
Los futbolistas... perdón, los jugadores todos de todos los deportes que a su vez sean de nuestras preferencias, nos gustan o nos disgustan de entrada, a la hora de dar declaraciones a la prensa. Y aunque no podemos recordar con precisión, lo cierto es que el jugador barranquillero Teófilo Gutiérrez en unas declaraciones radiales nos cayó como una patada en salve sea la parte. Sin embargo, pasadas las semanas y viéndole jugar por televisión fuimos cambiando o trocando aversión inicial por admiración casi total.
El Teófilo está físicamente dotado para ser buen jugador de fútbol, como lo es. Es rápido de mente y de músculos, tanto para entregar la pelota como para sacudirse de marcadores. En ese partido que parecía un tanto equilibrado con un 1 a 0 en la tablilla frente a Bolivia, pero que luego se desbordó y terminó en goleada, le vimos una jugada de verdadero crack, para tomar la pelota, quebrar a un adversario y patear –todo eso en una fracción de segundo– hacia –en dirección– a Falcao, en un pase-shut, como se hace en este fútbol de ahora, que los pases de antaño eran un poco ‘morrocollísticos’.
El gol que le anula la ‘belleza’ del juez de línea también fue de jugador de gran calibre, pateando hacia el arco con potencia y colocación para eso; para que fuera gol. ¿Ajá y qué? Se dirá más de un lector. ¿Todo eso para decir que Teófilo Gutiérrez ni tiene objeciones? Vayamos con calma, que ahora viene ‘la reculada del ovejo’. Y queremos comenzar diciendo que es verdaderamente lamentable que un jugador profesional ya por varios años, cometa ‘guayazos’ imperdonables, como la patada que por detrás le pegó a un jugador boliviano. Se salvó porque el árbitro no la vio.
No creemos en ese cuento chino. El árbitro no quiso expulsarle un jugador a Colombia, como habría sido si le saca tarjeta amarilla, que sumada a otra que ya tenía, el Teófilo iba para afuera y con su expulsión no se contaría con él en el partido con Venezuela. ¿Hay derecho a cometer una marfilada de esa clase? Eso no se le perdona ni a un jugador amateur, mucho menos a quien es un profesional con toda la barba. Nos parece que el árbitro se sintió impresionado por un público que se uniformó como su equipo y que tuvo un comportamiento como nadie puede decir que lo ve en otros estadios colombianos y menos que menos en cuantía de 50 mil personas.
Íbamos a decir que nadie puede explicarse cómo un Junior en crisis de goles permite que se le vaya un goleador como él, pero ya que se nos deslizó en la cuartilla. Sumado a otro migrante llamado Carlos Bacca. Así como Teófilo y Falcao son la llave atacante de Colombia por orden del profesor Pekerman, igual llave sería Teófilo-Bacca. Eso no fue posible porque no lo permitía el traficante de jugadores.
Por Chelo De Castro C.