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El calor intenso, la deshidratación severa, el trabajo excesivo y la exposición a químicos son algunos de los posibles determinantes de que la nefropatía ambiental, como varios especialistas denominan a un nuevo tipo de enfermedad renal crónica (ERC), afecte a trabajadores en el Caribe colombiano.

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Los hallazgos de una evaluación a 28 recolectores de arroz en el municipio de Sitionuevo (Magdalena) fueron dados a conocer durante el V Simposio de la Red Iberoamericana de Investigación en Salud Renal y Enfermedades Crónicas Prevalentes (Risrecp), realizado este año en Buenos Aires (Argentina) con la participación de especialistas de ese país, Colombia, México y Estados Unidos.

Los jornaleros, todos mayores de 18 años, aceptaron de manera voluntaria los controles de presión arterial, peso, medición de muestras de sangre y orina, en dos momentos: a las 6 a.m., previo a comenzar la faena, y de 5 a 6 p.m., tras finalizarla. Durante el estudio, cada uno bebió 3 litros de agua en promedio.

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“Un 18% de los trabajadores evaluados tuvieron parámetros compatibles con una alteracion renal aguda en el contexto de signos de deshidratación documentados”, detallaron los autores del análisis, investigadores del Grupo de Nefrología de la Universidad Simón Bolívar y la Clínica de la Costa.

Causas múltiples

Al principio, esta enfermedad renal fue llamada nefropatía mesoamericana porque los primeros casos se registraron hace casi 25 años en El Salvador, después en Nicaragua, Costa Rica y Guatemala, territorios que en la época prehispánica fueron parte de la región cultural de Mesoamérica.

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Luego fue nombrada nefritis intersticial crónica en comunidades agrícolas (Cinac, siglas en inglés) porque trascendió los oficios en el campo y aparecieron pacientes en otros países como Sri Lanka, Egipto e India.

A partir de 2020, investigadores de Risrecp han argumentado la denominación “ambiental” porque el clima es el factor común de esta nefropatía: solo ha sido diagnosticada en climas calientes, por debajo de los 500 metros sobre el nivel del mar. “Se ve en mineros, albañiles, camioneros y otros trabajos de mucho esfuerzo, de muchas horas de calor y sin hidratación, por lo cual a varios científicos nos parece que ambiental abarca más la entidad”, explicó el médico Gustavo Aroca Martínez, líder del Grupo de Nefrología y director de Risrecp.

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Uno de los argumentos contra la existencia de la nefropatía ambiental es la supuesta falta de evidencia de que la deshidratación reiterada sea causa de daño renal crónico, pero los especialistas plantean causas múltiples: además del clima, los agricultores están expuestos a agrotóxicos, muchos suelen hidratarse con bebidas azucaradas y también hay evidencia de cargas genéticas, de acuerdo con literatura especializada sobre este problema de salud pública.

Estudios continúan

El Grupo de Nefrología de la Universidad Simón Bolívar y la Clínica de la Costa rastrean desde 2019 las enfermedades renales crónicas en distintas comunidades rurales del país. Entre las primeras analizadas estuvieron 5.000 integrantes de 19 comunidades indígenas en 23 zonas del territorio nacional.

“Tenemos una de las pocas redes de Latinoamérica para el manejo de las enfermedades renales crónicas que nos ha permitido buscar y detectar pacientes renales porque muchos de estos tienen barreras de acceso a los servicios de salud, por lo que sus lesiones renales ya están muy avanzadas cuando acceden a una atención”, sostuvo Aroca, también director de la Especialización en Nefrología de Unisimón.

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Los estudios han continuado en respuesta a los indicadores conocidos sobre la enfermedad renal crónica. La organización internacional del Día Mundial del Riñón reporta que el 10 % de la población global padece ERC, que puede ser mortal si no se trata, y advierte que el desconocimiento limita los controles y aumenta la mortalidad asociada. Hasta 2019 se habían contabilizado 254.028 defunciones únicamente en la región de las Américas, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En Colombia, la Cuenta de Alto Costo informó este año que entre julio de 2022 y junio de 2023 recibió reportes de 991.212 pacientes con enfermedad renal crónica, de los cuales el 4,08 % se encontraban en la etapa más avanzada (estadio 5).