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Barranquilla se transforma cuando juega la Selección. Se torna más alegre, más enérgica, más colorida. Desde temprano se respira un ambiente distinto y entre más se acerca uno al estadio Metropolitano Roberto Meléndez más se contagia de esa fiesta amarilla.

  • Ambiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
    Jeisson GutierrezAmbiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
  • Ambiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
    Jeisson GutierrezAmbiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
  • Ambiente en el partido de la Selección
    Johnny Olivares Ambiente en el partido de la Selección
  • Ambiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
    Josefina VillarrealAmbiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
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    Johnny Olivares Ambiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
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    Josefina VillarrealAmbiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
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    Josefina VillarrealAmbiente por el partido Colombia Vs. Bolivia
  • Ambiente en el partido de la Selección
    Johnny Olivares Ambiente en el partido de la Selección
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    Johnny Olivares Ambiente en el partido de la Selección

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De a poco van llegando los hinchas colombianos a los alrededores del ‘Metro’. La cita no es menor: un triunfo ante Bolivia puede sellar, a falta de una jornada más, la clasificación al Mundial 2026.

Desde temprano, las calles que rodean el ‘Coloso de la Ciudadela’ se van llenando de familias enteras, grupos de amigos y turistas que hicieron el viaje desde diferentes rincones del país para vivir la experiencia en la Puerta de Oro de Colombia.

El sonido de las trompetas y de los altoparlantes improvisados acompaña la caminata de los hinchas, que llegan cantando, con la ilusión pintada en el rostro. Banderas de todos los tamaños ondean sobre los hombros, en ventanas de carros y en mástiles improvisados. El ‘Metro’ se empieza a cubrir con una mancha amarilla que crece sin pausa, como un río de camisetas que fluye desde todos los puntos de la ciudad hasta desembocar en el templo de la Selección.

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La temperatura barranquillera no da tregua. El sol aparece y desaparece detrás de algunas nubes, pero el calor y la humedad permanecen intactos. La gente se refugia en una cerveza fría o en una botella de agua que alivia, por momentos, el sofoco. Muchos de los hinchas que llegaron del interior del país se maravillan con la energía y la pasión barranquillera y tratan de seguir el ritmo, aunque la inclemencia del clima les recuerde que en ‘La Arenosa’ el fútbol también se juega con resistencia.

El comercio informal ‘hace su agosto’. Vendedores ambulantes ofrecen sus productos. El olor a carne o pollo asado se mezcla con el humo de los asadores. Para ellos, también es un partido importante: la posibilidad de “hacer el día” gracias a la multitud que, sin ahorrar energía ni dinero, convierte el fútbol en una auténtica celebración popular.

La jornada también estuvo marcada por la presencia de figuras reconocidas. Uno de los que hizo aparición tempranera fue el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, que se sumó al ambiente con un optimismo contagioso. “Mis hijos quieren que juegue Dayro y que marque uno de los goles. Hoy lo ganamos 3-0. Eso sí, hay que respetar al rival. Será un partido duro”, afirmó el mandatario, acompañado por Campo Elías Teherán, secretario de deportes, mientras saludaba a los aficionados que lo reconocían y pedían fotos.

La espontaneidad barranquillera regaló, como siempre, escenas pintorescas. Entre ellas, la de un hombre vestido con túnica blanca, que asumió el papel de un sacerdote improvisado y con los brazos abiertos al cielo dio su particular bendición a la Selección. “Que Dios todopoderoso bendiga a nuestra Selección y nos regalen hoy esa merecida clasificación al Mundial. Que ilumine a ‘Luchito’ Díaz y a Dayro Moreno”, proclamó. Fue un gesto simbólico, cargado de fe y humor, que retrata la esencia del barranquillero: alegre, espontáneo y siempre dispuesto a convertir el fútbol en ritual.

Cada minuto que pasa el ambiente crece, y los alrededores del Metropolitano laten como un carnaval anticipado. Las vallas de seguridad se ven repletas de camisetas amarillas, los vendedores aprovechan hasta el último espacio para su negocio y los hinchas ensayan cánticos que esperan entonar con más fuerza cuando el equipo salte a la cancha.

Todo está dispuesto para que Colombia escriba un nuevo capítulo de gloria en su fortín, en Barranquilla. Si la clasificación se sella hoy, será la sexta vez que el Metropolitano sea testigo del tiquete mundialista, reafirmando a la ciudad como la verdadera ‘Casa de la Selección’. El pueblo futbolero, que ha sabido sufrir eliminatorias difíciles y gozar clasificaciones históricas, sueña con celebrar una vez más en casa.

Ahora la pelota está en los pies de Luis Díaz, James Rodríguez, Richard Ríos y el resto de jugadores de ‘la Amarilla’, bajo la dirección del técnico argentino Néstor Lorenzo. A ellos les corresponde darle un final feliz a esta fiesta que ya se vive en las tribunas del ‘Metro’ y en las calles de la ciudad. Solo falta que los protagonistas del balón rematen la jornada con lo que todos esperan: un triunfo que confirme que el Mundial 2026 también tendrá sabor colombiano.