Archivo particular ¿De qué manera el placer por el movimiento se convierte en una profesión? Figuras como Peter Palacio, Mónica Gontovnik, Rosanna Lignarolo, por citar apenas algunos han venido dejando huella importante en el terreno de la danza en Barranquilla, donde de manera espontánea la mayoría de sus habitantes tiene alma de bailarín. Hay que pulir y darle forma a ese potencial, que en Barranquilla se baile así, no es gratuito.
No obstante no existe una facultad que avale el carácter profesional. Pero en buena hora, la Universidad del Atlántico anuncia ahora que adelanta desde la facultad de Bellas los estudios preliminares para que la danza alcance otro nivel. En estos momentos se indagan las necesidades colectivas para pasar al diseño curricular. Se contemplarán soluciones locativas, y contando que esos pasos conduzcan a la aprobación oficial, el próximo año habrá corte de cinta para este proyecto.
Por esto, ayer y el miércoles la institución ofreció funciones con la compañía Danza Común, convocatoria que tuvo una respuesta espontánea de 120 personas aplaudiendo un elenco del que hace parte Bellaluz Gutiérrez, quien en su infancia bailó en una de las escenas de la Loa, en su Baranoa natal, Ella es una de las tres directoras de la compañía bogotana. En medio de la plasticidad de la danza contemporánea, Bellaluz reconoce que se puede ser feliz desde las carreras que no son tradicionales.
“Si una sociedad abre espacios para ello, si le da cabida a la diversidad contribuye a la felicidad”, expresa mientras da un viraje a su infancia, envolviendo bolsas de papel llenas de azúcar que su familia vendía en una tienda. “Ahora se origami. Mi misión era aprender, enseñar”. También es profesora de danza, pasión que descubrió mientras estudiaba literatura, disciplina en la que se graduó.
“La apertura de la facultad de danza va a dinamizar la economía en torno a la cultura y lo que va a pasar en la ciudad es importante porque cada quien tiene necesidad de expresarse, desde los folclórico, desde lo contemporáneo”. Mientras llega el momento de abrir el telón, otra de las directoras, Margarita Roa, sentencia que cuando una persona que le gusta la danza va a la universidad la sociedad empieza a considerar la danza como un trabajo serio.
Al final de la función, Saray Delgado, estudiante de segundo grado del Colegio Colón, dice sin timidez que se quedó dormida. “Yo quería ballet, es tan elegante, porque solo sé bailar El Garabato”.
A ritmo futurista
Con la convicción de que las artes están cruzando las fronteras de la interdisciplinaridad, y con el deseo de brindar una oferta académica que aborde las necesidades del sector de la danza y su proyección a futuro, Guillermo Carbó, director de la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, anuncia que la institución está en estos momentos en la fase preliminar para abrir el próximo año un programa de danza que se adecue al contexto cultural de la Región, y que alcance la proyección y la dinámica que exige el mundo contemporáneo.
Por Martha Guarín R.
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