“No importa la plata que deje de ganar, sino lo que aprendo”: Voluntarios de los Juegos
Unos 3.500 voluntarios brindan su apoyo en áreas técnica, logística, salud, entre otros sectores, de los Juegos 2018. Reciben subsidio de transporte y alimentación.
Se reconocen a distancia por su indumentaria colorida, hecha para reflejar en la oscuridad. Son jóvenes y tienen la voluntad de apoyar en distintas áreas. Se trata de los 3.500 voluntarios de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018, quienes aportan en la realización de este certamen en la capital del Atlántico y en las subsedes de Bogotá y Cali.
Al menos en Barranquilla, se desempeñan como auxiliar de logística, de protocolo, encargados de la zona técnica, de la hidratación, del transporte, de prensa y hasta de la salud de los deportistas y de los asistentes a los 15 escenarios deportivos que albergan a las 47 disciplinas.
Sin embargo, en esas áreas son distribuidos según la carrera académica que estén ejerciendo, de donde hayan egresado o el sector que se asemeje a sus cualidades y destrezas.
Como es el caso de Misla Puche, estudiante de Gestión Hotelera en el Sena, quien fue ubicada en la Villa Centroamericana, donde se hospedan los deportistas, para prestar colaboración en la salida puntual de los buses que transportan a los participantes a sus destinos de competencia.
“Guarda mucho vínculo el área de transporte con mi carrera, porque estoy atendiendo a los clientes”, dice la joven de 17 años, quien agrega que 10 minutos antes de la salida programada tiene que estar ubicando a los atletas en el vehículo, llenar una planilla con la información del conductor, la placa del carro y despacharlos.
Aunque el promedio de edad es de 20 años, según los registros de la Dirección de los Juegos 2018, Shila Tejeda tiene 39 años y se encarga de la organización del público en las tribunas del estadio de béisbol Édgar Rentería. No recibe remuneración por su labor como voluntaria, pero se siente a gusto con la experiencia que está viviendo.
“No importa la plata que deje de ganar, sino lo que aprendo. A mí me parece una buena oportunidad al momento de conocer otras culturas”, explica la técnica en atención al cliente antes de advertirle a un espectador que no podía apoyar sus pies en el espaldar de la silla de adelante.
Y ante la queja de un sector de voluntarios por falta de medios de transporte para llegar a sus sitios de funcionamiento, la organización de los Juegos estipuló un auxilio de transporte, según sus horarios.
Ahora, no reciben un salario, pero sí adquirirán un subsidio de transporte por un valor de $20 mil para quienes cumplan con una jornada completa de 7:00 a.m. a 11:00 p.m., mientras que los de mediodía recibirán $10 mil.
También reciben almuerzo, cena, refrigerios e indumentaria. Sin olvidar el impulso que esta labor le brinda a su carrera, según reconoce la comunicadora social y periodista en formación, Danna Jordan.
“El esfuerzo que nosotros hacemos acá se verá remunerado más adelante”, destaca la estudiante, que intenta cubrirse con una gorra el impacto del sol sobre su rostro en la Unidad Deportiva Pibe Valderrama, donde apoya en el área de prensa.
Labor “invaluable”
Por su parte, el director de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, Daniel Noguera, no se ahorra palabras halagadoras al momento de destacar la labor de los voluntarios.
“El aporte de los voluntarios es invaluable, han sacrificado tiempo de familia, de ocio y tienen una alta responsabilidad de que nos haya empezado a ir bien”, asegura el dirigente de los Juegos.
