decía que Germán siempre estaba pendiente de sus carencias y que no sabía cómo este se enteraba de cuándo no tenía ni el medio peso para pagar la noche en El Rascacielo. Germán siempre estaba para deslizarle dinero', narró el poeta Joaquín Mattos Omar.
Mentor de tantos
Vargas Cantillo se ganó el cariño y respeto de muchos, quizá sin proponérselo, tras convertirse en mentor de los jóvenes que aspiraban a ser periodistas o escritores. De esa incansable labor dieron testimonio el investigador literario Ariel Castillo y los periodistas Alba Pérez del Río, Lola Salcedo, Laurian Puerta y Humberto Mendieta, presentes en la tertulia.
'Nunca se comprometía cuando leía algo que le disgustaba, pero tampoco hacía daño. Tenía un gesto neutro que no era el dedo arriba pero tampoco el dedo abajo, de tal forma que los jóvenes se iban medio alegres', comentó la escritora Alba Pérez del Río, despertando las risas de todos.
'Hubo una situación excepcional. Un empleado bancario con hijos, alguien mayor, le dijo a mi papá: 'Con esta novela quiero dejar el banco y dedicarme a la literatura'. Cuando mi papá la leyó se angustió porque pensó que se iba a morir de hambre, de lo mala que era. Entonces le respondió que 'su novela decae desde el principio', relató Mauricio.
Papá incendiario
Ambos hijos recordaron aquellas épocas en las que su padre, tras dejar a Barranquilla, decidió quemar los borradores de sus cuentos, al considerar que eran 'muy malos'. Los hizo cenizas, así como lo hizo con las cartas que le escribió a Gabo.
'Mi papá tenía una vocación de pirómano. Seis meses antes de morir dijo que aquí no vendría ningún Jacques Gilard a saquear estas cartas y venderlas por millones de dólares, así que las quemó todas. Le conté la historia a Gabo y respondió que eso le producía dos sensaciones: una enorme frustración porque las necesitaba y una gran alegría porque así era Germán', contó Mauricio.
Darío, por su parte, revivió a ese Vargas Cantillo político, que según dijo 'era un gran admirador de Julio César Turbay por su principio de ser un hombre popular, del pueblo, que le había ganado a la oligarquía bogotana'.
'Mi papá fue un liberal de ‘raca mandaca’ en el sentido más estricto de la palabra', destacó Darío.
Del encuentro también participaron, además de los mencionados, el alcalde Alejandro Char, el gobernador Eduardo Verano, el secretario de Cultura del Distrito Juan José Jaramillo, la secretaria de Cultura del Departamento, María Teresa Fernández, el escritor Julio Olaciregui, el gestor cultural Heriberto Fiorillo, el periodista Óscar Ritoré, el columnista Thierry Ways, y los directivos de EL HERALDO Guillermo Cuello y Carlos de la Rosa, quienes cerraron el evento al coincidir con un apunte de Verano: 'Yo creía que era el único amigo de Germán, pero ya veo que él nos hacía sentir eso a todos'.





















