Las piezas prehispánicas que reposan en los museos arqueológicos de Barranquilla guardan parte de la evidencia de lo que fueron los habitantes del Caribe antes de la llegada de los españoles.
Se sabe que la mayoría eran pacíficos, coexistían armónicamente con la naturaleza y se dedicaban a la agricultura, la pesca y la caza. Dentro de la evidencia también se encuentra su gran destreza en la alfarería.
Juan Guillermo Martín, coordinador del laboratorio de Arqueología de la Universidad del Norte, explica que la técnica de elaborar objetos con arcilla o barro se dio de manera conjunta en varias partes del mundo, entre esas la Costa colombiana.
'No vino nadie a decirles cómo se hacían. Esto se da, posiblemente, como resultado de una experimentación o un accidente'. Bajo ese entendido el arqueólogo señala que estas poblaciones eran muy inteligentes.
Martín pone como referencia las excavaciones de Augusto Oyuela-Caycedo, en San Jacinto, Bolívar, (1991) donde se encontraron las piezas de alfarería más antiguas hasta ahora conocidas en América.
{"titulo":"Gobierno expide el decreto 880 para fortalecer Foncultura ","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/gobierno-expide-el-decreto-880-para-fortalecer-foncultura-840863"}
Alta representación de animales
Las especies representadas en las figuras de alfarería de estos pueblos pertenecen al ecosistema bosque seco tropical. 'Estamos hablando del área de San Jacinto, de Montes de María, en las condiciones ambientales son bien distintas a las del Bajo Magdalena'.
De acuerdo con el también antropólogo, los conocimientos de alfarería forjados en San Jacinto, se fueron distribuyendo en el resto del Caribe.
'Vas a encontrar, en el caso del Atlántico, la tradición Malambo de hace 3 mil años, y después los Tayronas que tienen unas cerámicas y unos diseños particulares de los Zenú y los Malibú'.
De acuerdo con el experto, esto se pudo haber dado por la relación de coexistencia con varias de las especies, que en algunos casos hacían parte de la dieta de los habitantes de estas zonas.
{"titulo":"Turismo deportivo, otro ‘fuerte’ de Usiacurí","enlace":"https://www.elheraldo.co/atlantico/turismo-deportivo-otro-fuerte-de-usiacuri-842095"}
Alfareros talentosos
La alfarería es una técnica compleja que fue empleada por los ancestros de esta parte del planeta para brindar funcionalidad y estética.
'En buena medida los seres humanos queremos comodidad (…) No es solo servir la comida, es que también se vea bonita', explica el arqueólogo Martín. Ese fue el caso de los habitantes del Caribe antes de la llegada de los españoles.
Falsos estereotipos
El experto expresa que 'hay muchos aspectos de la vida cotidiana de ellos que no conocemos'.
Admite que hay casos donde está documentado que algunos pueblos tenían conflictos con otros, 'seguramente por territorios', pero esa idea de que 'estaban con flechas esperando escondidos a atacar al que pasara tampoco es cierto, es una imagen que se inventaron los conquistadores europeos, en muchos casos, para facilitar la toma a sangre y fuego de los territorios que estaban invadiendo'.
La idea desde el principio era evangelizar. Según Martín, las tribus de la época estaban siendo occidentalizadas, por lo que las tropas españolas consideraban 'creencias extrañas o diabólicas' algunas costumbres y ritos milenarios de los pueblos indígenas.
Concluye este apartado diciendo que estos habitantes ancestrales eran 'seres humanos como nosotros con la misma capacidad intelectual'. Los cataloga como seres avanzados porque lograron conseguir lo que no se había hecho en otra parte del continente que era inventarse la alfarería, 'una tecnología que resulta compleja, eso demuestra el conocimiento de su entorno'.
{"titulo":"Maison&Objet exhibirá artesanías del Atlántico en septiembre","enlace":"https://www.elheraldo.co/atlantico/artesanos-del-atlantico-estaran-en-la-feria-maisonobjet-en-francia-833783"}
Capacidad de adaptación
Para el académico otra de las grandes cualidades que tenían estos pueblos, era su capacidad para adaptarse a diferentes ecosistemas en un Caribe tan variado.
'La gente tiene esa idea errónea que el Caribe es todo igual, pero ellos tuvieron esa capacidad de adaptación para responder a inundaciones y aprovechar los recursos de la ciénaga'.
Creencias
Es muy difícil llegar a conocer ciertos aspectos de estas sociedades del pasado porque hay una diferencia temporal grande, según el investigador. 'Tenemos, por ejemplo en la tradición Malambo 3000 años de diferencia. No tenemos unos herederos directos a los que les podamos preguntar en quién creían o cómo se organizaban'.
Añade que sí hubo un sistema de creencias, lo que en antropología se llama cosmogonía por los rituales fúnebres.
En su interpretación, Martín argumenta que 'cuando uno ve en un contexto arqueológico que estos grupos se preocupaban por sus ancestros cuando morían, los enterraban y hacían un ritual para ese enterramiento, le ponían ofrendas con vasijas que tenían comida, adornos u objetos que utilizaban en vida', claramente pensaban en que había vida después de la muerte y eso habla de una complejidad de pensamiento.
Resalta el arqueólogo que 'hay creencias y rituales' que estos pueblos antiguos tenían que se pueden equiparar 'a las religiones que se practican en la actualidad'.
El Caribe como corredor natural. El director del Museo Antropológico de la Universidad del Atlántico (Maua), Álvaro Martes, afirma que este territorio sirvió como corredor natural.
'La Región Caribe colombiana siempre ha sido un foco importante de procesos socioculturales y de trashumancia porque se convierte en una especie de corredor o puente natural entre lo que corresponde a Centroamérica, los Andes y Sudamérica'.
Afirma que con la evidencia que se tiene en la actualidad, se logra percibir la variedad cultural que presenta la zona en relación a una gran diversidad de biotas, que permitió en su momento que grupos humanos empezaran a denotar una importancia del territorio para aspectos como la alimentación y la economía alimenticia. 'Esta zona se estableció como punto de referencia social'.
Para el contexto del Caribe se tienen datos, por ejemplo, desde el 8000 o 12000 a.C, como lo son puntas de flecha en la zona de Betancí (Córdoba). Estos hallazgos fueron investigados en su momento por el profesor Gerardo Reichel-Dolmatoff.
'Estas puntas de flechas están asociadas a tipos de grupos cazadores recolectores. Eso es lo que se conoce en la literatura arqueológica', explica el arqueólogo coincidiendo con su colega Juan Guillermo Martín.
Para Martes es de suma importancia que la historia, desde los colegios, empiece a ser contada también desde una óptica que no esté amarrada solo a la visión de los conquistadores. 'Es necesario hablar desde esa identidad'.
El experto cuestiona además el hecho de que en muchas instituciones los estudiantes aprendan de manera más detallada sobre lo que sucedió en territorios como Mesopotamia o la Antigua Babilonia y no haya más profundidad sobre la historia del territorio propio, de su territorio.





















