Salvatore Mancuso, también conocido como ‘el mono Mancuso’, ‘Santander Lozada’ o ‘Triple Cero’, dejo en el país, según las autoridades, un lastre de más de 75 mil víctimas en los distintos delitos cometidos en los que se incluyen 333 masacres.
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Sin embargo, solo ha admitido su participación en 300 asesinatos y cinco masacres (la de El Salado, la de Mampuján, la de Mapiripán, la de El Aro, y la de Gabarra).
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En todo tipo de delitos se habla de un autor material y uno intelectual. Según el Código Penal, el autor intelectual es aquella persona que no comete un delito directamente, pero que fuerza a otro a ejecutarlo y es este el caso de Mancuso con el Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
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En la Costa Caribe la cabeza directiva de los vejámenes que cometió este grupo criminal fue ‘Jorge 40’, pero la cabeza fundacional fue Salvatore Mancuso.
Durante una audiencia ante la JEP, guiado por su memoria, y por su conciencia, Mancuso contó el relacionamiento con las Convivir, su participación en los grupos paramilitares entre los años 80 y 90 y el tipo de relación que tenía en esa etapa con la fuerza pública.
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“El entonces comandante de la Policía, coronel Gustavo Leal Pérez, quien creó las bases de patrullaje rural y de esos lazos se generaron mecanismos de defensa entre ganaderos y empresarios de la zona que intercambiaban información con la Brigada 11. Yo fui guía e informante de los batallones Junín, Vélez y Voltígeros, porque cuando fui a pedir ayuda y protección al Estado terminé reclutado por el Ejército”, dijo Mancuso, que actuó llevado por las extorsiones de la guerrilla, y pidió ayuda al mayor Frattini Lobascio quien le pidió su colaboración como guía y como informante para poder actuar contra la guerrilla.
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Agregó que los enseñaron a manejar códigos de comunicación. “Si yo quería decir que la guerrilla estaba pasando por mi finca decíamos ‘050729’, por ejemplo. También nos enseñaron labores de inteligencia, contrainteligencia y a pilotear helicópteros'.
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Además hizo referencia a las reuniones semanales que los líderes de las entonces Convivir sostenían con los comandantes de la Policía de Córdoba.
Mancuso afirmó que el esquema montado en Córdoba fue el que replicaron en todo el Caribe.
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“Las personas agobiadas por la guerrilla nos pidieron creación de grupos de autodefensas (...) el mismo Francisco Santos solicitó la creación del Bloque Capital. Carlos Castaño vio las Convivir como un instrumento valiosísimo para el fortalecimiento de las autodefensas (...) Algunas personas eran reticentes al discurso de las autodefensas, pero a través del aparato legal de las Convivir era más fácil convencerlas”, dijo Mancuso.
Mancuso, en su intervención, también habló sobre masacres ocurridas en la subregión de los Montes de María, donde las AUC mandaron a sus anchas.
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“Los despejes de zonas fue otra dinámica que se dio durante las operaciones conjuntas entre integrantes de la fuerza pública y paramilitares, por eso se ordena la creación del Bloque Norte en la región de Sucre y Montes de María. Previamente me reuní con varios ganaderos, entre ellos Miguel Nule Amín en su finca, e incluso fue a Medellín a continuar esas reuniones en el Club Medellín. Ellos tenían intereses económicos en la región, y por eso anhelaban la expansión a Montes de María. Allí hubo algo bastante fuerte. Fue una masacre que se ejecutó en compañía con la Infantería de Marina, fueron mezcladas con Autodefensas (...) Se dio en las veredas el Congal, Campo Alegre y Copaca, el 16 de agosto de 1999, hubo alrededor de 13 víctimas”.
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Por otro lado. sobre la planeación de las operaciones conjuntas a inicios de los años 90, Mancuso reafirmó que en Córdoba “no hay un solo oficial superior de la Fuerza Pública que diga que no participó conmigo y operó en operaciones conjuntas, o en planeación o apoyo. Así de claro y contundente. En Tierralta, en una ocasión, salieron dos contraguerrillas de la compañía Ballestas al mando del capitán Sánchez y el capitán Camelo. Esto no se sabía, es primera vez que lo decimos”, señaló Mancuso Gómez.
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Agregó que “esas operaciones se planificaban con los coroneles y comandantes de brigada. En algunas ocasiones, con coroneles comandantes de batallones, con los oficiales sobre el terreno, capitanes, tenientes, mayores”.
Mancuso agregó que son múltiples los hechos en los que hubo coordinación con mandos militares y que puede referir a la JEP.
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“Por ejemplo, la masacre de Pichilín. Nos reunimos con el mayor Parra, que era comandante de la Sijín de Sincelejo. Con el coronel Díaz Granados y el mayor Cárcamo nos reunimos para coordinar el rescate de un ingeniero de la empresa Ocensa. Pedimos que nos apoyaran en caso de que la guerrilla llegara a coparnos. Francisco Santos escribió un editorial exaltando esta operación”, recordó.
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La magistrada Baldosea le preguntó a Mancuso si además del relacionamiento militar hubo relacionamiento con sectores políticos y económicos que legitimara a las Convivir y propiciara tanto la creación de nuevas Convivir como nuevas estructuras de autodefensa.
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“La empresa Chiquita Brands y todas las bananeras, Banadex, Banacol, hicieron parte de los tres centavos de dólar que se recibían a través de convivires y de ellos se dedicaban un centavo a la fuerza pública, uno a las autodefensas y otro a las Convivir. Traíamos las armas en barcos por el puerto de Banadex en Urabá y había que hacer las coordinaciones con Ejército. También nos apoyaban las empresas de Postobón, Bavaria, Coca Cola y el mismo Ecopetrol”, dijo Mancuso.
