La pelea Mayweather-Pacquiao fue como una final de un Mundial de Fútbol que termina 0-0 y sin tiros al arco. '¡Se tenían que ir a penales!', exclamó jocosamente Antonio Canchila un compañero de la redacción de EL HERALDO, en la madrugada del domingo, en medio de la polémica que sosteníamos varios colegas sobre el desarrollo del combate.
Ahí está la gran diferencia entre una aburrida final de un torneo de fútbol y este pleito entre el estadounidense y el filipino.
En una cancha por lo menos me hubiera emocionado con la angustia de la definición con tiros desde el punto blanco.
Si se tratase de béisbol, Floyd y Manny se tendrían que haber ido a 'extrainning'.
Para mí fue un aburrido empate en el que 'Pac-Man', que ya no se encuentra en su mejor momento, intentó tragarse con sus ráfagas de puños a un ágil y mañoso 'Money' al que solo le interesaba esquivar, correr, abrazar y amarrar, jamás pelear. No vi un nítido vencedor y mucho menos una decisión unánime como determinaron los jueces.
Ya sé que el estilo de Mayweather es técnico y defensivo, que es más estilista que fajador, que se parece más a Mourinho que a Guardiola, y así es que lleva 48 peleas invicto. Eso no me parece entretenido, pero es válido, está bien.
Sin embargo, en los duelos ante el argentino Marcos 'El Chino' Maidana y el mexicano Saúl 'Canelo' Álvarez, para hablar de los más recientes antes de Pacquiao, Mayweather contragolpeó y evidenció claramente que fue el ganador con su habitual forma. Mantuvo su firme guardia y lanzó golpes.
En cambio, en el combate más publicitado y comercializado del siglo (eso es lo máximo que en realidad alcanza a ser, deportivamente no aparecerá entre los mejores de la historia) 'Money' casi nunca buscó a su rival. Es probable que nos acordemos más del comercial del desodorante (¡Bloqueo! ¡Bloqueo! ¡Bloqueo! ¡Bloqueo! ¡Bloqueo!).
Mucho (demasiado) dinero y ruido, poca (escasísima) pelea y espectáculo. Para decirlo en términos coloquiales: mucho tilín tilín y nada de paletas.
Y no es que esperara sangre en el ring. Tampoco. Pero no aguardaba bostezar tanto. Los rostros de ambos delatan todo lo que se golpearon, nada. Fue un empate 0-0. Sí, faltaron los penales.