Trabajo informal: la mitad de la población colombiana trabaja en la informalidad

El último informe del Dane sobre ocupación informal en Colombia, para el trimestre febrero-abril de 2023, estima que el 57,5 % de los trabajadores del país lo hace en la informalidad. Un fenómeno que es más complejo de lo que suele creerse, de ahí que, si bien en las últimas tres décadas el Gobierno ha presentado reformas para reducirlo, los resultados de estas políticas distan mucho de haber sido eficaces.

El Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Caribe Colombiano de la Universidad del Norte viene analizando las variables para entender por qué en el país, y de manera más particular en la región, resulta tan complicado acabar con la informalidad. Tradicionalmente, el problema se ha abordado como el recuento de un agregado amplio de trabajadores independientes, que comúnmente se definen como 'cuenta propia', que se caracterizan porque la gran mayoría de ellos no registra contribuciones a la seguridad social y no realizan aportes pensionales. A esta definición básica se suman los trabajadores sin remuneración, empleados del servicio doméstico o trabajadores de empresas no públicas y no registradas o muy pequeñas (menos de 5 trabajadores).

Juan Perilla, director del observatorio y profesor de Economía de Uninorte, señala que el análisis debe empezar con el diagnóstico de la situación. 'Primero hay que entender que cuando se habla de informalidad laboral también hay que mencionar la informalidad empresarial, que en América Latina tiene proporciones gigantescas. Se asocia con la informalidad laboral y las dos se relacionan con el trabajo por cuenta propia o empresas unipersonales, de la cuales hay muchas en la economía'.

El documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social, de enero de 2019 (Conpes 3956), calcula que alrededor del 75 % de las microempresas del país no están registradas, es decir, no cuentan ni con registro mercantil ni Registro Único Tributario y, según el Dane, el 84,9 % de la población ocupada en estas empresas es informal. Por eso los esfuerzos del Gobierno, por lo menos desde la década de 1990, se han centrado en reducir la informalidad empresarial.

'Se han implementado múltiples estrategias, todas de manera independiente, en distintas partes del país, y se ha buscado reducir la cantidad de trámites que tendrían que hacer las personas para inscribir su empresa, reducir los costos de la formalización, darles beneficios tributarios, darles facilidades crediticias y hacer que se formalicen. Lo curioso es que muchos se han formalizado, pero contratan trabajadores de manera informal', señala el director del observatorio.

Un ejercicio sencillo, con base en las estadísticas del mercado laboral del primer trimestre de 2023, permite ver que, en efecto, la gran proporción de trabajadores contratados de manera informal son de empresas unipersonales. En Barranquilla, por ejemplo, según el Dane, 8 de cada 10 trabajadores informales funcionan como empresas unipersonales. El porcentaje de informalidad se reduce en aquellas que se dedican a actividades profesionales (75 %), pero no reportan contribuciones a la seguridad social por su trabajo. En actividades como servicios, transporte, manufactura de baja complejidad, el porcentaje de informalidad de empresas unipersonales es de casi el 100 %.

Desde la perspectiva del trabajador hay quienes encuentran atractiva la informalidad. En 2019, el economista Mauricio Cárdenas estimó que alrededor de cuatro millones de trabajadores en Colombia son informales voluntarios, mientras que 4,8 millones lo son de manera involuntaria, lo que quiere decir que si tuvieran la oportunidad se vincularían de manera formal al mercado, pero no hay oportunidades, no son absorbidos por el sistema.

Los afectados por la informalidad son, en su mayoría, trabajadores jóvenes, y en gran proporción mujeres, con bajos niveles educativos que laboran en promedio más horas y obtienen salarios proporcionalmente inferiores a quienes tienen un empleo formal. La complejidad del problema radica en las enormes diferencias, que rara vez se destacan, entre el agregado a nivel nacional y la experiencia regional; la altísima heterogeneidad en los resultados de la informalidad a nivel sectorial; y la interacción entre informalidad empresarial y laboral.

De acuerdo con Andrés Vargas, profesor de Economía de Uninorte, la informalidad en el país podría obedecer a tres razones principales: uno, costos de contratación formal muy altos; dos, algunos trabajadores deciden permanecer en la informalidad porque esta es más atractiva y permite flexibilidad; y tres, por las características del trabajador, en términos de niveles educativos, habilidades, conocimientos, circunstancias de entorno social, que termina vinculado en actividades de baja productividad y que funcionan como autoempleo de subsistencia. 'Para este último grupo, las políticas de reducción de costos laborales no salariales, por ejemplo, no tienen gran relevancia', agrega.

'La alta informalidad en la región Caribe está correlacionada con los niveles de pobreza. En las ciudades con mayor incidencia de la pobreza, mayor es el nivel de informalidad. Ahora, ¿es la pobreza causa o consecuencia de la informalidad? Esta es una pregunta abierta, pero estoy inclinando a pensar que estos dos fenómenos se retroalimentan, en el sentido de que la alta informalidad se constituye en un obstáculo al proceso de desarrollo económico. Al mismo tiempo, la alta y persistente informalidad es reflejo de economías donde predominan actividades de baja complejidad y productividad', indica Andrés Vargas.