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Sin duda el entusiasmo y el optimismo reinaban durante el Foro Caribe Siglo XXI realizado el pasado 28 de marzo en Barranquilla. La gente tiene derecho a sentirse llena de pensamientos y actitudes positivas en medio de nuestras dificultades.

Sin duda el TLC con Estados Unidos genera expectativas positivas aunque todos sabemos que no se implementara sino a mediados del 2013, siempre que el Congreso apruebe las reformas requeridas en varios frentes. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde sacó el Gobierno la cifra de 500.000 empleos nuevos en el país por el TLC en los próximos cuatro años ni porque de esos, unos 200.000 le corresponden a la Costa. El problema con estas simulaciones es que no se revelan los modelos que la sustentan y tiene uno que creerle a los gobernantes. Un crecimiento del PIB en un 1% adicional por el TLC siempre ha sido una cifra modesta y de pronto creíble.

El TLC llegó para quedarse y será una realidad. Habrá ganadores y perdedores, y más vale que todo el mundo se vaya preparando con tiempo. El empresario Loewy hizo reflexiones aterrizadas sobre las dificultades de penetrar en los mercados americanos, sobre todo cuando el margen de rentabilidad allá es bajo. El delegado de Análdex comentó con realismo que apenas 9.000 empresas colombianas exportan y apenas se vende un 17 o 18 % de la producción. Hay mucha 'mini exportación' de menos de US$100.000 anuales.

El Sr. Sergio Gómez nos pintó un panorama muy rosa del TLC en México, aunque tuvo que reconocer el desastre en la producción de maíz. Lo irónico en México es que los precios de la tortilla, subieron en vez de bajar, gracias a las estructuras oligopólicas en la importación de maíz. Algo que vemos en Colombia donde nuestros importadores muchas veces triplican el precio de lo que importan. Tampoco se entiende que los pobres mexicanos sigan fugándose a Estados Unidos aun muriéndose en el desierto.

Se repite hasta el cansancio que Barranquilla será la capital del TLC. La verdad es que uno quisiera que así fuese. Pero si seguimos con los eslogans y no trabajamos seriamente en los proyectos claves, seremos fieles a las tradiciones orales pero sin concretar nada, al contrario de los paisas. De esta forma, por ejemplo, el Distrito tiene que ver como supera la estrechez fiscal que hoy padece, dados los gruesos pasivos que quedaron en el pasado 31 de diciembre, a pesar del aumento de los ingresos, para ver como apoya lo del TLC.

En materia de movilidad, la verdad es que peligra el Transmetro, espina dorsal del sistema, muy lejos de cubrir sus costos de operación. Lo preocupante es que los anuncios de Santos fueron pírricos en apoyo al sistema pues nada se dice de la II fase cuyos recursos no quedaron incluidos en el Plan de Inversiones de Santos. Lo mismo pasa con el tema del Superpuerto, pues si no se resuelve el tema de las vías de acceso al mismo, las concesiones que allí están poco futuro tienen, a pesar de la presión real de las exportaciones de carbón que vienen en camino. La verdad es que se ve mucha retórica pero poco músculo financiero. Ni para que hablar del famoso tren de cercanías que uniría las tres ciudades costeras. Para semejante inversión, incluyendo el complicado cruce férreo del río, uno no ve de donde sale el movimiento de carga y pasajeros que lo justifique.

El ministro Germán Cardona dijo algo muy clave en el Foro, la necesidad de conjugar el verbo 'estructurar', es decir, concebir proyectos sólidos. Además, si salimos de Barranquilla, la realidad institucional de nuestros pobres municipios es agobiante. El reto de la Gobernación es gigantesco. De lo contrario, el TLC nos pasara por encima.

Por Jairo Parada