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Kenny Dalglish, con una sonrisa de oreja a oreja; Alex Ferguson, con cara de pocos amigos. Ese es el reflejo del que antaño era el Clásico de Inglaterra y ahora ha quedado reducido a la duda de cuántos goles será capaz de hacerle el Liverpool al Manchester United, de cómo de grande será la humillación entre un equipo como son los ‘Reds’ y un conjunto de jugadores, como son los ‘Diablos Rojos’ (4-0).

Ya son más de cuatro años desde que el United venció por última vez al Liverpool en la Premier League. Y el fin de esa racha no parece estar cerca. El Liverpool disfruta ahora del puño de hierro del que gozó el United en las últimas dos décadas. Somete a su rival con uno de los mejores equipos del continente, mientras Ralf Rangnick, con los días contados, intentó achicar aguas desde el vestuario.

Salió el alemán al campo con cinco defensas, una ultranza al United histórico y una declaración de intenciones. Valía el 0-0. Pero ese plan aguantó cuatro minutos y medio. Lo que tardó Mané en descoser a los defensas con un pase en profundidad para que Salah conectase con Luis Díaz, que embocó a placer delante de De Gea.