En Tubará, muchos habitantes han perdido la cuenta de los múltiples siniestros viales que se han registrado a la altura de la popular ‘Vuelta de Macario’. A pesar de eso, en su mente se encuentran intactos de los fatídicos accidentes que se presentaron en julio y noviembre de 2017, en los cuales perdieron la vida varias personas y otras más resultaron con lesiones.
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Tal es el caso de Diana Heredia, una mujer de 44 años que durante la última década ha vivido en una finca del sector. Para ella, residir en los alrededores de la carretera que conecta a Tubará con la Vía al Mar es vivir en medio de la zozobra por lo que pueda suceder.
Por eso, aseguró, cada vez que su hijo sale en la moto se encomienda a Dios para evitar que se presente cualquier accidente en esta vía, que es considerada –según los reportes del Tránsito del Atlántico– en una de las de mayor índice de siniestralidad en el Atlántico.
'Los accidentes casi siempre son el mismo lugar, en la vuelta. Por eso, cuando Samir sale a llevar a los niños más pequeños, yo le pido a Dios que, así como va, regrese. Que lleve a sus hermanos, vuelva y los traiga de su escuela sin problema', sostuvo la mujer, quien en las tardes atiende una venta de mamones a la orilla de la carretera.
Samir Vergara, hijo de Diana, reconoció que para transitar por la vía debe hacerlo con precaución, debido a que existen tramos en que se dificulta la visibilidad: 'En la moto siempre va uno muy pendiente de los frenos, sobre todo si va bajando. Incluso, cuando hay camiones o carros grandes bajando, uno prefiere ir atrás y esperar que pasen, en lugar de adelantarlos'.
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La intervención
Para brindar una solución a las comunidades que utilizan este corredor vial, el Tránsito del Atlántico ha adelantado tres intervenciones en la zona.
En la más reciente se realizó la instalación de 48 metros de resaltos plásticos, distribuidos en 13 líneas, en sentido Tubará – Vía al Mar, con el propósito de obligar a los conductores a reducir la velocidad de los vehículos dada las condiciones de pendiente y curva que tiene este punto.
Además, la entidad instaló 51 tachones plásticos como separadores de carril para dar continuidad a los ya existentes y evitar que los conductores invadan el carril contrario, donde la visibilidad es corta o deficiente.
'Hemos reforzado la señalización y los elementos de contención, para garantizar condiciones de movilidad más seguras en la zona', aseguró el subdirector de Seguridad Vial del Tránsito del Atlántico, Javier Visbal.
El funcionario agregó que también se demarcaron 13 kilómetros de la doble línea central de la vía Bajo La Habana, desde el punto 'Vuelta de Macario' hasta la Vía al Mar, para delimitar la circulación y evitar la invasión de carril.
'Fue bueno que pusieran esas colombinas, porque obligan a reducir la velocidad. En la noche es muy oscuro, en eso ayuda bastante la línea, por la poca visibilidad. Pero hay personas que no los respetan, sino que se los quieren volar y causan accidentes', dijo Jesús Ospino, residente de la zona de Bajo La Habana.
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Algunas recomendaciones
Las autoridades de tránsito también hicieron una serie de recomendaciones a los conductores para poder transitar de manera segura por dicha zona.
Emerson Mercado, educador vial de Tránsito del Atlántico, expuso que movilizarse por la zona requiere la mayor destreza, habilidad, concentración y prudencia por parte del conductor.
El experto también expuso que en el sector conocido como la ‘Vuelta de Macario’ se presentan condiciones difíciles con fuerzas físicas contrarias al movimiento del vehículo a la hora de subir, mientras que en el descenso se presentan fuerzas complementarias a la aceleración y hay mayor velocidad.
'Lo que puede suceder al momento del descenso es que si el conductor no tiene las destrezas suficientes, al momento de frenar y el vehículo no tenga la fuerza suficiente, se pueden recalentar las bandas y producirse un deterioro en el sistema de frenado', explicó.
Ante esa situación, Mercado indicó que 'en descenso se le recomienda a los conductores siempre hacerlo con un cambio, idealmente el mismo con el que se asciende, para que se active el freno de motor, que es la mejor forma de reducir las aceleración del vehículo, complementando el freno asistido y sin abusar de este sistema'.
También indicó que es necesario que en el ascenso se guarde una distancia aproximada de 100 metros con respecto a otros vehículos en la misma dirección, 'ya que el impulso de subida pudiera verse afectado en la mitad de las curvas, si el otro vehículo no subió de forma eficiente'.
En ese momento, según el experto, hay que apoyarse mucho en el impulso del vehículo y su fuerza mecánica. Debido a esto se les recomienda a los conductores que, cuando las revoluciones del vehículo o el indicador de velocidad empiecen a disminuir, se descienda una marcha y continúe con el impulso.
'Hay que asegurarse de que la visibilidad permita una buena toma de decisiones con respecto a los vehículos que transitan delante o detrás', puntualizó Mercado.
