Sumergirse en los paradisíacos rincones de la Ciénaga de Mallorquín es un lujo —además gratuito— que se halla a las afueras de la ciudad. Este espacio, que desde tiempos inmemoriales ha sido fuente de vida, es también evidencia tangible del progreso que ha tenido Barranquilla desde un frente sostenible.
Las riquezas de la Ciénaga de Mallorquín quedarán expuestas ante el mundo a partir de este 8 de julio, con la llegada de más de mil expertos globales, empresarios y académicos al Foro Mundial de Desarrollo Local (Ocde). Este evento de talla mundial se realizará en el Centro de Eventos Puerta de Oro, siendo la primera vez en su historia que se desarrolla en una ciudad por fuera de Europa.
Le puede interesar: Impulsan la Educación Inicial con jornada de capacitación docente
Aunque está previsto que culmine el 11 de julio, la verdadera aventura por los senderos de Mallorquín empezará al día siguiente, con el Ecofest. Este festival está diseñado para que los expositores de la Ocde y los ciudadanos conecten con la sostenibilidad a través del ecoturismo, el deporte, la gastronomía y el bienestar.
“El Ecofest le dará continuidad al foro. Queremos mostrarle a todos los expertos que vienen que, efectivamente, estamos a la altura. A través del Ecofest, que es una propuesta abierta, buscamos que todos los ciudadanos participen y, a su vez, mostrar lo que se está trabajando en sostenibilidad”, expresó Pamela Reátiga, organizadora del evento, a EL HERALDO.
Y añadió: “Vamos a tener actividades deportivas para quienes disfrutan del deporte; también gastronomía, música, baile, fiesta, rumba, terapia y actividades para niños. Buscamos que cada persona encuentre una actividad que lo atraiga”.
Además: Gobernación del Atlántico fortalece competencias en accesibilidad digital
Estas actividades, que serán gratuitas y se desarrollarán durante tres días, incluyen recorridos organizados por las comunidades de la Ciénaga de Mallorquín. En ellos se podrá participar en la siembra de mangles, actividades de bienestar y una amplia variedad de experiencias, como ser pescador por un día, entre muchas otras.
Cabe resaltar que los paseos por la ciénaga hacen parte de la propuesta de Ecofest de incorporar un turismo restaurativo y comunitario, en el que no solo se apoye a las comunidades locales, sino que también se realice un aporte a la restauración del entorno.
Un recorrido transformador
Ecofest, tal como se mencionó anteriormente, contará con distintos espacios para conectar con la naturaleza. Los recorridos serán pieza fundamental en las jornadas. Liderados por Ecoturismo Mallorquín, una corporación enfocada en el turismo comunitario y regenerativo, el viaje hacia los rincones místicos, verdes y silvestres de la ciénaga se dividirá en distintas fases.
La meta es clara: cautivar a los visitantes con los tesoros ecológicos y cultivar un sentido de pertenencia en los asistentes locales. La primera estación será la entrada al pulmón del parque: sus manglares.
Lea también: Comerciantes del mercado de Granos, certificados como pregones de la historia local
Guías turísticos como Bryan Palacín y Evelyn Berríos expondrán las características de los cuatro tipos de mangle que habitan en la ciénaga: el mangle zaragoza, único que puede vivir fuera del ecosistema; el mangle amarillo, encargado de evitar la erosión costera; el mangle negro, cuya función es filtrar la salinidad, y el mangle rojo, cuyas extensas raíces son el hábitat de peces y cangrejos.
Mientras respiran el aire más puro de la ciudad, el recorrido continuará hacia la torre de la contemplación, un punto estratégico para observar la inmensidad de la ciénaga. Posteriormente, la labor de los asistentes será crucial, pues deberán sembrar un mangle rojo cercano a la desembocadura del río y el mar Caribe.
“Sembrar mangles es sembrar vida, porque ellos se encargan de capturar dióxido de carbono de la atmósfera. Los mangles absorben, en promedio, de tres a cinco veces más carbono que los bosques convencionales”, explicó Bryan Palacín.
Sembrar un mangle es una experiencia transformadora. Más allá del acto en sí, lo es por el entorno que se visita para darles un nuevo hogar. Allí, como en toda la ciénaga, confluyen garzas, cangrejos violinistas y de jaiba, moluscos, caracoles y otras especies que, en efecto, despiertan la motivación de cuidarlos.
“Para nosotros es importante transmitir ese sentido de pertenencia con el medio ambiente. Nuestra Ciénaga de Mallorquín siempre ha sido muy importante. Ha sido un medio y una fuente de vida, porque muchas familias han sacado su sustento de aquí: pescadores, recolectores de ostras, de chipichipi, del caracoleo”, señaló Evelyn Berríos.
Y agregó: “Tenemos que seguir cuidando este ecosistema. No podemos contaminarlo. Sobre todo la ciénaga, que es tan importante para nuestra ciudad, Barranquilla. Es un pulmón natural. Si la dañamos, si arrojamos basura o desechos, no solo estamos afectando la ciénaga: nos estamos dañando a nosotros mismos”.
Cabe destacar que Evelyn Berríos es integrante de un cabildo menor de Mokaná y promotora de estos modelos de emprendimiento. Como Bryan, creció en el corregimiento de La Playa, un territorio cercano a la ciénaga que, por vivir de ella, ha desarrollado desde siempre un profundo interés por preservarla. Esta suma de factores los convierte, sin duda, en los indicados para mostrar al mundo el progreso sostenible de la ciudad en los días posteriores al foro de la Ocde.