Compartir:

Paula Andrea Ospina Buelvas brincaba, eufórica, una y otra vez, sobre una mujer con su mismo nombre. 'Fue por ella. Mi nombre fue por ella', repetía mientras, con sus Converse blancos, casi bailaba sobre un rostro pintado en acuarela y fijado al piso gracias a la técnica del vinilo adhesivo para alto tráfico. Era el recuadro número 41 sobre el que se movía, rotulado con el año 1992. Una Paula Andrea Betancourt con el rostro triste la miraba desde el suelo.

El Portal de las reinas. El reinaugurado Portal de las Reinas es una parada casi obligada para los transeúntes que deambulan por el Portal de los Escribanos, en la Plaza de Bolívar de Cartagena de Indias. Desde el 2 de noviembre del año pasado, los rostros de las 64 señoritas Colombia que ha coronado nuestro país se pintaron a ‘full color’ para no pasar desapercibidas en el umbral de la sede del Concurso Nacional de Belleza. 'Las retocaron, no se veían', dice Tania Sequea, una lugareña que lleva años siguiendo el reinado y para quien su favorita también es la paisa Paula Andrea, quien representó, en su momento, al departamento del Amazonas.

Tania se refiere a la antigua apariencia de ese collage de beldades, que desde el 2007 se levanta bajo esas coordenadas, pero hasta hace un año lo hacía en mármol negro, material en el que estaban pulidas las caras del ramillete real de la historia de Colombia al completo. 'Hasta ahora me doy cuenta que lo cambiaron', asegura, detallando rostro por rostro y reclamando lo que el nuevo reinado se ha llevado de Cartagena. 'El desfile en traje de fantasía –se refiere al artesanal– ya lo hacen en otra ciudad. Y ese desfile en traje de baño del domingo era más publicidad que otra cosa'.

Ella, como muchos otros cartageneros, sienten que les han robado algo que históricamente ha sido suyo, y a ello le atribuyen el desinterés creciente por el certamen de belleza. Sin embargo, aún quedan esporádicos entusiastas. Como Paula Andrea, la de los Converse, nacida en 1997, cuatro años después de que su padre Álvaro Andrés Ospina se 'enamorara' de la otra Paula Andrea, la Betancourt. 'Estoy orgullosa de tener el nombre de esa mujer. Soy una reina', dice la adolescente, quien, con un grupo de amigas, trabaja promocionando una cerveza estadounidense que acaba de llegar al mercado colombiano. 'Tú no eres una reina', le increpa una de sus compañeras. 'Déjame ser feliz', le responde ella, quien también, hasta ahora, se percata de la renovación.

La otra real…idad. Pero no solo los hay nostálgicos, sino los que recuerdan que detrás de la ‘historia más bella’ del país hubo también polémicas atadas a un pasado no tan lindo como las caras asomadas en el andén. Mientras un espontáneo guía les explica a un par de chilenas de qué se trata ese paredón de mujeres, otro suspicaz caminante le grita que cuente bien la historia. 'Hay muchas reinas que han estado en el narcotráfico. Cuente, para que vea cuántas hay…', y se escapa, mientras que las extranjeras levantan la mirada y el guía que hallaron en el camino se nota incómodo.

El embarazoso momento se rompe cuando Jenny Olivares, una de las chilenas, recuerda que Cecilia Bolocco es la única Miss Universo que han tenido en el país austral. Su amiga Paula –sí, así se llama su compatriota; otra Paula en ese lugar– explica que, más o menos, desde el año 2000 Chile le dejó de prestar atención a sus beldades. Parece que la ausencia de coronas internacionales los desencantó. Lo que sí tienen claro es que están en territorio real, y que desde que se bajaron del avión, el lunes pasado, todo parece apuntar al concurso de belleza que se vive por estos días en su paraje turístico.

En cambio, Irving Mendoza, un salvadoreño que aterrizó el sábado en La Heroica, no sabía nada de ese universo de candidatas hasta que se topó con la escena de gente mirando al suelo. Sacó su smartphone del bolsillo y le sacó fotos al piso más lindo de toda Cartagena. '¿Allá también hay tantas reinas?', le preguntan. 'Sí, pero no tan lindas como acá', señala. Se declara al tanto de que Paulina Vega es Miss Universo, y promete sumergirse más en ese ambiente que reina en el Corralito de Piedra por estos días. Llegó al portal buscando un Juan Valdez y se va raudo de felicidad por haberse encontrado ese cuadro de bellezas, sobre el que preguntó bastante.

Pasan una, dos y tres personas más que ignoran por completo los rostros que pisan. Los extranjeros, los más interesados en la escena, casi siempre se detienen a hacer su análisis, como el combo de cuatro portugueses que determinó que Taliana Vargas era muy linda, al igual que Ariadna Gutiérrez; su dictamen arrojó, también, que Lucía Aldana tenía más bien una belleza común. La que no pasó el examen fue María Teresa Egurrola, señorita Colombia 1988-1989, quien, si fuera por ellos, no estaría allí pintada.

La Miss Universo encanta

Justo debajo del ramillete real de señoritas Colombia, otras dos caras alzan la mirada desde un bloque aparte. Son Luz Marina Zuluaga y Paulina Vega, la dos únicas Miss Universo que ha tenido el país. Fueron añadidas al cuadro principal luego de que Paulina se alzara con la corona del certamen orbital el pasado mes de enero. La barranquillera es de las más señaladas y elogiadas por los transeúntes, que suelen hacer comparaciones entre ella y las cuatro virreinas universales: Paola Turbay, Paula Andrea Betancourt, Carolina Gómez y Taliana Vargas.