La actual situación de la Universidad del Atlántico es más que crítica. El paro generalizado decretado el pasado jueves 30 de octubre, luego de la asamblea estamentaria de estudiantes, donde ocho de las 10 facultades resolvieron el cese de actividades indefinido, es la consecuencia de meses de disputas de poderes internos y luchas jurídicas.
El ambiente ha estado enrarecido por meses, desde el pasado 25 de junio, cuando se aprobó un cambio en los estatutos, lo cual encendió la polémica.
Primera controversia
Ese día, el Consejo Superior -CSU- aprobó un cambio en el reglamento permitiendo que el rector en funciones pudiese aspirar a la reelección inmediata. Para este caso puntual, el gran beneficiado fue Danilo Hernández, quien ocupaba la silla de máxima autoridad administrativa.
En aquella primera discusión acalorada, que ya para entonces levantó ampollas entre estudiantes y docentes, hubo cuatro abstenciones y cinco votos a favor. Curiosamente, dos de esos votos a favor fueron de los estamentos de alumnos y profesores, hoy promotores del paro.
Puntualmente, los que votaron en positivo fueron los representantes de estudiantiles, egresados, profesores, gremios y directivas académicas. Las abstenciones vinieron de parte del delegado de la Presidencia de la República, la Gobernación y el Ministerio de Educación.
En su momento, la delegada del Gobierno nacional, Melissa Obregón, indicó que no fue adecuado votar primero, ya que se debían atender primero las recusaciones colectivas presentadas: “Las recusaciones son un mecanismo para poder decirle a una persona que puede tener un conflicto de interés con la decisión que va a tomar. (…) desde el Gobierno nacional insistimos en la atención de una recusación colectiva que debe atenderse acorde a la ley”, explicó Obregón.
Desde ese instante se marcó una línea clara: el Gobierno y el Ministerio ejercerían fuerte control y rechazo a las actuaciones subsiguientes.
Dudas en las candidaturas
No fue sino varias semanas después, el 14 de agosto, que Danilo Hernández confirmó su aspiración a la reelección. Sin embargo, no estaba solo en la aspiración. Al finalizar la etapa de postulaciones, eran un total de 19 candidatos.
En esta instancia se agravaron las sospechas en torno a la forma en que se surtió el proceso, según relató el presidente del sindicato de profesores Aspu, Walberto Torres, durante la reciente asamblea de estudiantes: “El Comité de Acreditaciones, que debía publicar un informe con los pormenores de las hojas de vida, a ver si cumplían los requisitos, no lo hizo. Ahí se generaron suspicacias”, apuntó.
Campaña y consulta
En medio de la falta de claridad, primero por la reforma en el estatuto y, segundo, por la falta de transparencia en el estudio de las hojas de vida; se prosiguió con el cronograma de elección en medio de una campaña donde llegaron a haber diferentes denuncias de compra de votos, apuntando contra distintos candidatos.
Se supo entonces, con el transcurrir de los días, que, por ejemplo, el candidato Leyton Barrios tenía el respaldo político de casas tradicionales de la ciudad, así como que el aspirante Wilson Quimbayo era el ungido de parte del ministro del Interior, Armando Benedetti, quien ha insinuado que está interesado en aspirar a la Alcaldía. Un juego de poderes que no ayudó para nada a bajar los ánimos caldeados.
Así pues, el jueves 2 de octubre una avalancha de estudiantes, literalmente tumbó la puerta del recinto donde se adelantaba la elección en medio de una aglomeración que solo hizo que las sospechas de compra de votos se dispararan. Fue ahí cuando el ministro de Educación, Daniel Rojas, pidió suspender la jornada por falta de garantías. A pesar de ello, los cinco candidatos que pasaron a la ronda final —en su orden de votación— fueron Danilo Hernández, Álvaro González, Leyton Barrios, Wilson Quimbayo y Alcides Padilla.
Denuncias y recusaciones
Días antes de la reunión acordada por el Consejo Superior para pasar a elegir el nuevo rector, programada para el 10 de octubre, una avalancha de recusaciones cayó sobre los consejeros.
Tres contra el gobernador Eduardo Verano, presidente del CSU; otras seis fueron presentadas contra Miguel Antonio Caro, el representante de las directivas académicas; a esas se sumaron dos en contra de la representante de los estudiantes, Angelly Díaz Cordero. También hubo una recusación colectiva contra los miembros del Consejo Superior, las que obligaron a suspender y aplazar la elección.
A eso se sumó una denuncia contra la hoja de vida del candidato Barrios, realizada por uno de los sindicatos de trabajadores de la Uniatlántico, Sintradeuna, quienes expresaron que este no cumple con el requisito de ser profesor universitario. Ello fue suficiente para que el Ministerio de Educación Nacional conminara a no hacer la designación del rector hasta que no hubiera claridades al respecto.
“Este despacho recibió denuncia presentada por Sintradeuna (Sindicato de Trabajadores de la Universidad del Atlántico) donde se manifestaba que existían certificaciones contradictorias emitidas por la Corporación Universitaria Americana sobre la vinculación del señor Barrios, sobre la cual la Institución aclaró que este mantuvo un vínculo de carácter civil, como docente bajo la modalidad ad honorem (...) el estatuto docente de la Corporación Universitaria Americana, en su artículo 16 clasifica a sus docentes entre tiempo completo, tiempo completo especial, medio tiempo, catedrático, y transitorio u ocasional, no contemplando una figura como docente ad honorem”, expresó el Ministerio.
Elección, paro y disturbios
Pese a las advertencias, en una segunda sesión realizada el pasado lunes 27 de octubre se dio la elección escogiendo al controvertido Barrios con los votos de del presidente del CSU, Eduardo Verano; Miguel Antonio Caro, representante de las directivas académicas; Abraham González, representante de egresados; Angelly Díaz Cordero, representante de los estudiantes, y Manuel Fernández, representante de los gremios, para el 5-0.
Los consejeros representantes de Gobierno nacional, Ministerio de Educación, profesores y exrectores se levantaron de la mesa antes de votar en protesta a las presuntas irregularidades del procedimiento.
Minutos después, la facultad de Ingeniería se declaró en paro. Para el jueves al mediodía los estudiantes convocaron a asamblea donde ocho de las diez facultades votaron por paro indefinido, exigiendo tanto las renuncias de Barrios a la rectoría como de Díaz Cordero a la representación de los alumnos.
Esa tarde, en medio de los trinos de los ministros Benedetti y Rojas, así como del presidente Gustavo Petro, se vivió un enfrentamiento entre los estudiantes y la Policía, que terminó en denuncias de agresiones por parte y parte y una investigación de la Procuraduría Nacional.
A la fecha, a 15 días del final del semestre, el paro sigue y las tensiones no bajan; el rector Barrios se reunió por primera vez el pasado viernes con sus decanos y otros solo quieren terminar clases.
Sectores del estudiantado piden retomar normalidad académica
Luis Villanueva, estudiante de historia, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas y líder estudiantil de la Universidad del Atlántico, le expresó a EL HERALDO el deseo de un importante sector de los estudiantes de regresar a clase: “El paro no es algo generalizado ni tampoco homogéneo. Hay sectores, expresiones políticas dentro de la universidad, que se están encontrando en espacios asamblearios, en espacios de deliberación, donde se piensa de alguna u otra manera, como dar un pliego de peticiones o de quejas alrededor designación del nuevo rector. Hoy estamos aquí dando una versión de los estudiantes que se sienten identificados en defender la continuidad académica”, explicó.
En ese mismo sentido se refirió Laura Arrieta, representante estudiantil ante derechos humanos y paz de la Universidad del Atlántico.
“Hoy no queremos que reine la violencia. Hoy vemos cómo vandalizan facultades, digámoslo así, que por hacer un paro y porque una facultad no estaba de acuerdo en el paro, decidieron vandalizarla. Aquí no se trata de simplemente pelear, porque es que tú no quieres el rector que yo quiero, aquí se trata de construir todos el llamado, siempre va a ser al diálogo, a la paz y al respeto”.
Entrevista a al rector Leyton Barrios: “Con el paso de los días, siempre llega el momento de la aceptación y del reconocimiento de que la institucionalidad de la universidad debe continuar”...
¿Qué mensaje entregar al Gobierno Nacional que se ha mostrado con deseo de intervenir en la situación?
El Gobierno nacional debe tener tranquilidad que nosotros llegamos a la Universidad del Atlántico como hijos de esa institución educativa. Nosotros tenemos un compromiso con toda la comunidad educativa de fortalecer cada una de las líneas misionales, el tema de investigación, fortalecer la calidad académica, fortalecer sobre todo el tema de la oferta académica y la cobertura. Nosotros vamos a trabajar de la mano con esa política de ampliación de cobertura que tiene el Gobierno nacional y permitir que muchos jóvenes, no solamente del departamento, sino de Colombia entera, tengan la posibilidad de terminar sus estudios.
¿Cuál es la visión que usted tiene actualmente de la Universidad ahora que ya se reunió con los decanos?
Estamos en el proceso de empalme, revisando con un equipo muy serio cada uno de los aspectos fundamentale: el tema financiero, el tema de la unidad de salud y el tema de los programas, pero sobre todo de los currículos de los programas, el tema de la internacionalización. Yo puedo resaltar fuertemente lo que se viene haciendo la universidad en el tema de mejoramiento de la infraestructura educativa. Se han hecho esfuerzos importantes; la recuperación que se va a hacer de la sede 43 con una inversión superior a los 50 mil millones de pesos, creo que es importante.
¿Cuándo usted fue alumno, cómo vivió las épocas de los cambios de rectores?
Debo decir que pude darme cuenta que la universidad pública es muy distinta a la universidad privada. Todos estos movimientos, toda esta beligerancia de los estudiantes son connaturales a la universidad. Pero lo que siempre ha existido es una aceptación a la beligerancia, a la crítica, pero constructiva y con respeto. La historia nos ha enseñado que existen movimientos, producto de que aquellas personas afines a las personas que no fueron o no alcanzaron la dignidad de llegar a la rectoría, empiezan a mostrar su molestia. Por eso esto es natural. Con el paso de los días, siempre llega el momento de la aceptación y del reconocimiento de que la institucionalidad de la universidad debe continuar.
Porque uno tiene que entender que la universidad está por encima de cualquier rector, de cualquier funcionario público. Uno simplemente es un agente que en un momento determinado aporta para que sigan descargando los procesos al interior de las entidades a las que va a dirigirse.



















