Compartir:

Ecopetrol, tasas de interés, situación del gas y otros temas macroeconómicos de coyuntura fueron los temas que desarrolló el ex ministro de Hacienda y actual rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, en un año en el que Colombia fue protagonista de muchas noticias en materia económica.

Lea: Fitch degradó la calificación de Colombia por persistente déficit fiscal y aumento de la deuda pública

En diálogo con EL HERALDO, Restrepo señaló que algunas decisiones que ha tomado el Gobierno nacional en el ámbito económico han perjudicado al país, sobre todo en materia de déficit fiscal, exploración y explotación de petróleo y gas, y especialmente en confianza de mercados internacionales.

Con todas estas noticias que se han dado sobre todo para Ecopetrol, ¿cómo ve ese panorama para la que muchos consideran la joya de la corona de Colombia?

Yo creo que lo que estamos viviendo en Ecopetrol es una destrucción permanente, y es una destrucción que se da en varios frentes. Es permanente porque la compañía viene deteriorando sus indicadores de eficiencia operativa, sus indicadores de eficiencia financiera, porque de alguna manera hemos visto una destrucción de los avances que había tenido en materia de gobierno corporativo, porque buena parte de las cifras, si no todas, tienen mal comportamiento, arrancando por las utilidades, siguiendo con la caja.

Y la única buena noticia que muestra hoy Ecopetrol es que más o menos mantiene la producción, pero pierde también en reservas, pero ese aumento en la producción se da sobre la base de algo que el propio Gobierno ha destruido estratégicamente, que es la exploración no convencional, o sea, fracking.

A lo anterior se suma también una destrucción estratégica. El Gobierno viene tomando decisiones que deterioran Ecopetrol. El impedir firmar nuevos contratos de exploración de gas y de petróleo, el impedirle a Ecopetrol realizar exploración no convencional en Colombia o en el exterior, el destruir un proyecto que se venía avanzando, que ya tenía aprobación de muchos actores al interior de Ecopetrol por su viabilidad financiera y técnica que se tenía por comenzar con Oxy en materia de exploración no convencional, se destruye.

Entonces, lo que estamos viviendo es una permanente dosis de destrucción estratégica, destrucción financiera, destrucción operativa y destrucción de gobierno, y a esto se le agregó recientemente la preocupación por el tema reputacional encabeza de quien hoy preside la compañía, donde existen dudas y escándalos que se han venido conociendo y que naturalmente afectan a la compañía.

Pueda ser que no haya nada adicional que venga a continuación, sobre todo en materia de la eventualidad de que su presidente (Ricardo Roa) pueda entrar en la lista Ofac, porque ese sí sería una destrucción total de una compañía que está habilitada en la bolsa de Nueva York.

Pero más allá de eso, todo esto se refleja al final en una disminución en el valor de la acción que termina afectando a Colombia y también a los cientos de miles de accionistas minoritarios que están viendo como día tras día la compañía entra en una debacle y en una situación muy complicada en todos los frentes.

El tema del gas natural es un frente que se ha venido conversando no ahora, sino años atrás, y varios análisis han indicado que el déficit se aumentará año tras año y que la tarifa de gas para los hogares también va a subir, ¿cómo ve desde su perspectiva la situación actual y por supuesto pensando hacia el futuro?

Nadie niega que en materia de gas existen necesidades y urgencias en materia estructural. Lo que uno no entiende es por qué sabiendo que ahí teníamos una urgencia para actuar, sobre todo en exploración, para aumentar la oferta y evitar caer en mayores niveles de inseguridad energética en gas, pues no se hicieron esas labores. Uno encuentra, por ejemplo, y esto no tiene que ver directamente con las necesidades de hoy, pero sí es una señal a futuro, la decisión de no firmar nuevos contratos de exploración de gas, y eso es una mala señal. Pueda ser que no tenga efectos a corto plazo, pero es una mala señal al inversionista.

Si a eso yo le agrego la decisión de impedirle al sector hacer exploración no convencional, o sea fracking, en gas, allí si estás afectando directamente una oferta de gas que el país necesita, porque en este momento hay escasez, en el sentido de que si bien la demanda supera la oferta, pues se termina solucionando por la vía de la importación.

Incluso con un agravante, la importación siempre es más costosa y ya lo estamos viendo, aumentos de gas de hasta el 50 % en vehículos, algo similar en residencias, incluso necesidades de importación de gas para el consumo de las familias, lo cual termina afectándolos por el aumento de la tarifa.

A esto se le ha venido agregando otra suerte de decisiones equivocadas, como demorar licencias ambientales en proyectos claves, decisiones como demorar los proyectos offshore en materia de producción de gas, decisiones de intervenciones inadecuadas por parte de la Creg que terminan afectando las señales al inversionista y que terminan distorsionando el mercado, intervenciones o por lo menos intención de intervención en materia de tarifas que termina enviando una mala señal a la oferta y todo esto combinado lo que genera es un caldo de cultivo negativo para el futuro del sector. El paganini, o la consecuencia final de esto es que los usuarios van a terminar pagando más por el gas.

Por más de que se hagan procesos de intervención, lo que termina es distorsionando el mercado y no solucionan de raíz el problema.

¿Cuál cree usted que sea la solución al tema del gas?

El problema es más oferta, y la mayor oferta en gas se logra apoyando los offshore, acelerando las licencias ambientales, que no se ha hecho; acelerando las consultas a comunidades, que no se ha hecho;, acelerando los proyectos no convencionales o de fracking, que no se ha hecho; permitiendo exploración no convencional en exploración, nuevos contratos de exploración de gas, que no se ha hecho. En general, activando el mensaje al inversionista para lograr mayores niveles de oferta, porque si no existe la suficiente oferta, lo que tendremos es escasez, más importación y más tarifa al usuario.

El déficit fiscal es algo que se ha alertado de forma constante, lo hemos visto en los datos del Comité de la Regla Fiscal y en estudios de calificadoras importantes como Moody’s, S&P o Fitch Ratings, ¿usted qué perspectiva tiene de esa coyuntura?

En materia de déficit fiscal lo que estamos viendo es que las cifras ya están mostrando que vamos a llegar a un nivel histórico posiblemente o en 2025 o en 2026 de déficit fiscal, el más alto en la historia del país, que va a llegar y aproximarse al menos 8 % del PIB. Y esto se materializa también en un momento donde tenemos el nivel histórico de deuda pública con respecto al PIB cercano al año de pandemia, que es inaceptable porque no estamos en medio de una pandemia.

El déficit fiscal es la consecuencia de un mal manejo de las finanzas públicas del país, de un presupuesto nacional desbordado que crece especialmente soportado en gastos de funcionamiento que incluyen el derroche en burocracia estatal, en corbatas estatales, un presupuesto que crece también porque el costo de endeudamiento crece por dos vías:

La primera, porque aumenta la deuda pública, como ya lo decía, la deuda bruta ya llega al 65 % del PIB, máximo histórico de Colombia; y la segunda, porque con la incertidumbre, la desconfianza de medidas como, por ejemplo, la suspensión de la regla fiscal, el país se vuelve más riesgoso, sube el costo de endeudamiento, suben los intereses de la deuda pública y eso le resta espacio en el presupuesto a otros propósitos de inversión social y productiva.

A esto se le agrega que en la medida en que se han venido implementando medidas que elevan la carga impositiva al micro, al pequeño, al mediano empresario, o este se informaliza o acude a la evasión y al final el recaudo no se logra y las metas de recaudo de la Dian no se están dando. Por más gestión que realice la Dian, cuando la tarifa es excesivamente alta, inevitablemente no existe la capacidad de recaudo.

Esto se suma o genera a su vez que la caja esté en situación difícil de la nación, cae entre el 50 y el 90 % en algunos meses, y las reservas presupuestales se están elevando, lo cual genera una sobrecarga para este año y el año siguiente, que también afecta la caja y afecta la realidad de las finanzas públicas del país.

Entonces estamos en un escenario de una suerte de desmadre fiscal que va a ser muy costoso para el país, que va a ser quizás la peor herencia que le va a dejar este gobierno al siguiente y que va a ser muy difícil de registrar, porque la única salida será disminuir el tamaño del Estado, revisar la estructura tributaria del país, recoger algunas de las exenciones, luchar más activamente contra la evasión y simultáneamente recuperar recursos que se pierden en medio de la corrupción en el país. Pero sobre todo va a requerir retornar de nuevo a lo que se perdió, que es la histórica macroprudencia macroeconómica que había tenido Colombia.

Otro punto clave tiene que ver con la inflación, que hemos visto que ha venido aumentando de manera paulatina, y por ende el Banco de la República ha tomado la decisión de mantener su tasa de interés al 9,25 %, pero bajo su análisis, ¿cómo ve usted el comportamiento del Banco de la República ante el asedio del mismo presidente Petro de presionar para que el Emisor baje las tasas?

Yo creo que lo primero que hay que hacer es un homenaje, de verdad, al Banco de la República, a la Junta del Banco, porque ha hecho una tarea encomiable, en el sentido de que ha sostenido la política monetaria con acierto, con cuidado, con prudencia para garantizar que Colombia no entre en una espiral inflacionaria.

Y ha hecho el esfuerzo a pesar del Gobierno, porque el Gobierno se ha encargado de hacerle la vida imposible a las decisiones de la Junta del Banco Central. Cuando el Gobierno tiene estos niveles de déficit fiscal desbordados, cuando genera presiones como, por ejemplo, aumentos de salario mínimo excesivos, que aumentan las expectativas de precios, pues a la Junta del Banco le queda muy difícil su tarea, pero ha hecho la tarea y ha logrado sostener la tasa de interés de política monetaria o incluso en algunos meses bajarla, pero siempre con el cuidado de evitar perder credibilidad en la política monetaria y sobre todo que se genere un impacto negativo sobre los precios.

Los colombianos tenemos que saber ver que la inflación es el peor de los impuestos para los más vulnerables y para los más pobres. Entonces, contener la inflación tiene que ser un propósito nacional, incluso a pesar del Gobierno.

Banco de la RepúblicaEl ministro de Hacienda y el gerente del Banco de la República en una reunión de tasas.

El Ejecutivo, además, ha tomado recientemente la posición de atacar a los integrantes de la Junta Directiva del Banco de la República calificándolos de actores políticos, nada más alejado de esa realidad.

Nada más incoherente que afirmar eso por parte incluso del propio presidente de la República. Es una demostración de la ignorancia supina respecto a cómo funciona la Junta Directiva del Banco de la República. Y lo peor aún es que ahora el Gobierno victimiza o se victimiza afirmando que es que el banco es el responsable de que las tasas de interés no bajen, cuando es todo lo contrario.

El único responsable en este momento de tasas de interés altas es el Gobierno nacional, por los excesos en materia de derroche de gasto público, los excesos que generan una presión de demanda y por las decisiones descontroladas en materia de salario y de precios que terminan también afectando la dinámica económica del país.

¿Qué es lo que debería seguir?

Lo que sí desafortunadamente va a pasar muy seguramente será un escenario donde la inflación va a tender al alza, y eso precisamente ha sucedido en los últimos cuatro meses.

El impacto de esto va a ser significativo porque la Junta del Banco de la República va a sostener tasa de intereses de política monetaria o va a tener que aumentarla y ahí se va a generar de nuevo un choque con el Gobierno nacional, un choque injusto con la junta del emisor que, como lo dije al inicio, a ella habría que hacerle un gran homenaje porque ha logrado contener los precios a pesar del Gobierno.

Ahora el país es menos atractivo para la inversión, ¿cómo se puede cambiar la historia?

Necesitamos un consenso con el sector productivo en el diseño de reformas estructurales, más macroprudencia macroeconómica, revisar la estructura fiscal y tributaria, menos regulaciones y trabas, políticas públicas que generen certidumbre, y un ánimo de construir con el sector empresarial (micros, pequeñas, medianas y grandes empresas).

Mas inversion siempre es más empleo y mejor política social vía más recaudo tributario.

‘Al borde de la esperanza’

El rector de la Universidad EIA se refirió a su libro ‘Al borde de la esperanza’, en el que trata temas como los populismos, el liderazgo colectivo y la crisis fiscal. Además, trató temas generales del país y de lo que viene con las elecciones legislativas y presidenciales, para las que destacó que elegir un buen Congreso es lo más importante.

En diálogo con este medio recalcó: “Yo creo que estamos al borde de un escenario desafiante para el país, al borde de que se pierda la credibilidad en la democracia y en las instituciones, al borde de que estos populismos autoritarios nos conduzcan por el camino equivocado. Y siento que el país lo que necesita es un nuevo liderazgo, un liderazgo basado en valores, un liderazgo que piense no en el odio y en el resentimiento, sino en el amor y la construcción colectiva. Un liderazgo que proponga soluciones concretas, no habladuría o charlatanería”.

Agregó que el país necesita un liderazgo que se construya con esperanza, con una narrativa de esperanza y no una narrativa de destrucción y de apocalipsis.

“Yo siempre he creído que hay dos tipos de personas, los que ven el vaso medio vacío y los que ven el vaso medio lleno. Yo siempre he visto el vaso medio lleno, y he visto que hay una cantidad de propuestas en lo fiscal, en el crecimiento, en salud, en educación, en infraestructura, en los temas de cultura, en la sostenibilidad, en el comercio exterior, en las relaciones con Estados Unidos, entre otros temas, donde hay oportunidades para construir con esperanza hacia el futuro del país.

Por eso escribí este libro, y creo además que es un mensaje no desde la perspectiva política ni tampoco de la de un académico aislado de la realidad del país, sino la de un ciudadano que ha tenido oportunidades y que agradece las oportunidades que el país le ha dado”, resaltó Restrepo.