Una sonrisa contagiosa impulsada por un pecho que late de felicidad. La voz de Zoraida Blanquicet transmite una de repente renovada juventud que contrasta con los años en sus manos y cuerpo. 83 'ruedas', una por cada vuelta al sol vivida sobre la faz de la tierra, la han convertido en una mujer de temple ameno, rostro tranquilo, cuerpo ligeramente superior a 1,50 centímetros y del que inequívocamente sobresalen unas arrugas templadas sobre el cuello y las manos.
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A la mujer, por decirlo coloquialmente, la navidad se le adelantó con un aguinaldo que es también recompensa de un esfuerzo cultivado a través de los últimos meses. Con pujanza, compromiso, puntualidad y buena disposición, Sory, como le dicen sus familiares y amigos, fue una de las 10 personas que recibió un diploma de grado de bachiller el pasado 29 de noviembre en la Institución Educativa Distrital Carlos Meisel, ubicada la calle 74 con carrera 24.
No fue la única, pues compartió la ceremonia con otros nueve compañeros, pero su emoción habla por todos cuando asegura que consiguió uno de los sueños más importantes de su vida, graduarse y consolidar con un cartón la que ha sido una de sus vocaciones de todos los tiempos: la canalización del estudio como fuente de autorrealización.
{"titulo":"'La primera vez que me escuché en radio fue por una emisora barranquillera'","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/ruben-blades-en-entrevista-con-el-heraldo-barranquilla-y-su-carnaval-el-sistema"}
Con una sonrisa contagiosa y rodeada de hijos, nietos y amigos, Sory accedió a una conversación telefónica con EL HERALDO, dejando en claro su felicidad desde el momento que pasa al micrófono. 'Ay, señor, gracias, estoy muy feliz', expresa en principio ante los saludos de quienes se sientan a su lado.
A la pregunta por sus sensaciones, la mujer asegura, entre risas, sentirse contenta. 'Después de tantos años, mira, un diploma. Estoy muy contenta'.
'La oportunidad me llegó desde el centro de vida y yo decía ¿Cómo?, ¿Yo?, pero me decidí para empezar y ahora estoy muy contenta celebrando con mis hijos', asegura.
Un deseo cumplido muchos años después
Zoraida es procedente de la ciudad de Cartagena. Llegó a Barranquilla por el amor hacia un hombre con el que estuvo casada casi por sesenta años hasta que este falleció a causa de un infarto fulminante.
'Él me ponía pereques para estudiar porque le daban celos (risas), pero igual yo seguía buscando', señaló. 'De un momento a otro, él se enfermó y duró 72 horas internado en la clínica hasta que falleció, pero yo seguí estudiando y estudiando'.
'Matemáticas me daba duro, siempre lo estudié aquí y allá, hasta que llegué al Centro de Vida. Allí me he sentido excelente, bien tratada, y llegan varios profesores a darnos clases'.
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Desde siempre fue entregada al hogar y, del mismo modo, señala que siempre consideró que la educación sería el pilar para sacar a su familia adelante. Motivada por el amor, fue madre de cinco hijos. Todos salieron adelante a través de los conocimientos en las aulas.
'Gracias a Dios todos estudiaron. En el colegio siempre sacaban buenas notas, entraban como al Sofía Camargo o al José Eusebio Caro, pero siempre estudiaron para salir adelante', relata con un dejo de admiración sobre sus hijos.
Por último, envió un mensaje cargado de felicidad a quienes escuchen sus palabras, manifestando que los sueños pueden ser realidad para cualquier persona que trabaje por conseguirlos.
'¡Todo se puede! Yo lo último que esperaba es que un medio de comunicación me llamara', señaló además entre risas.
