Compartir:

Quien camine por las calles de Barranquilla no tarda en levantar la mirada y encontrarse con un panorama común: postes saturados de cables, líneas colgando sobre los andenes y ‘enjambres’ que se cruzan frente a las viviendas. Estas llamadas ‘telarañas’ de cables se han convertido en parte del paisaje urbano, pero también en una preocupación para la ciudadanía por los riesgos que representan.

El problema es evidente tanto en barrios tradicionales como en zonas modernas. En lugares céntricos como el Paseo Bolívar o un poco más al norte, como la calle 84 con carrera 47, los cúmulos de cables compiten con las fachadas y generan un impacto negativo en la imagen urbana. En sectores residenciales, las marañas cuelgan a baja altura, afectando la movilidad y generando temor entre quienes transitan diariamente.

A las afectaciones estéticas se suma el riesgo. En temporadas de lluvias y fuertes brisas no son raros los chispazos, caídas de cables o apagones. En algunos casos, el cableado en desuso permanece durante años colgado en los postes, sumándose al nuevo tendido de energía y telecomunicaciones, lo que incrementa la confusión y el peligro.

La comunidad ha expresado reiteradamente su inconformidad por esta situación, señalando que esta situación no solo afea a la ciudad, sino que también la expone a emergencias.

Lea también: Ojo al dato: cierres viales programados del 14 al 18 de octubre en Barranquilla

Además, ha expuesto que el desorden del cableado genera sensación de abandono y contrasta con los proyectos de modernización y embellecimiento urbano que se vienen impulsando en la capital del Atlántico.

El ciudadano Jorge Martínez señaló que se debe reconocer que aunque la ciudad de Barranquilla ha dado pasos significativos hacia el desarrollo, el cableado sigue siendo uno de sus principales retos.

“Ya uno ni mira para arriba porque lo que ve es un enredo de cables que parece caerse en cualquier momento. El día que uno de esos cables sueltos cause una tragedia sin precedentes, entonces sí vendrán las soluciones”, expresó Martínez.

Además del riesgo eléctrico, la ciudadanía reclamó el impacto negativo en la imagen urbana de una ciudad en constante crecimiento y modernización.

“Queremos una ciudad turística, bonita para mostrar, pero lo primero que ve un visitante son esos cables colgando. Da vergüenza”, opinó Juliana Pérez, estudiante universitaria.

La situación también preocupa a los comerciantes, que temen apagones, incendios o cortocircuitos en sus negocios.

“Cuando cae un aguacero, los cables suenan y botan chispas. A veces toca cerrar el local por precaución”, relató José Gutiérrez, tendero del barrio Los Nogales.

JOSEFINA VILLARREALAsí se encuentra el cableado en la calle 47 entre carreras 14 y 19.

Peticiones y acciones

Ante este panorama, los ciudadanos y líderes comunitarios han pedido al Distrito y a las empresas de servicios públicos y telecomunicaciones que se dé celeridad a la implementación de un plan de organización y retiro de cables en desuso. La expectativa ciudadana es que se logre un ordenamiento que no solo embellezca el entorno, sino que garantice seguridad y confianza en los espacios públicos.

Al respecto, el arquitecto Orlando Manjarrez, líder de la acción popular interpuesta en 2017 contra el desorden del cableado en la ciudad, denunció el incumplimiento del fallo del Juzgado Tercero Administrativo del Atlántico, emitido el 30 de junio de 2023, que ordenaba medidas concretas para eliminar los rollos de cables y mejorar la seguridad del espacio público.

Según él, el fallo establecía tres disposiciones centrales: ordenar el acompañamiento de la Secretaría Distrital de Espacio Público y Control Urbano a identificar a las compañías propietarias de las líneas y exigirles retirar los rollos sobrantes en un plazo máximo de dos meses; realizar inspecciones a los postes eléctricos para evaluar su condición estructural y prevenir riesgos de colapso.

“A pesar de este fallo de hace más de dos años, de existir un decreto de la Alcaldía desde hace tres años y un acuerdo del Concejo, la ciudad sigue llena de rollos y telarañas de cables, que han causado muertes, daños materiales y un evidente deterioro del paisaje urbano”, advirtió.

Lea también: víctimas del conflicto muestran su talento en la feria ‘Sembradores de Paz’ del Sena Atlántico

El arquitecto aseguró que en la primera administración del alcalde Alejandro Char se había prometido la subterranización del cableado en todas las vías intervenidas, pero en la práctica no ocurrió.

“Ahí tenemos los ejemplos de la calle 76, la carrera 51B, la carrera 21, y otras vías donde no se cumplió”, afirmó.

Manjarrez, quien promovió la acción popular hace ocho años, aseguró que desde abril de este año está a la espera de un pronunciamiento sobre una solicitud de desacato al fallo judicial, pero aún no obtiene respuesta.

“Ni siquiera he recibido comunicación de la Alcaldía. Al contrario, cuando visité en noviembre pasado al entonces secretario de Control Urbano, Angelo Cianci, acompañado de mi abogado, la respuesta fue indiferencia total”, explicó.

JOSEFINA VILLARREALLa situación se presenta en las cinco localidades de la ciudad, sin distinción de sectores.

Acciones locales

En la reciente audiencia de rendición de cuentas, el Distrito de Barranquilla indicó que desde el año 2024 se iniciaron las intervenciones de zonas críticas y la creación de una política pública para controlar y regular el cableado aéreo, contribuyendo así a crear entornos más limpios, funcionales.

De esta manera, de acuerdo con la administración distrital, se viene trabajando para minimizar el riesgo de accidentes, “aportando de esta forma al progreso urbanístico de la ciudad”.

Es de anotar que el llamado ‘Proyecto de Cableado Aéreo 2024’ se implementó en cumplimiento del decreto 0348 del 13 de julio de 2022, que establece las directrices técnicas para el tendido de cables en el Distrito.

“La normalización del cableado aéreo no sólo ordena la infraestructura de telecomunicaciones, sino que también contribuye a mejorar la calidad del espacio público y promueve un entorno más seguro y funcional”, se explicó.

De esa manera se ha logrado la eliminación de más de 10 toneladas de cableado en desuso en zonas claves de la ciudad, mientras que –en colaboración con las empresas de servicios públicos y operadores de telecomunicaciones– se han implementado normativas claras para el manejo del cableado aéreo.

A través de dicha iniciativa, según el Distrito, se adelantaron intervenciones en 15 sectores prioritarios, incluyendo centros educativos y áreas comerciales. Además, hubo un incremento del 25 % en la cobertura de cableado organizado en comparación con 2023.

JOSEFINA VILLARREALLa situación se presenta en las cinco localidades de la ciudad, sin distinción de sectores.

Pocos avances de la política pública expedida por el Concejo

El concejal Juan José Vergara recordó que desde el año 2022 se aprobó el Acuerdo 025, mediante el cual se estableció una política pública para el desmonte del cableado en desuso y la reorganización de las redes aéreas de la ciudad.

Según explicó, este instrumento jurídico le dio al Distrito las herramientas para exigir a las empresas prestadoras de servicios ordenar sus instalaciones y desmontar los rollos de cables abandonados que deterioran el espacio público y ponen en riesgo a los ciudadanos.

Vergara agregó que cerca del 80 % de esos cables están en desuso, pero nunca son retirados por los operadores, lo que ha generado accidentes en las calles de Barranquilla. Además, señaló que si bien desde la expedición del acuerdo se han hecho pilotos y se han adelantado mesas de trabajo entre la Alcaldía, la Oficina de Espacio Público y las empresas cableoperadoras, los avances no han sido suficientes.

Lea también: Un cementerio de mangles: el declive ambiental de la ciénaga Los Manatíes

“Sabemos que no es fácil porque casi toda la ciudad tiene esta problemática, pero hay que seguir insistiendo. Hemos hecho recorridos, revisado desmontes en algunos sectores y hemos puesto el tema en la agenda, pero el desorden sigue siendo grande”, dijo.

El cabildante conservador también señaló que el cableado en uso debe cumplir con las normas técnicas, entre ellas la altura mínima de seis metros establecida por el reglamento RTI. Sin embargo, en muchas zonas de la ciudad los cables cuelgan a baja altura, lo que agrava los riesgos en época de lluvias y genera problemas de movilidad y seguridad.

“Nosotros seguiremos insistiendo desde el Concejo, con la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público y con los operadores, pero es necesario que estas empresas tomen conciencia”, puntualizó.

JOSEFINA VILLARREALCables enredados por falta de control urbano.