Compartir:

Era el año 2009 cuando Juan Carlos Viloria Doria tomó la decisión de irse de Venezuela. Un sentimiento de pesadumbre le embarbaga por abandonar su tierra natal, pero al tiempo, la consciencia del presente evidenciaba señales de que el futuro sería desalentador. Entonces, una mañana, supo que el momento de partir había llegado. “Vi la oportunidad cuando terminé el bachillerato, sentí que dentro de mi país había perdido la libertad”, recuerda.

{"titulo":"Exigimos respeto para el Congreso: Cepeda sobre inadmisión de Lozano","enlace":"https://www.elheraldo.co/colombia/deportan-angelica-lozano-de-venezuela-efrain-cepeda-se-pronuncio-1114097"}

Con la posibilidad de participar -aunque en la distancia- en un ejercicio democrático para un cambio en su país, Viloria Doria asegura sentirse optimista ya que, considera, es la oportunidad más tangible de los últimos 10 años para que culmine el paso de Nicolás Maduro en el poder.

“Por primera vez tenemos los votos y un sentimiento generalizado de ganas de cambio”, asegura. “Por muchos años se ha hecho fraude y se nos ha impuesto un gobierno de régimen autoritario, pero hoy tenemos ganas de recuperar la libertad, los venezolanos merecemos vivir en paz y unión”.

(Le puede interesar: Canciller Murillo pide que se acaten los resultados de las elecciones)

Y no ha sido fácil para muchos venezolanos el estar en Barranquilla. Desde asentamientos de viviendas como Villa Caracas, donde más de 200,000 personas encontraron un lugar con techos de tabla para rehacer su vida lejos del hogar; hasta una cifra de Barranquilla Cómo Vamos, la cual arrojó que, a corte de 2023, 29 de cada 100 venezolanos vivía en la ciudad en condiciones de pobreza extrema monetaria.

“Hoy creo que hemos aprendido que, desde la democracia, podemos lograr un cambio. Lamentablemente hoy nuestro país tiene una de las peores economías del mundo, pero los venezolanos hemos despertado y el primer paso tiene que darse con las elecciones de este domingo”, asegura Viloria.

Votaciones en Barranquilla

En Barranquilla serán solo 387 las personas habilitadas para votar. No se trató de desidia o antipatía a participar en el ejercicio electoral, sino en una serie de irregularidades a nivel internacional, pues varias trabas burocráticas dificultaron la inscripción de los migrantes.

(Lea aquí: Capturan a hombres que planeaban dejar sin luz a siete estados de Venezuela)

Esto se debe, según Eduardo Battistini, del partido Primero Justicia en el Exterior, a que “en Venezuela no vivimos en democracia. Entonces, en Venezuela, al final de un día, la ley está a la discreción de lo que el régimen quiere”.

El lugar donde los venezolanos en Barranquilla podrán votar es en el Consulado, ubicado en la carrera 52 con calle 69-96, piso tres, en la localidad norte-centro histórico.

Pocos votantes en el exterior

El conflicto con las trabas burocráticas representa uno de los más graves problemas en torno a estas elecciones. Según cifras de Acnur, son 7,7 millones de venezolanos los que están fuera de su país en condición de migrantes o refugiados. De ellos, solo 67,925 podrán depositar un voto en las urnas.

En el caso de Colombia, el derecho al voto podrá ser ejercido solo por 7.010 personas, cuando hay más de 2 millones de migrantes establecidos. Además, solo habrá puntos de votación en seis ciudades: Barranquilla, Cartagena, Bogotá, Medellín y Riohacha.

(Vea también: Maduro tacha de “ridículos” a expresidentes que intentaron viajar a Venezuela)

Para Alba Cecilia Pereira, venezolana radicada en Bucaramanga (Santander) hace 20 años, es inconcebible lo que sienten como una nueva “traba puesta por el oficialismo”.

“Nuestro deseo era reforzar desde el exterior el deseo de cambio que está vivo y latente dentro del pueblo de Venezuela. En Bucaramanga tenemos un consulado, pero no podremos ejercer el derecho al voto. Aún así, sabemos que esta es nuestra última oportunidad de tener esperanza. Solo con un cambio en el gobierno podremos volver a casa”, asegura.

Ilusión

A pesar de lo que consideran, han sido trabas para sabotear el resultado, el sentimiento más frecuente es el de ilusión y esperanza.

“Mira, nuestro pueblo ha aprendido de los errores”, dice Mauricio Cabrera, venezolano radicado en Barranquilla hace más de 6 años. “Hoy vivimos el fracaso de una ideología y estamos listos para volver a trabajar a casa, pero lo que necesitamos es que se respete la democracia”.