la noche del viernes, 13 de junio de 2025, de manera humanamente atroz cegaron la vida del Médico Roberto Vásquez Camargo y de su esposa la Licenciada Porfiria Isabel Escorcia Villalba; crimen ocurrido en la propia vivienda de las víctimas, en el barrio Altos de Riomar, Norte de Barranquilla, y que produjo una inconmensurable e irreparable pérdida para el sector salud, la sociedad y, en especial, la comunidad médica en la Región Caribe.
Quiero resaltar que esta pareja, Roberto y Porfiria Isabel, compartió por décadas su misma vocación en materia de salud, inclusive, desde la academia, en donde fueron formadores en el pregrado y posgrado en varias Universidades de Barranquilla; y durante muchos años, laboraron en diferentes entidades públicas y privadas, donde alcanzaron alta estima, por su consagración en los servicios que demandaban sus responsabilidades, las que ejercían de manera esmerada, idónea y eficaz; por su formación y actividades en salud pública, salvaron muchas vidas en Barranquilla. Por todo ello valoramos de esta ejemplar pareja, Roberto y Porfiria Isabel, su gran profesionalismo, su sentido humanista, altruismo, entrega de su vida al servicio de la medicina, nunca escatimaron esfuerzo alguno para salvaguardar la vida de quienes requerían de sus servicios.
La información registrada en la prensa, sobre este crimen, da cuenta que, han sido recaudadas pruebas que, hasta ahora, han permitido la identificación de algunos supuestos coparticipes, responsables, y los que han sido privados de la libertad y están siendo procesados, lo que reposa el alma y llena de esperanza a los corazones de sus familiares, colegas, amigos y ciudadanía barranquillera; y por lo que, como parte de nuestro sentimiento de pesar y dolor, por la partida de Roberto y Porfiria Isabel, ausencia que extrañamos de manera insoportable, damos nuestra voz de agradecimiento y aliento a las autoridades competentes para que todo sea esclarecido y aplique lo que la ley sobre ello determina.
Nuestra tristeza y dolor ocasionado por la partida de Roberto y Porfiria Isabel, nos lo recompensa el convencimiento que Dios le concederá alegría, felicidad y paz eterna.
Agustín Guerrero Salcedo.