En el cementerio Santa María, ubicado en la localidad Metropolitana de Barranquilla, los muertos parecen tener vida propia. Desaparecen de sus lugares de reposo y sin dar previo aviso de que no desean pasar sus últimos días en un solo lugar, no se vuelve a saber más de ellos.
O al menos eso aseguran las personas que depositan en ese camposanto, donde la maleza y la penumbra son el principal paisaje, los últimos restos que quedan de sus familiares, amigos y conocidos.
La familia Woo asegura desconocer el paradero de los restos de su padre. Wilson Woo Cantillo, que fueron trasladados hace tres años desde el cementerio La Paz hasta el Santa María, donde esta familia conformada por 10 hermanos asegura tener una bóveda y donde hace menos de un mes no saben qué pudo ocurrir con sus restos.
'Mi hermana era la que siempre estaba pendiente de venir a verlo, porque muchos de nosotros trabajamos y yo me enfermé y no podía estar tan pendiente. Entonces ella era la que venía y se dio cuenta. Llegó a la casa llorando y diciendo que habíamos perdido la tumba', asegura Yesmi Woo mientras señala la bóveda 1654 donde debería estar su padre.
Según el relato de la mujer, en el sitio donde deberían reposar los restos de su padre hay otra persona enterrada. Una de la que nunca habían escuchado, jamás se enteraron de su muerte y de la que nunca han visto llegar familiares.