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Impotentes y frustrados se retiraron los rojiblancos de la cancha y la tribuna. Los jugadores y la hinchada de Junior se fueron con la misma decepción y sabor amargo tras el empate 0-0 ante Once Caldas, anoche en el estadio Roberto Melendez, en la quinta jornada de la Liga.

Fue una misión imposible anotarle un gol al conjunto manizalita, que supo contrarrestar las virtudes ofensivas de los Tiburones y que contó con un arquero sin mantequilla en los guantes, Gerardo Ortiz, quien salvó un par de opciones claras de gol en el segundo tiempo y atenazó cada centro que los anfitriones enviaron en su desesperado esfuerzo final por tratar de vulnerar la resistencia forastera.

Además del ordenado planteamiento de Hubert Bodhert y sus pupilos, Junior falló en la definición en las escasas oportunidades que se le presentaron. A Germán Mera le quedaron dos en bandeja de plata en su especialidad, juego aéreo, y en las dos careció de puntería.

La entrada de James Sánchez y Sherman Cárdenas desde el pitazo inicial le dio mejor manejo del balón a los rojiblancos. Apenas empezaron las acciones, escrituraron el esférico a su nombre y pocas veces se lo prestaron al cuadro visitante.

Sin embargo, no resultaba fácil penetrar en campo rival porque Once Caldas no brindaba espacios y sus defensores estuvieron despiertos para rechazar todas las aproximaciones. Además, tenían bien aceitados los movimientos para hacer caer en fuera de lugar a los atacantes locales ante pases largos, en especial a Teófilo Gutiérrez.

De todas formas, Junior, con Viera, Mera y Jefferson Gómez sin padecimientos en el fondo, controlaba el juego y buscaba insistentemente derrumbar el muro manizalita. Fabián Viáfara, con su velocidad y determinación, era una filtración por el costado derecho.

Las salidas del marcador diestro generaron varios acercamientos de riesgo para Junior.

No fue suficiente con la producción por derecha. Hinestroza apareció muy esporádicamente por izquierda, al igual que Fuentes. Y Teófilo y Borja parecían desenchufados, apagados. Ninguno de los dos consiguió marcar diferencia esta vez.

El Once solo tuvo algunas escaramuzas en el área de Viera sin peligro latente de gol. Su labor fue básicamente protectora.

Ya en el segundo periodo, el candado se hizo más indescifrable y Junior comenzó a desmejorar con el transcurrir de los minutos. Era evidente la necesidad de un revulsivo desde la banca. La gente y gran parte de la prensa pensaba en Luis ‘Cariaco’ González en lugar de Hinestroza, Julio Comesaña pensó en el venezolano, pero en sustitución de Sherman, lo cual generó el rechazo de la hinchada.

El equipo se enfocó en desequilibrar por los costados, pero la mayoría de los centros eran pasados o morían en las manos de Ortiz.

Solo una vez se logró organizar una acción de toque rasante en el segundo tiempo, pero la definición de Gónzález fue inferior a la reacción del portero paraguayo.

Con Teo sin inspiración y Borja sin su energía de imparable, Comesaña intentó con la fuerza y experiencia de Carmelo Valencia, pero nada. Ya se había perdido la luz y solo la pelota quieta quedó como esperanza de gol. Viera casi logra la diana, pero el escudo guaraní ahogó el grito de gol. Mera disparó a las nubes con su mejor arma, la cabeza. Pasaron 94 minutos y Junior no supo dar en el blanco.