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Una nueva oportunidad de rehacer su vida, de pocos años pero golpeada por las circunstancias del destino, es la que le quiere brindar Oney Coronado a todo niño o niña que llegue a su hogar.

Para la arquitecta, quien ya tiene 2 hijos propios, convertirse en madre sustituta le ha hecho ampliar su compasión y obtener un agradecimiento que ha cambiado su perspectiva de la vida.

Así como el de Oney, en el Atlántico hay 171 hogares sustitutos que legalmente son familias seleccionadas y capacitadas que acogen voluntariamente a tiempo completo a menores de 18 años en situación de amenaza o de vulneración de derechos y que están bajo medida de protección en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Este tipo de necesidades de 'educación, salud y amor', como señala Oney, fueron las que la llevaron a aceptar este reto pues escuchó historias de un par de conocidos y viendo que podía disponer de un cuarto de su casa se adentró en dicha aventura.

'Para mi es darle una oportunidad porque vienen con muchas falencias. No entiendo a las madres - porque yo soy madre - cómo dejan a sus hijos tener esas necesidades', señala.

Un hogar sustituto debe cumplir con ciertos requisitos. Principalmente ser mayores de 25 años pero menores de 58 los titulares, tener buena condición física y mental certificada por un médico y lo más importante disponibilidad de tiempo. En cuanto al dinero, muchos se preguntarán, sí es verdad que reciben un bono de dotación personal para los niños que ayuda con algunos gastos pero en el caso de Oney, ella ha ido más allá de lo otorgado y sus 4 niñas son sus princesas.

'No es el hecho de tenerlas sino brindarle lo que realmente necesitan: un hogar, una estabilidad, estudio, salud, comprensión, buenos principios y sobre todo enseñarlas a creer en Dios y temer a él'.

'Si tú vas a traer un niño a la casa, no le vas a poner limitaciones tipo ‘de la sala no puedes pasar’ porque es como un hijo de uno, quizá va a ser más estrictos porque vienen con ciertas costumbres y de pronto uno los pueda encaminar. En Colombia, la labor social de madre sustituta se hace con corazón (…) yo pienso que ellos a cualquiera no le pueden dar los niños, te hacen una inducción, como pruebas psicotécnicas para ver si estas apta o no para tener los niños'.

Las reglas

En la casa no todo es guantes de seda por algunas experiencias que hayan tenido las niñas, pues algo que Oney siempre les enseña es la disciplina. 'Deben atender sus camas y lavar su ropa interior. Los boletines de ellas son excelentes, siempre me ocupan el primer y segundo lugar, yo lo único que les exijo es estudio, después que tengan eso consiguen todo lo que quieran'.

'Son niñas que acatan reglas y normas, se les habla con la verdad, los peligros y consecuencias de hacer x o y cosa. Vengo con esos principios antiguos de abuela y si funcionaron en mí, en mis hijos pienso que en ellas también', agrega la madre sustituta.

Sobre el apego emocional

Los niños no siempre duran mucho tiempo en un hogar sustituto pues el ICBF tiende a rotarlos para evitar un apego tan arraigado en caso que sean adoptados. Oney señala que 'es muy doloroso saber que ya esa personita no va a estar con nosotros, siempre hace falta y nos dejan un gran vacío. Dicen que los niños deben ser rotados pero pienso que deben pensar en la estabilidad emocional, son niños que han tenido demasiados problemas, yo sé que es temporal pero ellos también se sienten desplazados'.

Finalmente Oney aprovecha esta oportunidad para destacar la labor y pedirles a los ciudadanos que quieran vincularse a esta hermosa obra para que le brinden una oportunidad a un niño que la necesite y abrirle las puertas no solo de su casa sino también de su corazón.